lunes, 6 de mayo de 2013

LAS GRANDES MARCAS DE ROPA Y SU OSCURA RELACIÓN CON LA ESCLAVITUD

Foto encontrada en Internet 28 US al mes, ese es el salario promedio de un bengalí, 24 US si es mujer, por un promedio de 16 horas de trabajo al día; y aunque en algunos casos el salario puede ser del orden de los 40 US sigue siendo miserable. Pero puede ser menos si el feliz empleado debe contratar un ayudante para que pueda responder ante la exigencia de la fábrica occidental para la cual trabaja, oculta en una oscura y maloliente maquila. Hasta hace poco tiempo, enero 2013 exactamente, yo era un asidua visitante de la tienda sueca H&M por los bajos costos de la ropa que venden. Dejé de serlo, ya que en esos días vi un reportaje sobre las condiciones de verdadera esclavitud en las que trabajan los “empleados” de los talleres de confección del país más pobre del mundo, Bangladesh. Desde entonces decidí que no podía seguir usando ropa que fuese confeccionada por hombres, mujeres y niños, a los que se les violan todos los derechos, y a los que se les niega la posibilidad de construir una vida digna para ellos y para sus familias. En dicho reportaje también se acusaba al otro gran grupo sueco, Ikea. Lo que no sabía es que Mango, la cadena española, también utiliza esta forma aberrante de explotación humana para enriquecerse. Sólo lo supe con la gran catástrofe ocasionada por el edificio que se derrumbó, sede de múltiples “empresas” que suelen trabajar para estas y otras marcas. Mango reconoció, a través de un comunicado de prensa, que sólo la había utilizado “una vez” para la creación de modelos. http://www.fahrenheitmagazine.com/mango-admite-que-habia-hecho-un-pedido-a-un-fabricante-del-edificio-derrumbado/ Como quien dice, se lavó las manos y trató de ocultar lo inocultable. Ya para entonces sabía que Zara, la otra empresa española, se había comprometido a utilizar materiales respetuosos del medio ambiente; espero que así sea, de no ser así creo que también dibujaré una cruz sobre su nombre. Y es que yo estoy convencida que los consumidores somos también responsables de la explotación, léase esclavitud, a la que muchos de nuestros congéneres son condenados. Vivimos en una época donde todos los valores éticos se han borrado y donde las victorias, con respecto al respeto por los derechos humanos que habíamos ganado, están siendo pisoteadas por grupos inescrupulosos, empresas para las que el bienestar humano no cuenta. Pero también imagino que algunos de sus propietarios, o gerentes, se consideran a sí mismos religiosos devotos. Pienso, también, en la cantidad de dinero que deben de dar para los políticos amigos, para que desde el gobierno de turno les ayuden en sus prácticas maquiavélicas de expansión de mercado. Nota: Estoy completamente estupefacta al saber que el Banco Mundial considera que los trabajadores colombianos que devengan $2’000.000= son ricos. Me gustaría saber cuánto ganan los empleados que dan dicha cifra; eso sin contar cuánto ganan sus directivas. Con igual perplejidad leí que para el economista Christopher Pissarides, Premio Nobel de economía 2010, el salario mínimo en Colombia es muy alto. ¿Cuánto gana el señor en cuestión? ¿Cuánto pide por una sola conferencia? ¿Podría vivir con un salario de $589.500? ¿Aunque fuera el solo? Me gustaría mucho que me respondiese a estas preguntas. También me gustaría saber como hizo para estudiar si no fue respaldado por grandes sumas de dinero. En mi caso personal el estudio ha significado una gran inversión de dinero, sin él no habría podido ni ir a la universidad ni hacer posgrados; pero sobre todo, no hubiera podido tener ni la décima parte de la biblioteca que hoy tengo. Y eso que no soy rica, por más que el Banco Mundial quiera convencerme de lo contrario.