domingo, 26 de mayo de 2013

NO EXISTEN VERSOS FEMENINOS

No existen versos femeninos El diario El Tiempo, en su edición del sábado 25 de mayo 2013, publicó un artículo firmado por Carlos Restrepo, en la sección cultura y entretenimiento, titulado “Reivindican la historia de los versos femeninos”, refiriéndose a la investigación seria, disciplinada y respetuosa que han hecho Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano, dueños de la Ediciones Apidama. Dicha publicación es una soberbia antología que agrupa el trabajo poético de decenas de mujeres colombianas nacidas a finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. En el 2014 se publicará el segundo tomo que agrupará a las poetas que han nacido después de 1950. Es importante resaltar la importancia de la poesía, en este caso específico escrita por mujeres. Con lo que no estoy de acuerdo es en la utilización de la expresión “versos femeninos”. Me parece que el título utilizado por el autor del artículo es una visión misógina, machista y sesgada, como si la poesía tuviese género. Existe buena o mala literatura, no lo digo solo yo, antes de mí lo decía Marguerite Yourcenar. En Colombia hay buenos y malos poetas, muchos de ellos también son hombres. Pero imagino que el señor Restrepo no diría nunca “versos masculinos” o “versos viriles”. El trabajo de gran altura poética que han desarrollado mujeres como Maruja Vieira (Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura 2012), Gloria Cepeda Vargas, Matilde Espinosa, Meira del Mar, Dora Castellanos, Marga López, Olga Helena Mattei, Clara Schoenborn, Juana María Echeverry, Guiomar Cuesta Escobar, María Tabares, Piedad Bonnett, entre muchas otras más, dan cuenta de una creación poética que no es producto del azar, ni dictada por las musas en una noche de luna llena o en un aguacero bíblico. Es producto de un trabajo literario de años, de mucha lectura, y de un enorme compromiso con la literatura. Las mujeres, a diferencia de muchos hombres, nos demoramos más para publicar, y cuando lo hacemos es porque la obra ha logrado una cierta madurez que no siempre está presente en la producción de nuestros homólogos masculinos. Debemos probarnos a nosotras mismas que lo que escribimos es buena literatura, en este caso preciso buena poesía. Hablar de “versos femeninos” es reducir nuestra producción poética a algo meramente anecdótico, es seguir perpetuando la imagen de la mujer encerrada en casa y que entre bordado y bordado, entre plato y plato, entre escoba y escoba, a veces, si le queda tiempo, saca un cuaderno del colegio y escribe “versos” para combatir la melancolía. No escribe poesía, eso no está a su altura. Comentarios como el de Carlos Restrepo es un insulto para con el trabajo de mujeres serias, de grandes intelectuales y de grandes poetas. Esto me lleva a recordar a un odontólogo que me dijo un día que yo “había estudiado una carrera muy pichurria”, la palabra es de él, no mía. Es de anotar que yo estudié literatura en la Universidad Javeriana y en la Universidad de la Sorbona, pero sobre todo he sido una lectora incansable toda mi vida. Para terminar, transcribo lo que Marguerite Yourcenar le dijo a Matthieu Galey en la excelente entrevista recopilada en el libro “Con los ojos abiertos” que Galey le hiciese en 1980: “Un hombre que lee, o que piensa, o que calcula, pertenece a la especie y no al sexo; en sus mejores momentos escapa incluso a lo humano”. La literatura, en este caso la poesía, no puede ser contemplada como una producción realizada por hombres o por mujeres. Simplemente hay buena o mala literatura, lo demás son clichés que menosprecian el oficio de escribir cuando quien lo ejerce es una mujer. Berta Lucía Estrada Estrada Autora del libro de ensayos ¡Cuidado! Escritoras a la vista… Ble Ediciones, Manizales, 2009