viernes, 17 de octubre de 2014

CALLE DE LAS TIENDAS OSCURAS DE PATRICK MODIANO O EL ARTE DE PERDERSE A SÍ MISMO

Rue des boutiques obscures (Folio 2011), del Premio Nobel de Literatura 2014 Patrick Modiano, es el libro que he leído esta semana. Mucho se ha escrito en estos días sobre el autor, y tal vez la frase más importante y reiterativa ha sido que “es un arqueólogo de la memoria”. También se ha recordado que él mismo dice que su memoria existe antes de su nacimiento. Elementos que cobran importancia cuando se lee el libro Calle de las tiendas oscuras. Su personaje principal, Guy Roland, al menos uno de sus nombres, de profesión detective, poco carismático, casi un borrador de sí mismo, parte a la misión más importante que ha hecho en los últimos quince años, la recuperación de su propio pasado, la recuperación de la memoria perdida en una mañana hibernal mientras cruzaba la frontera hacia Suiza, tratando de huir de la ocupación alemana en territorio francés.// Es un libro sobre el exilio, no el exilio en tierras ajenas, sino el exilio en sí mismo. El que surge cuando nuestros recuerdos nos abandonan y nos vemos obligados a trasladarnos a vivir en un cuerpo que no nos pertenece porque todos los sentimientos, olores o caricias, que alguna vez lo poblaron, se fueron sin dejar huellas aparentes. Es un libro sobre la soledad más profunda, la soledad que nace de una vida sin pasado, sin imágenes, sin nombres. Calle de las tiendas oscuras, Premio Goncourt 1978, está escrito como si fuese una novela policiaca. Guy Roland parte a la búsqueda de su propia vida, de sus propios recuerdos, extraviados en una amnesia severa de la cual desconoce las causas. Roland es un personaje gris, sin emociones, sólo lo mueve una especie de intriga sobre su propio pasado, pero sin que tenga mayores consecuencias en su nueva vida. Posiblemente porque es aún más gris que la anterior. // El libro es un viaje al interior de un laberinto, sin un Dédalo que sirva como punto de referencia para poder regresar si el encuentro con el Minotauro que habita en su interior es más monstruoso de lo que el protagonista pensaba. Es un libro en que su personaje principal camina bordeando un eterno precipicio, enfrentado al permanente dilema de evitarlo o de lanzarse a sus fauces. Al final el lector es testigo de la pérdida de la brújula de Roland, cuando él mismo, que ha creído caminar en terreno firme, da vuelta atrás y piensa en regresar a su antigua calle, la de las tiendas oscuras, no en París, sino en Roma. Es en se momento, en el que el lector que creía que el rompecabezas había sido armado correctamente, se ve confrontado a la evidencia que faltan piezas para lograr armar toda la memoria. // Calle de las tiendas oscuras, es una narración que nos sumerge en arenas movedizas; pero sobre todo es un viaje interior, simbolista, el viaje que podría enfrentarnos con nosotros mismos, el viaje del conocimiento interior, que se revela al final como algo imposible de lograr; posiblemente porque estamos condenados desde siempre al olvido de nosotros mismos.

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