miércoles, 19 de junio de 2013

PEDRO PABLO RUBENS EN EL LOUVRE-LENS

Antes de hablarles sobre la exposición La Europa de Rubens, voy a referirme al Museo que la acoge, El Louvre-Lens, ubicado en la región Norte-Pas de Calais, cerca a Lille, en la ciudad que lleva su nombre Lens (Francia), inaugurado el 12 de diciembre de 2012, y hasta el momento ya ha recibido más de medio millón de visitantes. El Museo es una apuesta por descentralizar la cultura y llevar las grandes obras artísticas a todas las provincias francesas; sin importar si son turísticas o no. Es el caso de Lens, que es considerada una ciudad “sinistrée”, ya que en los años 80 perdió, junto a muchas otras de la región, la fuente de trabajo que la hizo vivir por espacio de muchos siglos, el carbón. Por espacio de varios años estas ciudades se sumieron en un abandono estatal que las sumió en diversos problemas sociales relacionados con el alto desempleo que el cierre de dicha actividad generó. Pobreza extrema, alcoholismo, alta deserción escolar, violencia intrafamiliar, entre otros males. El Museo Louvre-Lens está ubicado cerca al estadio de la ciudad, pero lo que más me llamó la atención la primera vez que lo visité, fue que para llegar a él hay que atravesar un antiguo barrio minero. Sus casas dignas llevan las heridas de la debacle que representó el cierre de las minas. Considero que hacer un museo, máxime cuando se trata de una extensión del Louvre, en un barrio popular, es una apuesta por dignificar a un segmento de la población que por milenios ha sido ignorada por los grandes arquitectos y urbanistas que han querido esconderla en las periferias para que sus hijos no se enteren que la miseria existe, ni tengan que establecer relaciones con la muchachada de la mal llamada plebe. El Museo del Louvre-Lens es una enorme construcción de un solo piso y con un teatro en su sótano. Es una construcción moderna, considero que ya es un ícono en la arquitectura de este siglo. No obstante, no es la única sucursal de un museo importante, ya que anteriormente se había construido el Centro Pompidou-Metz. Además está en construcción la sede del Museo del Louvre Abu-Dhavi, en los Emiratos Árabes Unidos, cuya sede ha debido ser terminada este año, por lo que la inauguración se aplazó para el 2015 y el diseñador de la obra es el arquitecto francés Jean Nouvel, tiene una superficie de 24.000 m2 y un costo aproximado a los 108 millones de euros. Actualmente el Museo Louvre-Lens expone una cuidadosa selección de algunas de las obras del gran pintor barroco Pedro Pablo Rubens (1577-1640); entre ellas el cuadro de su segunda esposa Hélène Fourment y sus dos hijos, una de mis pinturas favoritas, no ahora, desde siempre, desde que tuve la fortuna de conocer a este pintor en las clases de historia del arte que recibí en mi época universitaria. Y aunque ya la había visto varias veces, el sábado pasado no podía moverme del sitio donde estaba colgada; era como si mis pies se hubiesen convertido en raíces que crecían y crecían tierra abajo, pero mi cuerpo, convertido en tronco, tampoco quería moverse; sólo mis ojos, alucinados por tanta belleza, se movían de un lado a otro. El cuadro de Rubens, al que hago referencia, es una obra inacabada; en eso se adelantó a muchas escuelas pictóricas que vendrían después de él. Pero además la pincelada suelta, propia de la Escuela de Barbizon, pero sobre todo de la Impresionista, marcó un hito en la obra de este pintor genial. Hay otro aspecto fundamental, y es el manejo de la luz. Es una luz que baña todo el cuadro, una luz que ilumina prácticamente toda la escena y que hace que sus personajes estén como suspendidos en el espacio y en el tiempo. Incluso un visitante que estaba a mi lado, viendo que su emoción era plenamente compartida por mí, me dijo: - Uno diría que es un cuadro de Renoir. Y no le faltaba razón, ya que con esta obra Rubens se adelantó doscientos años al movimiento que habría de cortar la historia del arte en dos, y al que acabo de referirme, el Impresionismo. Hélène Fourment es en realidad su verdadera musa y yo diría que la mujer de su vida. Se casó con ella a la edad de 53 años, Hélène sólo tenía 16, después de una viudez de 19 largos años, en los que se dedicó básicamente a viajar, y por supuesto a pintar. Fue un pintor prolífico, puesto que el legado pictórico que dejó suma alrededor de 3000 obras, muchas de ellas de gran formato. Además de gran viajero, Rubens se destacó por ser un hombre de una enorme cultura, y también por ser políglota; ya que hablaba alemán, español, francés, latín, y por supuesto la lengua de sus padres, el flamenco oneerlandés, o sea el idioma de las provincias flamencas de la actual Bélgica, y por supuesto de Holanda. Ya que no hay que olvidar que si bien Rubens nació en Siegen, cerca a la ciudad de Colonia (Alemania), su familia era originaria de Amberes, y allí habría de vivir luego con su padre. Fue también un hombre que se interesó por estrechar lazos con los hombres cultos de su época, así que estableció con ellos una profunda y extensa correspondencia, en la que se ve claramente todos los temas que le interesaban. En otras palabras, Rubens era un hombre universal, no sólo un artesano que había aprendido una técnica pictórica, sino un hombre de gran relevancia intelectual. Por otra parte, fue un pintor que nunca dudó de copiar a los maestros de la pintura italiana, como Tiziano, Veronese, Caravaggio,Tintoretto. Admiraba a Miguel Ángel y a Leonardo. Pero también copió a Durero y a Holbein, entre otros. De hecho, la exposición a la que hago referencia es un diálogo con varios de estos pintores. Así que a medida que recorremos las salas vemos las obras de sus grandes influencias y las obras que hizo de cada una de ellas. Este dato es muy importante, ya que en la actualidad muchos artistas consideran que no hay necesidad de ir a las fuentes y que la historia del arte sólo es un estorbo del que hay que sacudirse, y entre más rápido mejor. No obstante, quiero agregar que no todas las obras de Rubens me seducen; si bien admiro muchas de ellas, sobre todo las que corresponden a su última etapa, también es cierto que las alegorías mitológicas me aburren y no logran atraparme. Me refiero a obras como Venus y Adonis o El Rapto de Europa. No me pasa lo mismo con Las tres gracias, donde podemos observar a Hélène en la musa de la izquierda. Otra obra revolucionaria, desde el punto de vista pictórico, al menos para mí, es Paseo en el jardín de Amberes (1631), en el que aparece junto a su joven esposa. Pedro Pablo Rubens es un pintor que nunca dejará de sorprendernos, pero ante todo hace parte del legado cultural de Occidente, en este caso pictórico, y que como muchos otros legados, venidos de otras culturas y de otras latitudes, me reconcilia con el hecho de pertenecer a la especie humana.

lunes, 17 de junio de 2013

LOS CISNES EN LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

“El cisne en la sombra parece de nieve… / el cisne es de plata bañado de sol…/ Olímpico pájaro herido de amor, / y viola en las linfas sonoras a Leda, Buscando su pico los labios en flor.” (Rubén Darío) En la mitología griega Zeus es el padre de los dioses y de los hombres. Sus símbolos principales son el rayo y el águila y también puede adoptar la figura de un ser humano, de animal, de un objeto inanimado o el de una fuerza de la naturaleza. Zeus era considerado un dios conquistador por excelencia, con frecuencia adoptaba diversas formas para seducir a las mujeres que amaba, como cuando se transformó en una delicada lluvia de oro para poseer a Dánae. También adoptó la forma de un cisne para poseer a Leda y como no logró ser correspondido, la atrapó con su largo y sinuoso cuello, para fundirse con ella en un largo abrazo. De esta unión Leda pondrá un huevo, del que posteriormente nacerá Helena de Troya y Pólux. También hay otra variante del mito en cuestión y es la de Zeus violando a Némosine, quien previamente se había convertido en oca para tratar de escapar del dios promiscuo. De dicha unión Némosine pondrá un huevo en un pantano y luego lo abandona; más tarde Leda lo encuentra y lo recoge. De todos los mitos griegos éste es posiblemente el que ha sido más representado en la historia del arte. Incluso la astronomía se apropió de él para darle el nombre de cisne o cygnus a la Constelación Cruz del Norte; la cual representa a un cisne. La constelación está situada en la Vía Láctea y es una de las más hermosas del firmamento. Antes de los griegos se le conocía con el nombre de “pájaro”, pero dada su semejanza con el cisne, con su largo cuello y sus alas extendidas, lo que recordaba el mito de Zeus y Leda, el nombre de cisne se impuso y perdura hasta nuestros días. La figura del cisne también aparece en otras mitologías europeas. En la mitología lapona se encuentra a la Diosa-Cisne, a veces toma la forma de una grulla, y la conocen con el nombre de Gourga, esta diosa juega un rol muy importante dentro de dicha cultura, puesto que es la encargada de guiar las almas al Paraíso, o Lambé-Aimo donde reina la diosa Lambé-Akka. En lo que concierne a la mitología celta, encontramos que son las barqueras Bamsidhes, transformadas en cisnes, las encargadas de guiar las almas al paraíso ubicado en la isla de Avalón, donde reinaban la Diosa Bodbh o Babd, junto a las sacerdotisas Morgana, Morrigan o Ginebra. En otra variante de la leyenda encontramos a las nueve Hermanas de la Diosa Morgana como barqueras, que en forma de águilas, conducían las almas al mítico y ansiado Avalón. La figura estilizada del cisne, su color blanco y su característica migratoria, nos han deleitado desde que tenemos memoria. La literatura infantil no podía escapar a su magia, y los cuentos de hadas sucumbieron a este magnífico animal con uno de los relatos más hermosos que se puedan leer: “Los Cisnes Salvajes”, de Hans Christian Andersen. Los cisnes, son en realidad once príncipes que han sido hechizados por su madrastra, una bruja malvada que no los desea en palacio. En el día surcan los cielos y en la noche se refugian en una choza, en lo más oscuro del bosque, puesto que una vez que se oculta el sol, recobran su naturaleza humana. Su única hermana, Elisa, será la encargada de romper el encantamiento mediante la ayuda de una anciana que posee los poderes mágicos necesarios para deshacer el hechizo de la reina bruja. Pero antes, Elisa debe enfrentar innumerables penas, entre ellas tejer para cada uno de ellos una camisa hecha de ortiga, lo que le destroza las manos. Por otra parte, mientras dura su labor de tejedora no puede hablar ni reírse. El hechizo se rompe cuando Elisa, que está pronta a ser quemada en la hoguera por haber sido acusada de hechicera, ve a sus hermanos volando por encima de ella y en un último intento por salvarlos les lanza a cada uno su prenda. Los cisnes recobran inmediatamente su condición humana, con excepción del más pequeño que no la alcanza a recobrar del todo, ya que su hermana no había podido terminar una de las mangas de la camisa en cuestión, por lo que uno de sus brazos queda para siempre convertido en un ala, como prueba de su naturaleza indómita y libre. Elisa es perdonada y bajada de la hoguera. Una vez destruido el hechizo, la princesa puede romper el silencio en el que se había sumido durante todo el tiempo que pasó como tejedora. Podrá vivir feliz en palacio al lado del príncipe que la había desposado sin saber quién era y junto a sus once hermanos. Existe otra versión dada por los Hermanos Grimm y conocida con el nombre de “Los Doce Hermanos”. Al igual que en la versión de Andersen, doce príncipes son víctimas de un cruel encantamiento. De día surcan los aires convertidos en cuervos y por la noche recuperan su naturaleza humana. Un día su hermana menor se entera de su existencia y sale en su búsqueda. Al igual que Elisa, debe tejer doce camisas guardando absoluto silencio, el final del cuento es similar al de Los Cisnes Salvajes. Otro ejemplo que cabe en este breve artículo sobre los cisnes en la literatura infantil y juvenil es el cuento que todos hemos conocido en nuestra infancia, El Patito Feo, también de Hans Christian Andersen. Aquí asistimos a la transformación de un patito a quienes todos los animales de la granja rechazan por ser diferente a sus hermanos. El Patito debe huir y pasar por innumerables aventuras, pues nadie lo acepta. Finalmente, en un duro invierno, y en completa soledad, se transforma en un espléndido cisne, y con su transformación logra ser aceptado y amado por los niños y por supuesto por los otros cisnes que llegan con el verano. Por su parte Tolkien, en su hermoso libre El señor de los anillos, hace referencia a los cisnes como magníficas aves, “blancas como la espuma”. Es una bandada de cisnes la encargada de conducir la flota de los elfos hasta Eldamar, la ciudad ubicada “bajo las estrellas de la Víspera Eterna”. Una vez llegados a buen puerto, los cisnes les transmitirían el conocimiento de la navegación y el dominio de los barcos. En honor a ellos los elfos construirían la ciudad de Alqualondë, “Puerto de los Cisnes”, sus naves tienen además la forma de las aves que los habían guiado hasta su nueva tierra. Por ello se les conoce como elfos del mar. En “El Señor de los Anillos” el mascarón de proa de las naves de los elfos de Lórien, también tiene la forma de un cisne. Para terminar los dejo con la hermosa descripción que hace Tolkien de estos maravillosos personajes de la literatura mal llamada infantil: “… navegando orgullosamente hacia ellos, vieron un cisne de gran tamaño. El agua se abría en ondas a cada lado del pecho blanco, bajo el cuello curvo. El pico del ave chispeaba como oro bruñido, y los ojos relucían como azabache engarzado en piedras amarillas; las inmensas alas blancas se alzaban a medias. Una música los acompañaba mientras descendía por el río; y de pronto se dieron cuenta de que aquel cisne era una nave construida y esculpida con todo el arte elfico”. (El Señor de los anillos. J.R.R. Tolkien. Ediciones Minotauro, S.A. 7ª reimpresión. Pág. 400).