viernes, 13 de julio de 2012

CIEN AÑOS DE SOLEDAD: MITO

EL REINO DE ESTE MUNDO, PEDRO PÁRAMO, CIEN AÑOS DE SOLEDAD, rompen con los postulados de una narrativa facilista y descriptiva, para sumergirnos de golpe en un mundo que va mucho más allá de las tesis del surrealismo que propugnaba André Bretón o del realismo mágico de Franz Roth. Este rompimiento se da por la irrupción de lo real maravilloso (que difiere del realismo mágico) en las letras hispanoamericanas; los escritores transcribieron el mundo circundante, el mundo americano que nunca ha dejado de maravillar a los europeos; al respecto Alejo Carpentier decía: "Lo real maravilloso nuestro, es el que encontramos en estado bruto, omnipresente en todo lo latinoamericano. Aquí lo insólito es cotidiano, siempre fue cotidiano". Esta irrupción tuvo como consecuencia directa el lanzamiento publicitario del boom, e hizo que la crítica literaria se revaluara, labor que exigía de los críticos nuevas disciplinas y nuevos enfoques que permitieran un acertado análisis y comprensión de la obra. Dentro de las nuevas disciplinas se encontraba el estudio del mito que permitiría una reivindicación y un acercamiento a las ricas tradiciones orales del continente, dando así una visión más amplia y más real al análisis del discurso literario. Las concepciones del espacio sagrado y espacio profano, de tiempo lineal y tiempo circular, como la explicación de la labor del chaman, son ampliamente desarrolladas, lo que significa que la literatura, la antropología, la historia de las religiones, la sociología y la etnología se unen con el fin de lograr una acertada interpretación del texto literario. Lo sagrado y lo profano en el espacio macondino La búsqueda de un territorio, instalarse en él, fundar una ciudad o un pueblo, construir la vivienda -según Mircea Eliade-, presupone una decisión vital del fundador y de la comunidad a la que pertenece, puesto que fundar significa "crear el cosmos", sacralizar el espacio escogido para habitar. En CIEN AÑOS DE SOLEDAD somos partícipes de la búsqueda de ese territorio, José Arcadio Buendía parte al exilio acompañado de algunos seguidores hacia una tierra nueva. La causa de su exilio es el castigo por dos transgresiones sagradas: el incesto y el asesinato de Prudencio Aguilar, asesinato comparable al fratricidio cometido por Caín; ya que en las sociedades naturales los miembros de una comunidad se consideran entre sí hermanos, de ahí que la mayoría de ellas sean sociedades exogámicas. Por otra parte si se considera desde el punto de vista cristiano todos los hombres son hermanos y el asesinato de uno de ellos sería la reconstrucción del asesinato primordial anteriormente referido: "-Está bien Prudencio -le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo. Fue así como emprendieron la travesía de la sierra. Varios amigos de José Arcadio Buendía, jóvenes como él, embullados con la aventura desmantelaron sus casa y cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les había prometido". José Arcadio Buendía debe abandonar la tierra de sus antepasados y buscar una nueva que le permita expiar y borrar la culpa cometida. Es así como comienza el éxodo por entre el pantano, las llanuras, la selva, teniendo que soportar las condiciones de un clima inclemente. El viaje significa la travesía obligatoria del espacio profano, del caos. Revelación del espacio sagrado: Cuando un objeto, un territorio o un animal se nos manifiestan como elementos sagrados se habla de la aparición de una hierofanía. Todo el cosmos es susceptible de devenir una hierofanía: un árbol, una piedra, un lago, una montaña, una estrella. La revelación puede ser provocada por el hombre o puede producirse bien sea mediante un trance chamánico o por un sueño tenido por el patriarca o jefe de la comunidad: "(cuando) acamparon junto al río... José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo". Este sueño no sólo recoge la tradición judeo-cristiana del sueño de las escalinatas de Jacob, sino que nos sumerge en el mundo africano reinante en el Caribe. Macondo es una palabra yoruba que significa banano. La palabra es sagrada, pero su significado es profano. Sagrada, porque protege a Macondo de los males exteriores mientras que éste se encuentre aislada del resto del país, y profana, por la explotación lucrativa de la fruta, lo que acarreará el comienzo de su desaparición. Este es uno de los más graves signos de decadencia y descomposición social que azota el pueblo. Etnocentrismo: Los griegos denominaban a todo aquel que no había nacido en territorio helénico con el apelativo de "to xeno" (el extranjero). Luego extranjero se convirtió en "bárbaro", denominación apropiada más tarde por los romanos, sirviéndoles de baluarte en la campaña de extensión de su Imperio. Posteriormente Occidente la remplazaría por el término de "salvaje", siendo este último el utilizado en nuestros días. En los dos casos se niega la existencia de una cultura diferente a la del pueblo que se autodenomina como "civilizado". En la mayoría de los grupos étnicos -considerados por Occidente como salvajes- la humanidad se restringe a su tribu o las tribus que conforman su grupo lingüístico, hasta el punto que muchas de ellas tienen una palabra especial que los designa como seres humanos mientras que a los demás grupos se les asigna una palabra que carece del significado esencial de hombre. Esto es lo que comúnmente se conoce como etnocentrismo, lo que ha dado como resultado la persecución, el avasallamiento y la aniquilación de innumerables grupos étnicos. El etnocentrismo está íntimamente ligado a las tradiciones míticas de todos los pueblos. Es por ello que para cada comunidad el espacio que ocupa no sólo es sagrado sino que lo considera el centro del mundo. Cuzco significa en quechua "el ombligo del mundo", pero también es el centro el Monte Meru de la India, el Monte Sinaí, la Sierra Nevada de Santa Marta, y en el mapamundi ideado en el siglo XVIII, y aún utilizado en nuestras escuelas, Europa aparece en el centro de la tierra, lo que difiere bastante de la realidad. Macondo no puede escapar a esta concepción etnocentrista. Es así que José Arcadio Buendía se atormenta con la idea de "un Macondo peninsular", y mientras esta idea subsiste sus habitantes viven en perfecta armonía: "Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto". Es sólo con la llegada de los forasteros que trae Úrsula de su primer viaje, que esa armonía comienza a ser quebrantada, y Macondo comienza progresivamente a degradarse, pasando de ser un espacio sacro a un espacio profano. Axis-Mundi: La revelación de una hierofanía ocasiona una escisión en el espacio y una abertura hacia el cielo (el mundo de los dioses) y hacia abajo (el mundo de los muertos), abertura que permite la comunicación de los tres niveles cósmicos: cielo-tierra- infierno. Para que la comunicación se produzca es necesario una columna universal o Axis-Mundi, ésta se encuentra enclavada en las entrañas de la tierra y a su vez sostiene el cielo. El Axis-Mundi, es en realidad un eje cósmico y a su alrededor se extiende el mundo. El Axis-Mundi, como todo eje, se encuentra en el centro, en este caso en el centro de la tierra; puede ser representado por una montaña, una escalinata, una cúpula o un árbol. En Macondo encontramos almendros eternizados por José Arcadio Buendía, y él mismo va a estar atado durante los últimos años de su vida al castaño de su casa. Este castaño es en realidad el Axis-Mundi que le permite emprender el viaje extático característico de todo chamán. Construcción de Macondo: En los pueblos naturales es el chamán quien decide la ubicación de la maloca o de las tiendas, y su construcción es, por lo general, una fiel copia de la vivienda de los ancestros míticos y siempre va acompañada de la recitación del mito cosmogónico. En CIEN AÑOS DE SOLEDAD la recitación está de hecho representada en el nombre mismo del patriarca: José Arcadio Buendía. La Arcadia era una zona de pastoreo del Peloponeso antiguo. La literatura bucólica la toma siempre como escenario de sus acciones. La Arcadia, es un lugar ideal, armónico, y las historias que allí se desarrollan tienen, como común denominador un final feliz: "...era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor". El pueblo es, en su totalidad, una fiel copia de la casa del patriarca. Otra de las características sagradas de Macondo la encontramos en una frase de Úrsula: "-No nos iremos -dijo-. Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo. -Todavía no tenemos un muerto -dijo él-. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga ningún muerto bajo la tierra. -Si es necesario que yo muera para que se queden aquí, me muero." Ningún espacio sagrado puede abandonarse, este mismo tópico lo encontramos en la narrativa de Juan Rulfo. Regreso al caos: Todos los males de Macondo provienen del exterior, son siempre elementos o personas foráneas los causantes de la profanación del espacio. Las primeras casas son de cañabrava y sus techos de paja son reemplazados luego por techos de zinc. El retorno al caos implica que Macondo tendrá que soportar siete plagas antes de desaparecer por completo de la memoria de los hombres: 1. La fiebre del insomnio: Traída por Rebeca. 2. La rivalidad entre Rebeca y Amaranta: El causante es Pietro Crespi. 3. La violencia: Proveniente del gobierno conservador. Hasta ese momento Macondo se había mantenido alejado del gobierno central, pero la llegada del corregidor Moscote y la posterior violación de las urnas en favor del gobierno que representa, marcan el inicio de las 32 guerras civiles que emprenderá el Coronel Aureliano Buendía. 4. La fiebre del banano: Comienza con la explotación de la fruta por parte le la United Fruit Company, representada por Mr. Brown. 5. La masacre de las bananeras. 6. El diluvio: Que durará 4 años, 11 meses y 2 días. 7. El olvido: "Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor eran tan tenaces que costaba trabajo respirar" Las 7 plagas significan la destrucción total del pueblo, y el caos, que había comenzado a apoderarse tiempo atrás de la casa de los Buendía y del pueblo, termina su labor, lo borra definitivamente de la memoria de los hombres, como si nunca hubiera existido un villorrio llamado Macondo ni donde sus habitantes hubieran sido los más felices de la tierra: '"...empezó el viento tibio, incipiente... cuya potencia ciclónica arrancó de los quicios las puertas y las ventanas, descuajó el techo de la galería oriental y desarraigó los cimientos... (porque) las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra" El Apocalipsis puede producirse por medio del diluvio, del fuego o del calor; en el caso de Macondo, es un verano tórrido. La misma visión la encontramos en La Biblia: "Se convertirán sus torrentes en pez, su polvo en azufre, y se hará su tierra pez ardiente". Nota: La totalidad de este artículo puede leerse en el sieguiente sitio: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/estrada_berta_lucia/elementos_miticos_en_garcia_marquez.htm

domingo, 8 de julio de 2012

FANNY BUITRAGO

Escribe su primera novela, El hostigante verano de los dioses, a la edad de 18 años. Ha incursionado en la poesía, en la literatura infantil y en el teatro y ha sido guionista de programas de televisión. Con respecto a la obra El hostigante verano de los dioses, Luz Mery Giraldo dice lo siguiente: “Manifestándose como una joven promesa revolucionaria que cambia de perspectiva el espacio novelesco, al romper las estructuras convencionales y señalar formas mucho más complejas que desarticulan el lenguaje y ahondan en problemas existenciales propios de experiencias modernas, donde la fatalidad, las frustraciones, los amores y los desamores, guiados por una autoconciencia novelesca, establecen los nexos de una indagación con características policíacas. Al interior del mundo caótico recreado, el lector evoca la condición humana de ciertos personajes faulknerianos, en un pueblo marcado por la fatalidad y entrelazado a la autonomía del escritor que desde una voz narradora, al final de la novela pregunta: «¿Quién escribió por fin ese libro?», y deja en el aire la respuesta que compete a la autoría de todos”. En cuanto a su novela Cola de Zorro (1970), es considerada por Raymond Williams como una fehaciente muestra de esa década, en la que la literatura comenzó a tomar caminos diferentes a los trazados por el Boom latinoamericano. Además, la considera una verdadera joya literaria, opacada por el éxito sin precedentes de Cien Años de Soledad; fenómeno que afectó a mucho escritores colombianos que tuvieron que escribir ocultos por su sombra. No obstante, yo agregaría que no fue sólo Cien Años de Soledad, la causa de la invisibilidad de Fanny Buitrago, sino también el hecho de ser una obra escrita por una mujer; ya que Colombia es un país que ha mirado este oficio como eminentemente masculino y que aún hoy le cuesta mucho aceptar que las mujeres escriben y que pueden hacerlo muy bien. No para “entretenerse”, o para “desahogar” su neurastenia, como muchos creen, sino por convicción, por pasión, con preparación y con verdadero talento. Y si dicha invisibilidad era evidente hace 40 años, hoy lo es mucho más. Fanny Buitrago es una gran desconocida en cuanto que su obra no se lee, o al menos muy poco. La mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de ella, a no ser que se pertenezca al cerrado círculo de amantes de la buena literatura colombiana; desconociendo de esta forma su enorme valor literario, y desconociendo, igualmente, que es una autora traducida a varias lenguas y ganadora de varios premios internacionales. ALGUNOS DE SUS PREMIOS: Premio Nacional de Teatro de Cali (1964), por El hombre de paja, obra incluida en Las distancias doradas Premio de la Temporada de Verano de Buenos Aires (1965) por una adaptación de relato “La garza sucia” para el ballet a cargo del coreógrafo argentino Roberto Trinchero. Finalista del Premio Biblioteca Breve Seix Barral en 1968, por Cola de zorro. V Premio Unesco – Editorial Voluntad (1979) por “La casa del abuelo”. Premio Villa de Avilés (Asturias) (1984) por “Tiquete a la pasión, compilado en ‘‘¡Líbranos de todo mal!. Premio Felipe Trigo de Narraciones Cortas - (España) en 1987 Aspectos míticos en la obra de Fanny Buitrago Una de las principales características de la literatura latinoamericana, es la de haber hecho del mito una fuente inagotable de conocimiento, de creación y de reinterpretación de la realidad. Fanny Buitrago utiliza el mito para hacernos conocer su visión de la mujer y el drama que debe soportar. Pero antes de analizar este aspecto de su obra literaria veamos que es el mito en sí mismo: “El mito es considerado como una historia sagrada, por lo tanto es una “historia verdadera”, puesto que se refiere siempre a las realidades… De hecho el mito relata las gestas de Seres Sobrenaturales y la manifestación de su poder sagrado, se convierte en el modelo ejemplar de todas las actividades humanas significativas.” (Eliade, Mircea. Aspects du mythe) Esta definición es la clave, no solamente para comprender el mito en sí mismo, sino también para poder acercarnos a la ficción de Fanny Buitrago; pero sobre todo, para comprender el tema que estamos tratando de analizar: la problemática de la mujer a través del mito. Abia, personificación del mito Abia, es un personaje femenino bastante complejo y el cual conocemos solamente por alusiones hechas por su círculo de amigos, ya que son muy pocas ocasiones en las que ella hace irrupción directamente. No obstante, está presente a todo lo largo de la obra y cada personaje gira alrededor de ella. Abia es la simbiosis del bien y del mal: “Abia es una que tendría la culpa si el rio se desbordase. Las personas como ella son culpables de lo bueno y de lo malo que le sucede a los demás.” (Buitrago, Fanny. El hostigante verano de los dioses. Op. Cit. Pág. 19) Abia podría muy bien ser la síntesis de Eva, puesto que todas las faltas recaerían sobre ella, incluyendo los fenómenos naturales; lo que hace de ella un ser sobrenatural capaz de manipular todo lo que la rodea, sin que nadie pueda oponérsele, es capaz de aniquilar la fuerza de voluntad de todos los que la rodean: “Tuve que ser útil para manejarlos, inconsciente para que obedecieran… ¡Los engañé a todos! … Tan niños y tan ingenuos siempre.” (Ibídem, Pág. 334) Su inutilidad y su apariencia débil, en realidad representan su fuerza: “Abia es sólo una niña. Una niña débil que necesita del cuidado de los demás. -Pero yo no lo creía. -Esa debilidad le da el poder… La temí desde que llegó.” Abia, una niña grande que conserva aún su alcoba llena de muñecas, y que aún no ha menstruado: “¿Te vino ya la regla? Si, el período… ¡Ah! ¿Esa cochinada que moja por debajo? Claro… No, Olga me hace remedios. Yo no me los tomo. No quiero que me moje esa porquería.” Este párrafo es la clave que permite comprender el carácter de Abia, pero sobre todo para entender porque todos los personajes que la rodean viven en función de ella, por ella y para ella. El hecho de no haber menstruado, la convierte en un ser inmaculado puesto que la sangre -según Mircea Eliade- representa para numerosos pueblos la mancha, la representación de una falta, de una transgresión. La llegada de la regla supone, para muchas mujeres, la obligación de separarse del grupo al que pertenecen mientras dure el período: “La iniciación (de la mujer) comienza con la primera menstruación. Este síntoma fisiológico representa una ruptura, es el desprendimiento brutal de la jovencita con respecto a su mundo familiar: es inmediatamente separada de la comunidad… (es colocada) en una cabaña especial, en el matorral… (ella) debe evitar el sol o evitar ser tocada por cualquier persona. … la segregación comienza con la menstruación”. (Mircea Eliade, Op. Cit.) Abia, en lugar de convertirse en una verdadera mujer (desde el punto de vista fisiológico y desde el punto de vista de la cultura dominante), se convierte en un mito: “¡Esa risa tintineante de Abia! Abia, te ríes como un niño de pecho que acaba de despertar junto al pecho de su madre. … Ríes como el comienzo de la vida, cuando no ha sufrido, ni presentido el dolor. Ríes para ti sola, sin tenerme en cuenta, sin pensar que estoy aquí: tuyo, labrado y cosechado para tus manos.” Abia, es comparada al “tiempo primigenio”, al tiempo de los orígenes del hombre. En ella están representados el caos y la armonía, lo pagano y lo sagrado. El momento de la muerte (de su muerte) está lejos de representar la tragedia cotidiana común a todos los mortales; puesto que vivir, con una concepción del tiempo lineal, significa, al momento de morir, el encuentro con el NÉANT (la nada). Pero para Abia su muerte es la ocasión de festejar con sus amigos: “En la mañana había despertado con una obsesión: quiero una fiesta y verlos a todos hoy: Leo, Inari, Hade… todos los que me hicieron los días amables.” Sin duda, porque ella, más que nadie, es consciente (o cree serlo) de su esencia sobrenatural. La muerte significa solamente el preludio de un nuevo nacimiento: “Lo esencial no es el hecho del fin, sino la certeza de un nuevo comienzo.” (Eliade, Mircea. Op.cit) Su muerte es en realidad el comienzo de una nueva vida, de una vida plena, gracias al mito. Abia, niña-mujer, ha pasado de la categoría de ser sobrenatural, que vive en cada uno de sus amigos, a vivir en las leyendas del pueblo; transformándose de esta manera en una heroína de la tradición oral: “Naciste tan incompleta que no necesitaste de dones, Abia… estabas destinada a morir, y ningún genio se ocupó de ti. A mi hermoso milagro lo ignoraron los genios y los dioses, e ignorándola, ¡la hicieron de su misma especie! Nunca temerás a nada de lo anterior, ni te asustará el futuro, porque careces de ese motor que distingue al hombre del resto de la creación y que mueve al mundo… el remordimiento.” Y luego: “Ni aunque se le carcomiera todo el cuerpo y perdiera sus bellos ojos, nos salvaríamos de ella.” El mito del eterno retorno está presente en la imagen de Abia; se integran el uno en el otro, convirtiéndose en un solo mito: Abia, la mujer, es decir el origen del hombre o de la vida…, como se quiera decir. CONCLUSIONES: El tema principal de la obra literaria de Fanny Buitrago, es la denuncia de la dominación y de la opresión de la que es víctima la mujer. Y si el machismo es una de esas causas, sin embargo, la dominación y la opresión están circunscritas al interior del sistema vigente. La ideología, la cultura, la religión, son las causas de la segregación de la mujer, impidiéndole así participar activamente en la construcción de la sociedad y en la creación de un nuevo mundo, más justo, más equitativo, un mundo donde ella pueda caminar al lado de su hombre y no detrás de él. A través de su obra, Fanny Buitrago busca dar a la mujer el lugar que le corresponde en la sociedad. La invita a reflexionar sobre la alienación en la que se encuentra sumida, con el fin de poder participar en la lucha que haga posible la destrucción del yugo milenario que le ha sido impuesto desde siempre. Hemos visto que el tiempo, en la obra de Fanny Buitrago, es circular o sagrado gracias a la mujer, personificada en Abia, quien logra la liberación total, al mismo tiempo que puede reencontrarse consigo misma. Deja de ser un personaje histórico para convertirse en un personaje mítico, que servirá de “ejemplo” para las otras mujeres.