sábado, 25 de octubre de 2014

EL ÚLTIMO VUELO DEL FLAMENCO DE MIA COUTO, UN LIBRO DE UNA EXTRAÑA Y PROFUNDA BELLEZA

Ayer, cuando terminé El último vuelo del flamenco (2002), del mozambiqueño Mia Couto, exclamé en voz alta: ¡Qué libro tan hermoso! Lo hago muy pocas veces, y creo que nunca me lo digo a mí misma en voz alta; como ratificando una y otra vez que sí, que si es cierto que acabo de leer un libro que me ha conducido por parajes inusitados, en los que la palabra es una y otra y otra y otra vez pura poesía. // Pero, ¿Quién es Mia Couto? Podría decir que es nada menos ni nada más que el ganador del Premio Camoes 2013, el galardón más importante de la literatura escrita en lengua portuguesa, equivalente al Premio Cervantes de Literatura, y con eso uno creería que ya se ha dicho todo. Pero no, Camoes es eso, y mucho, mucho más. La primera vez que leí algo sobre él fue el año pasado cuando wwwelespectador.com publicó una breve reseña sobre la obra a la que hago referencia: // http://www.elespectador.com/noticias/cultura/el-macondo-de-mia-couto-articulo-418246 // La leí con atención, pero luego la olvidé, hasta hace dos días que me sumergí en ese mundo lírico y mágico del mundo rural mozambiqueño. Lo hice con fruición, bebiendo, degustando cada palabra, cada expresión, y con la certeza que voy a volver a leerlo varias veces; eso sí, en voz alta; puesto que es una narración para ser escuchada, no leída, ya que tiene la magia de la tradición oral.// “El mundo no es lo que existe, sino lo que ocurre” Dicho de Tizangara// Couto nos lleva por parajes de lo que podría denominarse surrealismo africano, paisajes oníricos, porque “En Mozambique, lo que no se ve es más importante que lo que se ve”, dice Couto en su novela y en algunas entrevistas que le han hecho. La novela se desarrolla en Tizangara, una especie de Macondo, un pueblo imaginado, soñado, pintado con las palabras y las expresiones de las palabras de las veintiséis lenguas que se hablan en el país, más de treinta si se tienen en cuenta los diferentes dialectos del bantú. // Esto es importante tenerlo en cuenta para entender la oralidad en la narración de Couto. Gabriel García Márquez siempre dijo que después de los ocho años, cuando muere su abuelo, nunca más volvería a vivir algún episodio extraordinario, ya que era su voz la que lo hacía vivir episodios únicos e irrepetibles. Esa misma impresión tuve con la lectura de El último vuelo del flamenco. Las leyendas y los mitos fundacionales recorren sus capítulos y nos explican ese mundo inexistente pero verdadero. La magia de la palabra. Los sueños, más verdaderos que la pálida realidad de los habitantes de Tizangara, son los verdaderos protagonistas; son ellos los que explican los hechos fantásticos a los que se ve enfrentado el italiano Massimo Risi que ha ido a investigar las misteriosas explosiones de seis soldados pertenecientes a los cascos azules de la ONU, dejando como única seña de su paso por el mundo sus penes colgando de ninguna parte.// Es así como Couto nos sumerge en la guerra civil, que va desde 1977 hasta 1992, que asoló su país por espacio de más de veinte años, trayendo a colación la época del colonialismo portugués y mostrando en toda su crudeza la corrupción rampante de las fuerzas del orden y administrativas. La lectura de El último vuelo del flamenco me regaló momentos muy emotivos, quería subrayarlo todo, cada palabra, cada frase se me hacía única y de una extraña belleza y profundidad. Solemos creer que sólo los occidentales son capaces de crear un pensamiento filosófico, por lo que olvidamos que el pensamiento mágico también lleva dosis enormes de filosofía. // El fin del libro es bastante acertado, ya que en él se constata que la narración obedece a una cosmogonía clara; y como todas las cosmogonías lleva en sus entrañas su propia desaparición, como cuando Macondo es borrado de la faz de la tierra. En lo que fuera el poblado de Tizangara solo quedan dos testigos; o sea los elegidos para contar la historia, la leyenda de Tizangara. En otras palabras para que el olvido no se instale en las praderas áridas, habitadas por el viento y por el vuelo de las zancudas. // *Otros premios de Mia Couto: Premio de la Francofonía 2012 Premio Neustadt 2014 // Nota: Como no quería abandonar el asombro que me había producido El último vuelo del flamenco, inmediatamente me sumergí en la lectura en francés de su libro La pluie ébahie, en portugués A chuva pasmada, su título en español podría traducirse como La lluvia pasmada.

viernes, 24 de octubre de 2014

RESPUESTA A LA COLUMNA "EL MAL LLAMADO ARTE CONCEPTUAL" DE JUAN CARLOS BOTERO

Imagen de www.rockombia.com La columna a al que hago referencia ha sido publicada en el día de hoy, 24.10.14, en el diario El Espectador, pueden leerla en el siguiente vínculo: http://www.elespectador.com/opinion/el-arte-de-antes-y-el-de-ahora-columna-523857 //Juan Carlos Botero tiene razón en muchas cosas que dice con respecto al arte conceptual, expresión artística que visiblemente lo incomoda y le desagrada; algo que no invalida para nada el trabajo de miles de artistas contemporáneos, ni hace de Juan Carlos Botero un ignorante. // La maravilla del arte, al menos su apreciación, es subjetiva, eso lo sabe muy bien el columnista que se va lanza en ristre contra artBO; también sabe que lo que puede ser malo hoy puede no serlo el día de mañana. Vermeer, Goya y Los Impresionistas son sólo un ejemplo. // A mí no me gusta lo que hace Fernando Botero, considero que su obra, después de la década del 50, es sólo comercial, lo que ha construido es una marca que vende muy bien. Y sin embargo, sus cuadros y esculturas -posiblemente efímeras, en cuanto a la verdadera calidad estética se refiere- se venden a precios exorbitantes. Habría que recordar que es Marta Traba quien hizo que Botero creciera como la espuma, en detrimento de artistas extraordinarios, como es el caso de Deborah Arango, a quien Traba, como la sociedad pacata y rezandera de su tiempo, no entendió. Botero conoce la técnica, el oficio. Podría decir que es un experto en el trabajo artesanal de la pintura y de la escultura; pero le falta ese ingrediente llamado “genialidad”, ingrediente que le sobraba a Picasso y por supuesto a Deborah Arango.// En cuanto a Marcel Duchamp se refiere, uno puede estar o no de acuerdo con su famoso orinal, pero lo que es indiscutible es su inmenso aporte a la comprensión del arte del siglo XX; no hay que olvidar que es gracias a él y a Peggy Guggenheim que figuras como Jackson Pollock fueron reconocidas; aunque imagino que a Botero poco o nada le gusta el pintor norteamericano.// Por último quisiera recordar que en el arte, como en la literatura, existen tantas verdades como espectadores o lectores tengan una obra de arte o un libro determinado; no hay verdades reveladas ni únicas ni inmutables ni eternas, esa es la magia del arte y de la literatura, cada persona puede ser un crítico sin que su concepto pueda ser considerado como el único a seguir. Las doctrinas van en contra de los movimientos artísticos; el verdadero rol del arte es controvertir todo aquello que se considere sagrado, hasta las gordas de Botero cabrían -al menos para mí, ya que no pretendo sentar cátedra- en esta apreciación.

lunes, 20 de octubre de 2014

UN HOMBRE CONDENADO A MUERTE

A Juan Gelman// Ya no tengo preguntas/ sé que no hay respuestas/ le pregunté al cancerbero/ le pregunté a los muros/ le pregunté a los túneles/ le pregunté a los grilletes/ le pregunté a la penumbra/ a la hoja que entró por el ventanuco/ a la gota de agua que perfora el techo/ a los ríos de sangre/ que corren por mis túneles secretos/ Sólo recibí silencio tras silencio/ intuí que no hay respuestas/ -sólo soy uno más de los condenados de la tierra-/ Como única compañía/ la sombra larga que crece/ cada noche en el húmedo muro de la celda/ En las noches de insomnio/ -en realidad todas-/ el olvidado de la tierra/ roba el sudario de la luna,/ se arropa con él/ una voz gélida/ le canta una antigua nana/ Berta Lucia Estrada