martes, 17 de noviembre de 2009

CLAUDE LÉVI-STRAUSS

MI ACERCAMIENTO A CLAUDE LÉVI-STRAUSS
En los años 70, mientras realizaba mis estudios de literatura en la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá), tuve la gran fortuna de tener como profesor a un jesuita a quien le debo mi pasión por la historia de las religiones. Su curso se llamaba Ciencias Religiosas, y estaba dirigido a dilucidar el pensamiento de uno de los más grandes pensadores del siglo XX en dicha materia, Mircea Eliade, pero también estaban Georges Frazer o Roger Caillois. No fue sino hasta más tarde, cuando me encontraba realizando la Maestría y el DEA en la Universidad de la Sorbona (París), cuando tuve la oportunidad de conocer a otro gran pensador, Claude Lévi-Strauss (1908-1909).
Si bien Lévi-Strauss ha pasado a la historia como etnólogo y antropólogo, su formación universitaria fue como filósofo. Su recorrido por esas dos disciplinas, que apenas se estaban formando en la primera mitad del siglo XX, se debió a su conocimiento de las tribus brasileñas del Matto Grosso y de la Amazonía. En Brasil trabajó como profesor desde 1932 hasta 1939. No es sino hasta 1955 que publica Tristes Trópicos, un diario sobre su experiencia con algunas de las tribus brasileñas. Pero también es una reflexión sobre el pensamiento religioso y sobre las diversas creencias religiosas. Entre ellas el Islam, doctrina a la que critica abiertamente; pero también se encuentra su admiración por el budismo. Tristes Trópicos es una obra de gran importancia y actualidad, ya que Lévi-Strauss supo adelantarse más de medio siglo a la discusión que llena todos los espacios políticos actualmente: la protección del medio ambiente. Ya en los años 50 este gran pensador tenía en claro que la destrucción del planeta tierra lleva consigo la destrucción de la especia humana, y de todas las demás especies. Su discurso era claramente ecológico, en un momento en que nadie que fuera occidental lo había planteado, ni figuraba como eje central de su discurso. El libro fue un verdadero éxito, y aún hoy en día sigue siendo de obligatoria lectura, para aquellas personas que se interesan por la diversidad cultural y por la protección del medio ambiente.
Y es que a Claude Lévi-Strauss hay que mirarlo como el gran defensor de la diversidad cultural y religiosa. De origen judío, pronto sintió en carne propia lo que era ser rechazado en la escuela por compañeros intolerantes, y porque no decirlo ignorantes. Pero su gran persecución no se dio sino hasta la Segunda Guerra mundial, cuando perdió el empleo como profesor de filosofía, por ser judío. El gobierno de Vichy no sólo estaba persiguiendo a un hombre por sus orígenes religiosos, sino que estaba persiguiendo a una de las mentes más brillantes del siglo XX. En 1941 se exilia en Estados Unidos, donde tiene la oportunidad de conocer a Roman Jackobson. Las investigaciones que realiza van a desembocar en lo que más tarde se conocería como el pensamiento estructuralista.
Otra de sus obras cumbres, es Las estructuras elementales del parentesco (1949), donde desarrolla, de una forma magistral, su tesis sobre el incesto y las normas que lo prohíben en diversas culturas. Más que nada, es un intento para demostrar que la prohibición del incesto es una norma cultural, que tiene múltiples formas de desarrollo. Es así como en una cultura puede ser considerado incesto las relaciones entre tía y sobrino, pero en el caso contrario, tío-sobrina pueden ser plenamente aceptadas. La lectura de este libro es más que nada un descubrimiento de una de las normas que han llevado a ejercer el control sobre la sociedad. Pero sobre todo, es la posibilidad de entender los mitos judeocristianos que se han tejido con respecto a dicha prohibición; permitiendo de este modo la comprensión de un tema tan complejo.
Hablar de Claude Lévi-Strauss, es también hablar de Émile Durkheim o de Paul Rivet, pero ante todo es hablar de Ferdinand de Saussure. Lévi-Strauss comenzó a indagar en los lineamientos que buscasen desarrollar una teoría sobre los fenómenos sociales como vehículos de comunicación. Su teoría convergía en la lingüística de Saussure, uno de los más importantes lingüistas del siglo XX. Saussure nos explicó que era un “signo” y cuáles eran sus funciones dentro de la comunicación humana y Lévi-Strauss nos explicó que “el etnólogo es como un lector que debe descifrar un complejo mensaje que se hace presente en su experiencia, y la cultura extraña es ese mensaje que transmite, por diferencia, una variante más del tema “humanidad” (Claude Lévi-Strauss. Antropología Estructural. Altaya, 1994. Pág. 17). Los fenómenos sociales son vistos a la luz como códigos que deben ser leídos y comprendidos. Cuando esos códigos pertenecen a la cultura en la que el individuo ha nacido y con la que ha crecido, son fácilmente decodificados y entendidos; es más, se hace de una forma inconsciente y natural. No obstante, cuando dicho individuo se cruza con los códigos de una cultura diferente a la suya, debe entonces entrar a la decodificación de dichos mensajes; es decir, debe proceder a observar de una manera científica la cultura objeto de estudio.
En 1959 es elegido profesor en el Colegio de Francia, un importante reconocimiento a su vida profesional y en 1973 entra en la Academia francesa
En 1960 publica Mitologías, como resultado de su cátedra en la Sorbona sobre Religiones Comparadas.
En 2008 la prestigiosa editorial La Pléiade publica una selección de sus obras, que habían sido previamente escogidas por el mismo Lévi-Strauss. Este gran pensador murió el pasado 31 de octubre, cuando sólo le faltaban algunos días para cumplir 101 años.
Algunas de sus obras son:
Raza e Historia. Altaya.
El pensamiento salvaje. Fondo de Cultura Económica. 1964
Antropología Estructural. Altaya. 1994

1 comentario:

umbral de las voces dijo...

Debo agradecer a usted y a letras del Uruguay- que publica sus ensayos de usted- por tan brillante compendio y síntesis verdaderamente magistral sobre Levi Strauss. Reitero, mi agradecimiento y mi respeto.