martes, 11 de diciembre de 2012

LA BANALIZACIÓN DEL SUICIDIO JUVENIL

Hace unos días un profesor de una escuela pública francesa, decidió poner como tarea a sus alumnos, con edades entre los 12 y los 13 años, que hicieran una redacción sobre el suicidio. Hasta aquí todo pareciera ir bien, lo que se sale sin embargo de toda explicación, es que no solo el profesor no había desarrollado con anterioridad el tema sino que tampoco lo hizo a posteriori. Pero por si fuera poco el tema a desarrollar tenía varias especificaciones, no era sobre el suicidio en general, sino como una opción personal. Los estudiantes debían imaginarse que tenían entre 18 y 20 años y que por alguna razón, que debían explicar en la tarea, optaban por suicidarse. Debían imaginarse todo el escenario, los problemas que los llevaban a tomar una decisión tan extrema, y la forma como lo harían. Algunos de los alumnos quisieron saber la razón de un trabajo que se salía de todo lo que hasta el momento se les había pedido, pero el profesor, escondiéndose en la coraza de la soberbia que muchos adoptan, contestó de mala gana que no había explicaciones que dar y que la tarea era obligatoria. Por fortuna varios padres de familia se manifestaron en contra de tamaña desproporción de lo que aparentemente puede ser el poder absoluto de un profesor y en este momento se encuentra bajo investigación del magisterio francés sin que pueda dictar clases. Una de las alumnas escribió su ensayo imaginándose que era una mujer gorda, con problemas de autoestima y de exclusión social, por lo que la única salida que encontraba para salir del problema era suicidándose. Lo que nos muestra otra de las alarmas que se encienden cuando pensamos en la burla a las que son sometidos cientos de personas de todas las edades y condiciones sociales cuando su físico no entra dentro de los cánones establecidos por la sociedad actual. Y si hablo de este tema hoy es porque yo también fui profesora por espacio de muchos años y considero que si bien no hay asuntos tabú, tampoco se puede exigir a los estudiantes que hablen sobre cualquier cosa si antes no se ha hecho un trabajo académico con ellos. Máxime que el suicidio entre los jóvenes pareciera que cada vez va en aumento y que la sociedad y el Estado cierran los ojos ante una problemática que debiera estremecernos a todos, ya que son los pilares mismos de la sociedad los que pueden estar balanceándose. Y no lo digo porque crea que la vida es un regalo divino y que sólo los dioses pueden poner fin a la existencia de una persona, sino porque considero que el suicidio debe ser analizado desde un punto de vista filosófico y los estudiantes deben de tener las herramientas necesarias para su comprensión ontológica. La discusión del suicidio no puede ser un ejercicio banal, impuesto, además, por un profesor que por pereza, o por incapacidad intelectual, es incapaz de desarrollar temas de hondo interés social y filosófico.

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