jueves, 11 de junio de 2015

LA DULCE SOMBRA DE HOAI HOUNG NGUYEN O EL AROMA DE UN AMOR PERDIDO

Hoai Houng Nguyen (Francia 1976), es hija de padres vietnamitas y nacida en París ; por lo tanto su lengua materna es el vietnamita y cabe señalar que sólo aprendió a hablar el francés cuando comenzó sus estudios escolares.// La Dulce Sombra (L’Ombre Douce – Éditions Viviane Hamy – 2013 – 183 páginas) es la primera novela de esta joven y talentosa escritora . Y sin embargo, ha sido galardonada con varios premios, a saber : PREMIOS :// Seleccionada para el Premio de Lectores 2015 Premio Marguerite Audoux 2013 Premio Première-RTBF 2013 Premio du Salon du Livre de Genova 2013 Premio Lire Élire - Bibliothèques pour tous Nord Flandre 2013 Premio Littéraire Asie de l’Adelf Premio Premier Roman de Sablet 2013. // La Dulce Sombra narra la vida de Mai, una joven anamita (Vietnam), y de Yann, un soldado originario de Bretaña (Francia). // Y si bien es una historia de amor, es antes que todo una historia que tiene como fondo y como protagonista la guerra de Indochina. // Mai se ve enfrentada a los cambios que la colonización francesa ha dejado en su país ; entre ellos hablar una lengua occidental, el francés, y la costumbres que poco a poco los invasores han ido implantando en el país. // Entre ellas se podría enumerar la incipiente emancipación de la mujer. Mai se rebela contra un matrimonio forzado, por lo que debe dejar la casa paterna. Es así como decide trabajar en un hospital de heridos de guerra ; podría pensarse que está del lado de los rebeldes, los que ganarán la guerra, los comunistas. Pero no, ella está del lado de los franceses. Es el mundo que ella conoce, ya que ha sido educada por religiosas, y con ellas ha aprendido a hablar un francés impecable, casi sin acento. // Del otro lado está Yann. Un joven soldado, de origen campesino, que conoce a Mai después de una herida en el campo de batalla. // El enamoramiento de estos dos personajes, nacidos en dos mundos antogónicos y tan diferentes el uno del otro, sumerge al lector en un mundo desaparecido para siempre. // Y es que el lenguaje de Hoai Houng Nguyen posee la magia narrativa de Oriente. Como si cada palabra fuese traída por una ligera ventisca, en la etapa del enamoramiento ; o por la furia de una tormenta, en la etapa del duro enfrentamiento de la armada francesa en contra de los vietnamitas. Pero también posee un olor a la floración característica de la primavera. Con esto quiero decir que cada vocablo tiene su lugar, es preciso y muy poético. Y es que el libro es ante todo un canto a la pérdida de los seres que se han amado. // La Sombra Dulce, que se desarrolla a partir de 1954, es también una forma de buscar las huellas de un país que ha desaparecido por la hecatombe de una guerra sin cuartel, y de las costumbres que han quedado enterradas en la jungla o que se las ha llevado la borrasca. // Y su autora -escindida entre dos culturas y entre dos lenguas, y amándolas a las dos- emprende la búsqueda de la memoria. // Al mismo tiempo se deja impregnar por la belleza de la luz que encuentra en cada uno de sus dos países. A través de ella encuentra su propia identidad, se da cuenta que tiene el mismo poder de evocación y el mismo brillo ; así los dos países estén a miles de kilométros de distancia y en dos continentes diferentes. // La Sombra Dulce, es también una oda a los poetas franceses, como Verlaine, no en vano pone como epígrafe dos de sus versos : La luna blanca resplandece en el bosque/ de cada rama sale una voz… // Seguido de una frase de Camus : La última brisa murmura en la hierba. El coraje entrega las armas y aprende a morir. La noche es melodiosa. // Sin embargo, considero que el libro tiene una falencia, ya que el final es flojo, cae en lugares bastante comunes y le resta la fuerza poética y de evocación que Hoai Houng Nguyen había logrado imprimir a toda la narración. De todas formas ella representa una nueva forma de escribir y estoy segura que vendrán trabajos que estén a la altura, o que vayan más allá, de La Dulce Sombra. // Por último, quisiera decir que este libro nunca hubiese ganado un premio en Colombia, donde el trabajo de las escritoras es menospreciado ; y donde todavía una gran parte de la población piensa que cuando las mujeres nos dedicamos a este oficio, es porque tratamos de no ahogarnos en la depresión o porque somos bipolares ; mientras que si es un hombre el que escribe se habla de oficio literario. Tampoco hay que olvidar que los escritores colombianos, al menos una gran parte de ellos, solo se miran a sí mismos ; y consideran que su obra es extraordinaria, cuando muchas veces no lo es. También cabría recordar que las editoriales colombianas, sobre todo las que no son catalogadas como independientes, se suman a dicho menosprecio. Sin embargo, el trabajo serio qeu están realizando las editoriales independientes poco a poco va cambiando este lúgubre panorama. -------------------------------------------------------------------------------------------------- Entrevista con Hoai Houng Nguyen : https://www.youtube.com/watch?v=nAwulYwkxTo

A JULIO

Aún resuena/ en mis oídos/ el eco de tus palabras,/ y el deje de un merengue,/ bailado bajo la nube/ de un cigarrillo.

miércoles, 10 de junio de 2015

LEONARDO PADURA- PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS LETRAS 2015

EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS
NOTA: Esta reseña la publiqué el 18.07.2013 y hoy vuelvo a hacerlo con la enorme emoción que me produce el premio literario que acaba de ganar Leonardo Padura UNA PARÁBOLA DEL MIEDO La primera impresión que tuve del mundo llamado comunista fue en 1983, cuando en un viaje en bus desde París, donde estudiaba en ese momento, hasta Atenas, atravesé la Yugoeslavia postito. Aunque mi paso fue rápido si pude observar la carencia de los restaurantes y de las tiendas de comestibles, donde sus anaqueles vacíos solo tenían dos o tres botellas de una supuesta gaseosa para la venta. En la tienda a la que me refiero había una mesa ocupada por cuatro hombres que jugaban a las cartas, o al dominó, no me acuerdo; las otras mesas, por supuesto, estaban vacías. Como nadie me atendía pedí, en mi más que rústico inglés, una de esas botellas para calmar la sed, pregunté dos o tres veces sin que nadie se tomara el trabajo ni siquiera de mirarme, al final alguien me respondió de mala gana que pasara por detrás del mostrador y cogiera una de las botellas en cuestión. Entendí que eran los empleados de la tienda del mal llamado Estado comunista, y que de todas formas les pagaban así no trabajasen. Decidí, entonces, salir de la supuesta tienda, y ya en la puerta vi en una acera a una mujer sin edad, vestida de negro bajo un sol que quemaba hasta la médula, intuí que debía estar allí desde hacía por lo menos mil años; a su lado tenía una pequeña canasta con unas pocas frutas de estación resecas por el sol. Pensé que a lo mejor venían de una pequeña parcela y que ella las vendía para poder sobrevivir en el mundo que nos habían vendido como igualitario. Fue mi primera gran desilusión con respecto a esa utopía en la que mi juventud se había inmerso en arengas que mi inmadurez no entendía, pero sobre todo que se negaba a ver la realidad tal y como era, no como unos cuantos tipejos barbudos nos la hacían creer. Mi segunda, y enorme desilusión, en realidad el gran cataclismo, la sufrí en el 2007 en una visita de 10 días que hice a Cuba. De allí salí con un broncoespasmo severo, producto en parte del trauma que viví al corroborar, día a día, momento a momento, la miseria en la que viven los cubanos. El mito que nos habían metido en la cabeza a muchos de nuestra generación, con respecto a Fidel, se me vino abajo. Entendí que la letra de muchas de las canciones de la nueva trova cubana era un espejismo, y que en realidad el pueblo era una masa informe que marchaba por las calles de La Habana como si fuesen zombis. Algunos de esos zombis, en realidad niños acompañados por sus abuelas, se acercaban a mi marido y a mí para pedirnos un jabón o un dentífrico. En cuanto al excelente servicio de salud cubano, pude observar que si existía debía ser para los dirigentes del Partido, pero no para esos esqueletos que trataban de caminar por las calles de La Habana vieja. Pude observar que la higiene dental era nula, ya que constaté que muchas de las personas con las que pude hablar les faltaban varias piezas dentales, o bien tenían una gingivitis en grado agudo, por no hablar de una periodontitis. También vi algunas tiendas sin clientes, símbolos del capitalismo, como Zara o Mango, ofreciendo en sus vitrinas prendas a precios inaccesibles para ese pueblo que se paseaba por los andenes tratando de esquivar el sol del trópico. Pero sobre todo sentí el miedo subterráneo que circula en todas las direcciones. Ese miedo nos recibió y luego nos despidió en el aeropuerto, cuando yo ya sabía que mientras que la dictadura castrista esté aupada en el poder, y maneje a Cuba como si fuera su feudo personal, yo no regresaría a esa gran mentira que es la Cuba de hoy. Pues bien, ese miedo soterrado lo volví a sentir con la lectura de Máscaras de Leonardo Padura (pueden ver mi breve reseña en el siguiente vínculo: http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/2013/03/06/leonardo-padura/), pero sobre todo lo he sentido en estos días en que he estado sumida en la lectura de El Hombre que amaba a los perros, la extraordinaria novela sobre Ramón Mercader, el asesino de León Trotski. Este magnífico libro, escrito en un español impecable, con una riqueza de vocabulario asombrosa, teje y desteje la historia de la antigua Unión Soviética y de la Cuba de los años 70 hasta nuestros días. Leyéndolo entendí que en realidad es una metáfora de nuestro tiempo, ya que muchas de sus descripciones con respecto al abuso del poder, de las purgas estalinianas, sin olvidar lo que Padura llama las equivocaciones de Trotski, en realidad delitos de lesa humanidad, así como del nefasto rol que jugó el Partido Comunista Español, y su gran responsabilidad en la derrota de la Guerra Civil Española, o de la dictadura castrista, son descripciones del miedo que pueden aplicarse a la Colombia que nos tocó vivir en la tenebrosa y larga noche de los ocho años del siniestro Uribe, entre otros miedos que hemos tenido que atravesar. Leí El hombre que amaba a los perros con un gran placer estético e intelectual, pero sentí todo el tiempo como el miedo corroía mis entrañas. Lo que me hizo pensar que el miedo a Stalin es comparable con el miedo que sentimos por las FARC y el ELN. Lo que Padura llama “la máquina infernal estalinista” yo lo veo como “la máquina infernal”, que ha girado y girado durante 50 años de la mano de esos grupos terroristas convertidos también en narcotraficantes. Y si esa es la Colombia que ellos desean, con zombis movidos por el pavor, yo me niego a aceptarlos y a vivir en su pesadilla. Mientras leía el libro escribía en mi cuaderno de ruta que somos marionetas en las manos de los dictadores -o de sus eternos aspirantes como Uribe-, que estamos condenados al silencio, condenados a la nada, condenados al abuso del poder de unos pocos sátrapas; que aupados en falsas ideologías políticas, entendidas solamente para su propio bienestar, hacen de la gran mayoría rebaños de borregos que siguen la campana del terror. Pensar en los cinco mil muertos de la UP, en “los falsos positivos”, esa terrible vergüenza vivida bajo Uribe, y a la que él cínicamente le restó importancia al decir que si esos muchachos habían sido asesinados, no era precisamente por sus buenas costumbres. Y por supuesto que pienso en las miles de víctimas de las FARC y del ELN. Grupos que escondiéndose en guerrillas armadas, que ya no tienen nada que ver en un mundo como el actual, han asesinado miles y miles de compatriotas, realizando de ese modo su propia purga estalinista; no es sino recordar el vil asesinato de los diputados del Valle, o de los adolescentes que secuestran para mantener vivo el comercio de la guerra y que son asesinados por un sí por un no. En Colombia hemos vivido purgas uribistas, sin olvidar las purgas y la persecución aterradora del gobierno de Barco, de las purgas perpetradas por años por el Estado y por sus Fuerzas Armadas y por supuesto por los grupos conformados por los paramilitares, sin olvidar que algunos nacieron de esa siniestra creación del exministro Botero y de Uribe cuando era gobernador de Antioquia; me refiero a las Convivir. Y es que el Estado colombiano muchas veces ha sido un verdugo salido de las cloacas. Tal y como sucedió en la época de Stalin, como sucede en la Rusia de Putin, en la Venezuela de Chávez y Maduro, en la Nicaragua de Somoza y de Ortega, en el Chile de Pinochet, en la España de Franco, en la Alemania de Hitler, en la Italia de Mussolini, en la China actual, o en la recién conquistada democracia de Birmania, donde la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi -1991-, aún no ha condenado la persecución que ha emprendido la mayoría de la población de credo budista en contra de la minoría musulmana; y si sigo nombrando constataría que no tengo espacio para nombrar a todos los sátrapas de los últimos cien años. Y en cuanto a Colombia se refiere, es imprescindible la recuperación de la memoria, es importante evitar la tergiversación de la historia, por eso también es importante conocer el testimonio de cada víctima, de cada plagiado, de cada torturado; sino nunca habrá una verdadera reconstrucción de esta Colombia escindida, polarizada por las vallas que ponen los uribistas en todas partes llamando al odio, al fanatismo y a la guerra. Por eso es importante evitar el culto a la personalidad que labran día a día Uribe y Ordoñez de un lado, e Iván Márquez o Santrich, con la bufanda del temible Gadafi al cuello, del otro lado del río.

lunes, 8 de junio de 2015

ELOGIO AL AMOR Y A LA IDENTIDAD, LA CARTA A HELGA DE BERGSVEINN BIRGISSON

Bergsveinn Birgisson (Islandia-1971), autor de una nouvelle, escrita en forma epistolar, La carta a Helga, (La Lettre à Helga, Editions Zulma 2013 – 125 páginas, traducido del islandés al francés por Catherine Eyjólfosson), hace parte de la selección 2015 para el Premio a la Mejor Novela de Lectores de Points (Francia). // Bergsveinn Birgisson realizó estudios de Literatura Comparada en las Universidades de Islandia, de Oslo y finalmente en la de Björgvin donde obtuvo su doctorado en Literatura Medieval Escandinava. Actualmente vive y trabaja en Noruega. Birgisson no sólo es novelista sino poeta, y ésto es importante tenerlo en cuenta en su libro La Carta a Helga. // He leído esta hermosa carta de amor, pero también de reivindicación de la identidad, meciéndome en una mezcla de emociones que rara vez experimento cuando leo una novela. // Y es que La carta a Helga no pretende ser un discurso racional, sino emotivo. Bjarni, el hombre que le escribe a Helga, tiene noventa años y en el umbral de la muerte, cuando ella lo espera del otro lado, decide contestarle la misiva de amor que muchos años antes ella le enviase. // Bjarni, un eterno enamorado de la mujer por la que no supo o no quiso luchar, nos va a relatar uno a uno los episodios de un mundo que ya no existe: el de los pastores de ovejas del sureste de Islandia. A través de Bjarni descubrimos una literatura oral de una gran riqueza y belleza, las sagas, que narran las historias vikingas; pero también nos enseña un nuevo lenguaje: el de los pastores, agricultores y hombres de mar. Una forma de vida que practicamente ha dejado de existir en los últimos cincuenta años. No porque ese tipo de actividades ya no exitan en Islandia, sino porque la tecnología y la modernidad, ¿o postmodernidad?, las ha enterrado para siempre ; o al menos es lo que pretenden. Es un mundo que desaparece en añicos, se quiebra como si fuese una enorme lámpara de Baccarat y recomponerla no solo sería una labor de titanes sino imposible. Es un mundo perdido para siempre. // Bergsveinn Birgisson, el mismo hijo de un pastor de ovejas y pescador, asentado en el Noroeste de Islandia, nos cuenta que a la edad de veinte años decidió recorrer esta parte de su país con una grabadora y hablar y hablar, más bien escuchar y escuchar, los relatos de los antiguos pastores y pescadores. // Es así como Birgisson pudo rescatar una enorme tradición oral que de otra forma hubiese quedado en el olvido; convirtiéndose así en un arqueólogo de la palabra, en un espeólogo de las tradiciones perdidas, en un etnólogo de un pueblo que desaparece detrás de la niebla del norte y bajo un espeso manto de nieve que oculta un pasado extraordinario que los jóvenes de hoy no saben o no quieren apreciar. // Ese material va a servirle años más tarde para la escritura de un pequeño cuento, en realidad sólo diez páginas, en el cual crea un personaje, Bjarni, el cual encarna a cinco pastores con los que había hablado en su juventud. Una vez escrito su breve relato Birgisson sintió que estaba en deuda con él y que Bjarni merecía que lo conociera más. / De esta forma Birgisson comienza a profundizar en el mundo que su personaje llevaba en el fondo de su alma y lo saca a la luz en ese hermoso relato que es La carta a Helga. Un universo que no es ajeno al de su padre y al de su abuelo. El mismo Birgisson cuenta que muchas de las historias que aparecen en La carta a Helga le fueron contadas por ese abuelo que estaba firmemente ancorado en la rica tradición oral islandesa. // Uno de los aspectos que más me llamó la atención en La carta a Helga es la erudición de Bjarni, su protagonista. Pensaba que en realidad era simplemente el capricho de su creador; pero no, estaba equivocada. En realidad Birgisson nos cuenta que en las entrevistas, a estos antiguos pastores, se encontró con grandes lectores. Algo que nos explica muy bien en la entrevista que le concedió a France Culture en su programa literario La Grande Table : http://www.franceculture.fr/emission-la-grande-table-1ere-partie-bergsveinn-birgisson-2014-01-09 Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX estos hombres, que ya trabajaban en cooperativas, ahorraban mensualmente parte de sus ganancias personales con el fin de comprar cada año varios libros que iban a parar a la biblioteca de su comunidad. Allí no sólo se encontraban las sagas, poemas escandinavos que se caracterizan por ser extensos y por pertenecer a la tradición oral del Medioevo escandinavo, sino libros de otros lugares del mundo. Es así como Bjarni puede hablar sobre el existencialismo, entre otros temas que lo interpelan. // Es de anotar que Bjarni escribe su hermosa carta de amor a Helga en Kolkustadir, el 29 de agosto de 1997; así que el siglo XX, con todos sus cambios y con dos guerras mundiales, ha desfilado ante sus ojos atónitos ante tantos cambios; por lo que es plenamente consciente que su mundo está en peligro y que su desaparición es inminente. // Bjarni se debate entre el amor por Helga, una extraordinaria y hermosa mujer, casada con Hallgrímur, un hombre perezoso y poco inteligente, y la lealtad que él le debe a su esposa Unnur. Esta última ha sido víctima de un cáncer de ovarios y la experiencia de una operación quirúrgica mal realizada la lleva a tomar la decisión de no volver a tener relaciones sexuales con Bjarni, su marido. Pero Unnur es su esposa y con ella ha construido un patrimonio del que se siente orgulloso. Un patrimonio cuya base es la milenaria tradición de pastoreo y pesca de Kolkustadir, la región donde sus familias han vivido por generaciones. // Este aspecto es importante tenerlo en cuenta a la hora de entender una de las razones por las que Bjarni no es capaz de dejar todo detrás de él y seguir a Helga cuando ésta le propone que se vayan juntos ya Reikiavik y comiencen una nueva vida; él como obrero en alguna fábrica y ella como empleada doméstica en una casa de ricos. Un panorama no muy agradable para alguien que es autónomo, que no tiene patrones y con un profundo arraigo en su tierra y en sus tradiciones milenarias. // Al respecto Birgisson dice: “Quedarse en su tierra es posiblemente tan erróneo como optar por la ciudad y la melancolía”. // En otras palabras, Bjarni se siente atrapado entre dos mundos, el mundo nuevo que le ofrece Helga y la tierra que ha heredado de su padre con la promesa de trabajarla y de no venderla a nadie que no sea de la familia. // Pero también se siente atrapado entre dos amores. El de la tierra y el mundo que él conoce, su vida de pastor de ovejas, de pescador y de agricultor; y el amor y la pasión que siente por Helga, la única mujer que verdaderamente ha amado en su vida. No en vano al comienzo de su carta le dice lo siguiente: “Tendré sed de ti hasta mi último aliento” // Una hermosa declaración de amor. Y es que el libro de Bergsveinn Birgisson es una enorme oda al amor, a los orígenes. Es un elogio a la identidad que comienza a diluirse en este mundo globalizado; donde creemos que vestirnos, hablar y vivir como los jóvenes de las barriadas de Nueva York, es el súmmum de la elegancia y de la sofisticación. // Por último quisiera añadir que pocas veces he leído un libro que me haga navegar por aguas tan tumultuosas y tan tranquilas a la vez. Es un libro de una extraña belleza. Lo he leído con un inmenso placer estético e intelectual, y al mismo tiempo con un inmenso placer emocional. // Espero que Birgisson, cuyo libro ha tenido un gran reconocimiento en su país de origen, en Alemania y en Francia, sea el ganador del Premio a la Mejor Novela de Lectores de Points 2015. ¡Se lo merece! ¡No me cabe la menor duda! ----------------------------------------------------------------------------------------------------- Pueden leer la Carta del librero François Delapré a Bjarni, el personaje de La Carta a Helga en el siguiente sitio: http://saintchristophe-lesneven.com/2013/07/26/la-lettre-a-helga-bergsveinn-birgisson-zulma/