lunes, 25 de agosto de 2008

María Isabel Rueda y su corta visión sobre la violencia de género (respuesta a uno de sus malogrados consejos)

NOTA: El presente artículo hace parte de un libro que preparo en la actualidad sobre la mujer, por lo tanto hay que leerlo teniendo en cuenta dicha premisa.

VIOLENCIA DE GÉNERO

En el caso de Colombia la desigualdad es enorme; así se haya legislado a favor de la mujer, la oferta de trabajo privilegia al hombre y a la mujer se la sigue considerando inferior en capacidades y en desempeño laboral. En cuanto al desempleo femenino es del 22%, uno de los más altos en América Latina, frente al 17%; donde el desempleo alcanza la escalofriante cifra de 6.5 millones de mujeres cesantes, mientras que México tiene el más bajo con 2.7%, hombres incluidos. El promedio salarial de las mujeres en Colombia es del 25% menos que le de los hombres; mientras que las estadísticas de mujeres jefes de hogar, para 1998, era del 24.4%, según datos proporcionados por el DANE, en el 2000. Por otra parte la precariedad de los empleos, en América Latina, afecta más a las mujeres que a los hombres, ya que muchas de ellas trabajan en actividades donde es más difícil ejercer un control por parte de la administración; como es el caso de las empleadas domésticas. En Colombia el 18.5 de la población femenina rural es analfabeta, 0.6% más que la población masculina. Los préstamos del Banco Agrario en el 2000, eran del 84% para los hombres y el 16% para las mujeres. La titulación de terrenos baldíos es del 44% para los hombres y del 28.4% para las mujeres.[1] Sin olvidar que es el país con el mayor número de desplazados en el mundo, 3000000, en el 2008. Víctimas del conflicto armado que padecemos desde hace 50 años, pero sobre todo víctimas del paramilitarismo. En cuanto a la violencia física en contra de las mujeres, habría que recordar que en Argentina cada 36 horas es asesinada una mujer, el 40% de ellas por sus conyugues o compañeros. Sólo en el 2007 fueron asesinadas 240. “La tasa más alta de femicidios en Europa corresponde a Rumania, con 12,9 mujeres asesinadas anualmente por un millón de habitantes. En Bélgica es de 10,61, en Portugal de 5,07 y en España de 3,27. La tasa más alta en el mundo es la de Colombia”. El País, España, 2004[2] En Francia cada 72 horas una mujer es asesinada por su pareja o expareja. Sus derechos sociales aún están por debajo de sus derechos civiles y políticos. En el 2007, 4000 mujeres fueron violadas cada mes, lo que arroja una cifra aterradora de 48000 violaciones en el año. Una mujer, de cada 10, confiesa ser víctima de violencia conyugal, pero sólo un 13% denuncia. En España la violencia contra la mujer no ha dejado de crecer en los últimos años. Sólo en el 2007 hubo 170 asesinatos cometidos en el seno de su hogar. Asesinatos que se comenten cada vez de manera más brutal: uso de hachas, tirarlas por la ventana o el balcón o quemarlas vivas. El 6 de diciembre de 1989 ha pasado a la historia como una de las más tristes fechas de feminicidio en el mundo. Me refiero a la Masacre de Montreal, donde murieron 19 estudiantes de la Escuela Politécnica, llevada a cabo por un solo hombre que las asesinó por ser mujeres y por robarle, según él oportunidades de estudio y empleo. Luego de cometer el acto se suicidó, dejando una carta en la que enfatizaba en que no era un loco, sino que había realizado el asesinato colectivo con plena conciencia de sus actos. Su nombre era Marc Lépine. Según Pierre Guéno, una mujer de cada 3 en el mundo, es golpeada u obligada a tener relaciones sexuales o sufre tortura psicológica. Desafortunadamente el silencio y el sufrimiento de millones de mujeres son pan de cada día y aún está lejos el día en que se termine. No obstante muchas veces la peor enemiga de la mujer es la mujer misma. Y sin embargo María Isabel Rueda, periodista de gran renombre en Colombia, le aconsejó al Congreso de la República de olvidarse de legislar a favor de la equidad de género. No solo es una enorme privilegiada en un país donde la iniquidad es rampante, sino que le da la espalda a sus congéneres, con el flojo argumento que en su caso nunca ha sido discriminada. Desafortunadamente ella no es la única en pensar de esa forma, por lo que la tarea por la reivindicación de los derechos de la mujer sigue siendo ardua, en América Latina en general y en Colombia en particular. María Isabel Rueda no es una periodista del siglo XIX, ni de mediados del siglo XX, aunque parezca demasiado insólito; estoy hablando de una mujer contemporánea y con gran influencia en el país. Por lo que Florence Thomas, la gran feminista y directora del Grupo Mujer y Sociedad, le escribió una carta abierta en su columna semanal del diario El Tiempo (7 de agosto de 2008), lo siguiente: “Recomendarle al Congreso no perder el tiempo con las reivindicaciones de las mujeres me parece demostrar una visión ingenua, clasista, pobre y, sobre todo, tan centrada en tu propia condición. No cabe duda de que necesitamos un Congreso con una fuerte perspectiva de género, con una decidida voluntad política que les apueste a los derechos de las mujeres, con una bancada de mujeres que no se deje manosear por los patriarcas de siempre, que no tenga miedo de hablar de mujeres cada vez que sea necesario, pues al contrario de perder tiempo, sería ganar un tiempo invaluable para el desarrollo de este país. El mundo empieza a saber que cuando las mujeres de un país avanzan, el país avanza y ningún hombre retrocede. Y para que las mujeres avancen necesitan herramientas legislativas, participación masiva en los espacios de decisión política y acciones positivas. Necesitan convicción para romper la aún mundial hegemonía masculina y convencer a mujeres como tú de que la democracia sin las mujeres no anda”. Habría que recordarle a María Isabel Rueda que en Colombia la violencia intrafamiliar afecta al 67% de mujeres y el 16% de los niños sufre maltrato infantil. Sólo en el 2007 se registraron 183 femicidios y entre enero y julio del 2008 se han presentado 64, según cifras de Medicina Legal” (datos proporcionados por El Espectador, 16.08.08). En materia de legislación en pro de la defensa de las mujeres, habría también que recordarle lo siguiente: Desde 1890 y durante más de 90 años el Código Penal contaba con una figura denominada Legítima Defensa del Honor, mediante la cual se exoneraba al hombre por asesinar a su esposa si ésta le era infiel. Un recurso polémico que fue reformado luego de la batalla que libraron las mujeres por la igualdad de género y el restablecimiento de sus derechos, aunque hoy en día sigue vigente para casos en los que se comprometa la reputación o el respeto por los derechos fundamentales de una persona. Actualmente existe otra figura que también ha generado controversia. Se trata de la motivación de ira e intenso dolor, un argumento que puede usar el abogado del agresor para que la condena se rebaje significativamente. Pero no es utilizado frecuentemente, porque se considera demasiado complaciente. De hecho, este no es el único mecanismo que existe en Colombia para lograr reducir considerablemente los años de prisión. Si el hombre o la mujer confiesa el asesinato, la pena ya no será de 25 a 40 años de cárcel, sino que puede llegar a ser de diez años o menos. El grupo de investigadores que trabajan en la Unidad de Vida de la Fiscalía explican que cerca del 70% de los casos de crímenes pasionales que se registran, por lo menos en Bogotá, son ejecutados por el esposo. La razón es que normalmente la mujer toma un arma como símbolo de protección, pero rara vez con la intención de usarla”.[3] Es claro que si no fuera por la legislación, la violencia contra las mujeres sería aún mayor, algo que María Isabel Rueda parece no comprender; por lo que yo agregaría que defender nuestros derechos y decírselo en una carta abierta, como lo ha hecho Florence Thomas, no significa que ella sea nuestra enemiga, ni que las feministas odiemos a las que no lo son; simplemente es hacerle caer en cuenta cuan ingenua puede ser su postura y cuanto análisis de la violencia de género le queda por hacer. La violencia en contra de las mujeres no ha dejado de crecer, pero también es cierto que hoy en día es más visible de lo que era hace 10 o 30 años. Al menos en lo que concierne al mundo occidental, las mujeres cada vez toman más conciencia de sus derechos y por lo tanto las denuncias se han incrementado. Lo que antes se cubría con un velo en la familia, imponiéndose la ley del silencio, hoy esa ley comienza a resquebrajarse; el miedo hacia el violento que habita en nuestra propia casa, poco a poco da paso a una toma de conciencia por parte de la mujer y en algunos casos de los hijos, por lo que la mujer encuentra las fuerzas necesarias para buscar ayuda y denunciar a la pareja que la acecha y martiriza. El sentimiento de inferioridad, tan arraigado en el género femenino, comienza a dar paso a un sentimiento de rebeldía ante la infamia de la que es víctima. Sin embargo no puede decirse lo mismo de los países musulmanes o de la India; sin contar con los países de regímenes totalitarios como la China y Cuba, donde los delitos son celosamente guardados por el Estado, por lo que la opinión pública desconoce lo que verdaderamente pasa en su propio país y por supuesto sin que les llegue nunca información de lo que sucede en el resto del mundo; ya que la opresión política también es otra forma de discriminación hacia una población en general y hacia la mujer en particular. Es el caso de Aung San Suu Kyu, la líder política del partido de oposición birmano. Desde 1990 ha estado prisionera en su casa, luego de haber ganado las elecciones con el 80% de votos a su favor. Desde entonces ha estado incomunicada, con algunas breves excepciones en las que ha quedado libre. En 1991 ganó el Premio Nobel de la Paz, pero la Junta Militar le negó la salida del país. Es también el caso de Benazir Butho, aparentemente asesinada en 2007 por órdenes expresas del presidente Musharraf, quien ayer mismo (18.08.08) debió demisionar, antes de exponerse a un juicio político en Pakistán. [1] Datos publicados en: Las mujeres en Colombia: una situación de desventaja. http://www.rel-uita.org/old/mujer/las%20mujeres%20colombia.htm [2]16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres. http://www.margen.org/wp/2007/11/25/16-dias-de-activismo-contra-la-violencia-hacia-las-mujeres/ [3]SUAREZ, Mariana y Diego Alarcón. El Espectador. Bogotá 16.08.08