miércoles, 27 de mayo de 2015

KATJA PETROWSKAJA, O EL PODER EVOCADOR DE LA PALABRA

Tal vez Esther, (Ediciones Adriana Hidalgo, traducción de Nicolás Gelormini), de la ucraniana Katja Petrowskaja (1970), obtuvo el importante galardón literario Ingeborg-Bachmann, Alemania 2013. Vielleicht Esther, fue escrito originalmente en alemán, una lengua que su autora aprendió cuando ya era adulta.// Katja Petrowskaja nació en Kiev en 1970, y luego vivió en Rusia y Estonia, para luego instalarse definitivamente en Berlín. De origen judío, la autora indaga en las raíces de su familia materna y paterna. // Tal vez Esther, evoca la historia europea, al menos la historia de la Europa del Este, partiendo de la evocación de la historia familiar de la autora.// La familia materna, originaria de Varsovia, conoció los campos de exterminio, y su abuelo paterno sobrevivió al campo de Mauthausen. // Gran parte de su familia paterna, como su abuela Esther, pereció en Babi Jar, en las afueras de Kiev, en el terrible suceso acaecido entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941, donde fueron exterminados 33751 judíos y del cual nunca había oído hablar. La cifra total de muertos durante la ocupación nazi en Babi Yar oscila entre 100.000 y 150.000 entre judíos, gitanos, comunistas, partisanos, prisioneros de guerra rusos y nacionalistas ucranianos.// Más tarde, tal y como nos lo recuerda Katja Petrowskaja, Shostakovich compuso la Sinfonía No 13, Babi Yar, a partir de un poema de Yevgueny Yevstushenko. // He aquí algunos de los apartes del poema : « No existe monumento en Babi Yar; sólo la agria ladera. Y tengo miedo. Hoy me siento un judío en el desierto que de Egipto escapó. Me crucifican y mis manos conservan los estigmas. Me parece ser Dreyfus, condenado, al que juzgan, escupen, encarcelan de pie resiste la calumnia y el grito filisteo. Con la punta de sus sombrillas en mi rostro vejan mi indefensión mujeres que se acercan con vestidos de encaje de Bruselas… »// He aquí la Sinfonía No 13 Babi Yar de Shostakovitch : https://www.youtube.com/watch?v=Iub52XLMWTc La lectura de Tal vez Esther, me condujo nuevamente por las calles de Varsovia. Visité esta ciudad en abril de 2014, con el objetivo de participar en un congreso de literatura programado por su prestigiosa Universidad. A parte del congreso, donde tuve el honor de compartir mesa con la escritora y Académica Carme Riera, mi principal deseo era visitar el ghetto judío, o al menos sus ruinas. Cual no sería mi sorpresa al percatarme que simple y llanamente fue borrado del mapa por los comunistas. Sus calles, sus edificios y su muros desaparecieron, como si nunca hubiesen existido. En algunas partes puede verse una pequeña placa en el piso que indica que por ahí pasaba la muralla. Cada placa indica donde estaba el muro de la exclusión y de la verguenza. Recuérdese que ese muro del oprobio encerraba a los judíos como si fuesen ganado. Y si la persona no está atenta a sus pasos las placas pueden pasar desapercibidas.
El sufrimiento que sentí en la búsqueda de esas placas lo volví a sentir con la narración de Katja Petrowskaja. // Tal vez Esther, es un poderoso relato familiar, nunca había leído algo similar. Es hermoso, profundo y muy doloroso. Los recuerdos de la autora, de sus progenitores, de su familia, amigos y personas que encuentra a lo largo de su peregrinación al pasado, se tejen en un inmenso patchwork, en el que ineluctablemente el lector termina atrapado por una de las tantas agujas con las que cose uno a uno cada cuadro del pasado; algunas veces vivido, otras imaginado, o leído, o escuchado. // Y si bien al principio no entendía como un relato tan bien estructurado se perdía en un título que no lograba gustarme, luego entendí la razón. Esther, tal y como lo dije antes, era el nombre de su abuela paterna, al menos es el nombre que su padre creía recordar. Y es que el libro de Petrowskaja es precisamente hurgar en la memoria, evocar hasta los más mínimos detalles para reconstruir la historia perdida. Tal vez es sólo una suposición, no es una certeza. Así que finalmente entendí que el título, contra todo pronóstico, era el que mejor se adecuaba a la narración que lucha por vencer al olvido. // El resultado es una investigación sorprendente sobre la historia del pueblo judío, su persecución y su exterminio ; no sólo por parte de la locura de Adolfo Hitler sino de la locura de Stalin y de sus secuaces comunistas. Desafortunadamente cuando se habla de El Holocausto, olvidamos que también los rusos jugaron un papel terrible, y que a su manera participaron en La Solución Final ; esa enorme herida del siglo XX. Horror es el término adecuado. // Katja Petrowskaja nos los cuenta casi setenta años después; justo antes que los pocos sobrevivientes de la Shoah desaparezcan definitivamente. La autora de Tal vez Esther utiliza las palabras como si fuesen un bisturí. No en vano su familia materna se dedicó por generaciones a la educación de los sordomudos; así que si alguien conoce el valor de cada letra, de cada sonido, de cada vocablo, es ella, Katja Petrowskaja. // Ella quiso llenar el silencio barrido por el viento. Y desvió el viento, desvió el huracán, y recogió los retazos de los campos de concentración, de las fosas dejadas en los campos por los rusos, antes que los débiles rastros de la ignominia desaparecieran del todo. // Con su pluma imprimió una a una las huellas de sus ancestros y del mundo que ellos conocieron. Gracias a Katja Petrowskaja la historia tiene rostro de mujer, y la memoria ha quedado dibujada en su frente, lo ha hecho con tinta indeleble, así está segura que ya no va a quedar en el olvido. Y que si bien algunos de sus antepasados vivían en medio del silencio, ella ha hablado por todos ellos. Les ha prestado su voz, ha gritado en su nombre, ha escrito para que el horror no se repita nunca más. // Sin embargo, yo me pregunto ¿bastará su voz para que las FARC o el ELN o personajes siniestros como Uribe o el Procurador o José Obdulio o Pfachito Santos, y su ejército de paramilitares, o algunos militares entiendan que la guerra es el único y verdadero infierno y que ya es hora de salir de él ? Y es que los colombianos hemos estado sumidos en una carnicería a la que nos hemos negado mirar a la cara. Cuando lo hagamos ¿podremos resistir su mirada? // Tal vez esa es otra de las razones por las que se debería leer Tal vez Esther de Katja Petrowskaja. Una gran obra, de eso no me cabe duda. // ------------------------------------------------------------------------------------------------------- Nota : Anteriormente he reseñado dos libros escritos por mujeres sobre los campos de concentración : - La Comadrona de la finlandesa Katja Kettu : http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2015/04/07/la-comadrona-de-katja-kettu-los-campos-de-concentracion-vistos-por-una-mujer/ - Oficios en Clave de Atenea de la poeta colombiana Clara Schoenborn, ensayo publicado en tres entregas: http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2013/10/01/la-shoah-en-clave-de-atenea-de-clara-schoenborn/ http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2013/10/02/ii-parte-la-shoah-en-clave-de-atenea-de-clara-schoenborn/ http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/?s=LA+SHOAH+EN+CLAVE+DE+ATENEA+DE+CLARA+SCHOENBORN+II