viernes, 23 de junio de 2017

VIRGO POTENS, DE MA. SOCORRO MÁRMOL; UNA REESCRITURA DE LA PICARESCA ESPAÑOLA

Conocí personalmente a Ma. Socorro Mármol Brís (España) en la pasada Feria del Libro de Madrid; se me acercó entusiasmada después de haberme oído hablar sobre el tema Mujer y Literatura a la que había sido invitada por Basilio Rodríguez Cañada, Presidente de Sial Pigmalion, y por Carlos Orlando Pardo, presidente de Pijao Editores; me la presentó Carlos Pardo Viña, y ella me preguntó si podía obsequiarme su libro Virgo Potens (Grupo Editorial Sial Pigmalión-Madrid 2016, 247 páginas). Pues bien, acabo de leerlo y me ha dejado una muy grata impresión. No sólo es una obra muy bien escrita sino que me hizo remontarme en el tiempo y creer que estaba leyendo una obra de la picaresca; ese género que surgió en el Siglo de Oro Español. El lenguaje de Ma. Socorro Mármol Brís hace gala de una gran riqueza; pocas veces emulada por los autores contemporáneos. También refleja el lenguaje local de su tierra natal, Sierra Mágina, a tal punto que a veces creía que el castellano que leía era de otros tiempos, como el del Lazarillo de Tormes, o el mundo de un Guzmán de Alfarache. Precisamente uno de sus personajes, Torcuatillo el Cojo, me hizo rememorar al Lazarillo; así como la sociedad en la que se mueve, los contrastes socioeconómicos, la vida de los renegados, de los desarrapados, de los olvidados por esa otra clase que se cree superior y que en vez de mejorar el modus vivendi del pueblo, que supuestamente protege, profundiza aun más en las infinitas argucias que pone sobre la mesa para que las diferencias sociales existan, puesto que sin ellas muchos de sus privilegios de clase –léase casta- desaparecerían irremediablemente. Para ello necesita apoyarse en los pilares de la sociedad patriarcal, veamos: El cura, en representación de la Iglesia, el juez, en representación de un supuesto Estado de Derecho, y el abogado, que aunque pertenece a una clase privilegiada trata infructuosamente de proteger a los desvalidos. El mundo turbio en el que se cruzan los ricos del pueblo con la clase mal llamada popular y con los que están en lo más bajo de la pirámide social -me refiero a las prostitutas y a los renegados por sus orígenes non sanctos, tal y como sucede en la picaresca- está contado en primera persona, otra de las características del género en cuestión. El relato es más bien el retrato de la vida de un pequeño villorrio devenido en infierno grande. Allí vemos desfilar retazos de la historia española, ya no del siglo XVI sino del XX; me refiero a la Guerra Civil Española y a los temibles años que siguieron a la más larga dictadura europea, la de Franco; y todo ésto a través de los ojos impertérritos de una niña, Ginesa, a la que aún no la ha visitado la menarquia; aunque a veces su relato se mezcla con los recuerdos que tiene en su etapa adulta y en la que trata de exorcizar los demonios que la acosan desde esa infancia en que debía esconderse cada vez que escuchaba las peleas descomunales de sus padres o cuando escapaba de los castigos inclementes de una madre para la que sólo contaban sus muertos; mientras que su padre, abogado de profesión, se mece en la desazón de un amor prohibido; me refiero a la relación abierta que sostiene con la hetaira más hermosa e hidalga del pueblo. Otra de las narradoras es Violante, la mujer, ya hecha adulta, desea a toda costa ser escritora, pero para ello necesita de la ayuda de la otra amiga, Salomoncica, narradora oral por excelencia. Al final cada una de ellas necesitará de la presencia de Torcuatillo el Cojo, al menos de lo que queda de su presencia, para armar el rompecabezas de sus vidas y de la vida del pueblo. Y si hablo de hidalga, en el sentido que le da la RAE, o sea, una persona “generosa, noble, valiente”, es porque en suma Virgo Potens es ante todo una novela que ensalza a la mujer. Es una novela feminista en el sentido más contemporáneo del término. Las mujeres no son sólo las protagonistas del relato sino que son los personajes que verdaderamente salen avante de todos los contratiempos que los hombres -supuestamente “probos”, y a los que ya se había hecho alusión, como son el cura y el juez- les habían sembrado en el camino arduo y difícil que tendrán que recorrer; no para que triunfen sino para destruirlas. Con la diferencia que ellas sobreviven así crean que han fracasado en el intento. Sólo al final se dan cuenta que no, que sus vidas no son un fracaso y que están allí no sólo como testigos de un oprobio sin nombre sino para contarlo; y así, de una forma o de otra, lograr recuperar la decencia que creían sepultada en el pasado. Pero sobre todo evitan que el olvido reine y que la memoria se imponga por encima del dolor, del sufrimiento y de la bajeza humana. En otras palabras recuperan la memoria que todo pueblo debe tener para poder comprender el presente y poder proyectarse a un futuro; puesto que ellas finalmente entienden que es la memoria histórica la que logra redimir a los pueblos y por ende a los hombres y mujeres que lo conforman. Virgo Potens también es una novela que me hizo pensar todo el tiempo en La amiga estupenda de Elena Ferrante; con la diferencia que en la novela de Mármol Brís no son dos amigas sino tres y además hay una presencia masculina, Torcuatillo el Cojo, con el que conforman un extraño cuarteto donde no es la música la que va a hacer bailar sus vidas sino el desamparo y la tragedia. Ese cuarto integrante, por muy disparatado que parezca, es una de las figuras principales -léase columna vertebral- de esa amistad que nada ni nadie podrá destruir, ni siquiera la muerte. Por último quisiera hacer un breve análisis comparativo entre Virgo Potens, de Ma. Sócorro Mármol Brís, con La amiga estupenda, de Elena Ferrante, teniendo en cuenta que las dos obras hurgan en el mundo secreto de las mujeres. Me refiero a la menstruación, al abuso sexual, al machismo o la misoginia; pero sobre todo la diferencia en la educación impartida a hombres y mujeres. Estas dos obras bucean en la intimidad de la mujer; en ese universo femenino que ningún hombre podrá vislumbrar por razones evidentes. Así que si les interesa conocer un poco más sobre nuestra psiquis y sobre nuestra forma de ver y sentir el mundo, la familia, los vecinos, el primer amor o las primeras caricias –entre muchos otros aspectos- deberían leer estas dos obras. Otra de las características que vale la pena resaltar es que los dos libros son un registro de los cambios que sufrieron España e Italia después de la 2a Guerra Mundial. La amiga estupenda, de Elena Ferrante, es el libro que Daniel Pennac le obsequia a todos sus amigos y debo confesar que no lo leí con el mismo entusiasmo que lo anima. Es más, no me produjo ni frío ni calor, una especie de aletargamiento más bien. Y aunque La amiga estupenda es una obra muy bien escrita, la verdad es que no me sedujo para nada, incluso me aburrió, no veía la hora de terminar su lectura. Me parece una obra más decimonónica que del siglo XXI. En cambio Virgo Potens es una novela que me sedujo, que me interpeló, que mueve montañas, y cuya lectura no me dejó indemne. No dudo en afirmar que Virgo Potens es una lectura que debería ser hacerse en los cursos de literatura de colegios y universidades; sin olvidar el excelente curso de español que su autora nos brinda; por lo que no dudo en afirmar que considero a Ma. Socorro Mármol Brís una narradora no sólo excelente sino muy superior a Elena Ferrante. Por último quisiera resaltar que Virgo Potens es un soberbio homenaje a esa gran mujer que fue Minerva Mirabal (República Dominicana 1926-1960); otra razón más para recomendar su lectura. ____________________ Adenda 1: Y no, definitivamente La amiga estupenda no es un libro que pueda ser catalogado como realismo mágico; lo digo porque algunos críticos literarios han hecho ese comentario, algo que a mi modo de ver es completamente disparatado. Y por supuesto que en el caso de Virgo Potens tampoco podría hablarse de realismo mágico, sino como una reescritura de la novela picaresca española; tal y como lo había explicado al inicio de esta reseña. Adenda 2: Para que se hagan una idea del lenguaje de Ma. Socorro Mármol Brís aquí les dejo este enlace; espero que lo disfruten: http://www.publicatuslibros.com/autor/info/maria-socorro-marmol-bris/

domingo, 18 de junio de 2017

NADA QUE OCULTAR, DE GLORIA YOUNG: GÉNESIS O TURBULENCIA DE LA PALABRA-I PARTE

Nota: El ensayo que hoy publico hace parte de la conferencia que dicté el pasado jueves 8 de junio en la Casa de América (Madrid-España), con la presencia de los Embajadores de Panamá y Colombia en España, señores sr. Milton Cohen Enriquez Sasso y sr. Alberto Furmanski Goldstein. PRIMERA PARTE Conocí a Gloria Young en el marco del IX Encuentro Internacional de Mujeres Escritoras en Bogotá en el año de 2010. En esa ocasión el Encuentro estaba dedicado a Matilde Espinosa, una de las más importantes voces poéticas de Colombia. Coincidimos en la presentación de dos trabajos, cada una había escrito un ensayo sobre una poeta de su país. La escuché atentamente, no solo conocía a una escritora de la que nunca había oído hablar, sino que ante mí nacía una mujer, Gloria Young, que con el tiempo se transformaría en una de mis grandes amigas. Dos años después, en el 2012, Gloria me invitó al X Encuentro que se llevó a cabo en su país natal, Panamá, y del cual era su presidenta. El evento conmemoraba a Diana Morán, la escritora que me había regalado hacía dos años. Desde entonces la magia de su amistad no ha hecho sino enriquecer mi vida. Gloria Young está hoy a mi lado, y como imagino que habrá algunas personas que no la conocen, o que la conocen poco, voy a permitirme hablar un poco sobre ella, sobre ti admirada poeta Young. Sé que no le gustan los elogios; sin embargo, no podrá evitar que yo los diga. Así que comenzaré por una pregunta muy simple y a la vez categórica:¿Quién es Gloria Young?¿Young? Dirán algunos de ustedes, pero si ese apellido no es español… Y ahí comienza el enigma y la veta insondable que es Gloria Young. Una mujer mestiza como lo somos todos los latinoamericanos e incluso los europeos; es decir como lo somos todos los seres humanos. Gloria Young es descendiente de esclavos africanos, de migrantes europeos, no sólo españoles sino húngaros, y como veremos detenidamente es descendiente directa de lo que se ha denominado la diáspora china. No temas avanzar lentamente, teme solo detenerte. (Confucio) Su bisabuelo paterno era originario de Manchuria; para ser más exacta pertenecía a la etnia tungú, uno de los pueblos que se sometieron al dominio de Gengis Khan. Tal vez la insignia que más conocemos de este pueblo es su costumbre de rapar el área frontal del cráneo de los hombres y al mismo tiempo dejar crecer una larga coleta (trenza); lo que también ayudaba a identificarlos en los campos de batalla. Esta etnia tuvo el control de China desde 1654 hasta su caída en 1912, en el período conocido como Dinastía Qing; la cual impuso sus códigos vestimentarios en todo el Imperio. El bisabuelo de Gloria Young, cuyo progenitor lo entregó a una familia que tenía proyectado emigrar a la Guayana Británica -posiblemente para escapar de alguna hambruna- hizo parte de las primeras migraciones de trabajadores chinos –más conocidos como culíes o coolíes- en el Caribe, llevadas a cabo básicamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque hablar de “migraciones” es un eufemismo; puesto que en realidad se trataba mano de obra bajo un régimen cuasi esclavista que en no pocos casos fue el germen de la actual presencia china en los diferentes países antillanos y que venía a reemplazar a los esclavos venidos de África, cuyo mercado comenzaba a ser prohibido. En el año de 1833 el Imperio Británico es el primero en promulgar una legislación que pretendía combatir dicha infamia; en realidad un crimen de lesa humanidad. Veamos que dice la literatura sobre esta migración que también ha recibido, como acabo de anotarlo, el nombre de La Diáspora China. El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, describe la Cartagena de Indias de 1895, así como la comunidad china que albergaba; un fresco sociológico que cuenta lo que sucedía en el Caribe decimonónico: “Nadie creyó que el autor fuera el chino premiado. Había llegado a fines del siglo anterior huyendo del flagelo de fiebre amarilla que asoló a Panamá durante la construcción del ferrocarril de los dos océanos, junto con muchos otros que aquí se quedaron hasta morir, viviendo en chino, proliferando en chino, y tan parecidos los unos a los otros que nadie podía distinguirlos. Al principio no eran más de diez, algunos de ellos con sus mujeres y sus niños y sus perros de comer, pero en pocos años desbordaron cuatro callejones de los arrabales del puerto con nuevos chinos intempestivos que entraban en el país sin dejar rastro en los registros de aduana. Algunos de los jóvenes se convirtieron en patriarcas venerables con tanta premura, que nadie se explicaba cómo habían tenido tiempo de envejecer. La intuición popular los dividió en dos clases: los chinos malos y los chinos buenos. Los malos eran los de las fondas lúgubres del puerto, donde lo mismo se comía como un rey o se moría de repente en la mesa frente a un plato de rata con girasoles, y de las cuales se sospechaba que no eran sino mamparas de la trata de blancas y el tráfico de todo. Los buenos eran los chinos de las lavanderías, herederos de una ciencia sagrada, que devolvían las camisas más limpias que si fueran nuevas, con los cuellos y los puños como hostias recién planchadas. Fue uno de estos chinos buenos el que derrotó en los Juegos Florales a setenta y dos rivales bien pertrechados. Nadie entendió el nombre cuando Fermina Daza lo leyó ofuscada. No sólo porque era un nombre insólito, sino porque de todos modos nadie sabía a ciencia cierta cómo se llamaban los chinos.” García Márquez deja así constancia de la presencia, a veces ignorada, de las comunidades chinas en el Caribe, y por ende en toda Hispanoamérica. Un desconocimiento producto no sólo de la escasez de fuentes sino de la dispersión de las mismas. La migración china llegó a las Antillas en la segunda mitad del siglo XIX. La prohibición de 1833, que impedía la importación de esclavos negros del África Occidental, tenía como efecto inmediato el arribo de coolíes para trabajar en las plantaciones. Esta llegada de un nuevo pueblo engendró un cambio fundamental en la sociedad caribeña. Debido a la gran escasez de mujeres chinas, los nuevos llegados crearon familias con esclavas o hijas de esclavos libertos. Los migrantes chinos no sólo se instalaron sino que se integraron en las diferentes comunidades del Caribe, contribuyendo en gran medida a la gran riqueza étnica y cultural de dicha región. Pues bien, el bisabuelo de Gloria Young era uno de esos coolies que llegaron en un viejo y destartalado barco a las costas de la Guayana Inglesa. En otras palabras fue uno más de los millones de inmigrantes que llegaron a América; no me refiero sólo a los EEUU, sino al continente, a ese continente que Neruda nos describiera en Canto General; esa oda americana que muchas personas de mi generación no hemos dejado nunca de admirar y de leer. AMOR AMÉRICA (Pablo Neruda) Antes de la peluca y la casaca fueron los ríos, ríos arteriales, fueron las cordilleras, en cuya onda raída el cóndor o la nieve parecían inmóviles: fue la humedad y la espesura, el trueno sin nombre todavía, las pampas planetarias. Y ese hombre debió haber llegado, como muchos otros inmigrantes de todos los tiempos, con una valija en la que guardaba su mayor tesoro: su lengua, su cultura, el pasado milenario de su pueblo; y allí, oculto, imagino a Po Chi-I (372-427) recitándole a su bisabuelo versos que le recordaran a su amada China: RETENIDO POR UNA NOCHE EN UNA CALETA Viajando en barco a Chiang-chou En la oscuridad me trepo a la margen del río, me paro acá, [solo: viento sobre el agua, aire helado -una fresca tarde. Me vuelvo, miro el bote atracado en la caleta - entre brotes de cañas y ráfagas, un rayo de luz. Afortunadamente el bisabuelo de Gloria Young no estaría por siempre solo. Él, al igual que muchos otros de sus compatriotas, encontró el amor y dejó una semilla que se fructifica cada vez más. La tierra pródiga que le dio cobijo ha sabido reproducir una y otra y otra vez la simiente que viajó en una antigua nao. De esa simiente nació su padre, un hombre probo, trabajador incansable, que junto a otra mujer maravillosa horadaron la tierra en busca de la veta que hizo posible que una vez más las semillas germinasen y saliesen a la luz en su tierra, esa tierra llamada América. *Nota: Este ensayo será publicado en cuatro entregas. Pueden ver el video de la conferencia en el siguiente vínculo: