viernes, 30 de junio de 2017

HA MUERTO SIMONE VEIL, LA MUJER QUE DESPENALIZÓ EL ABORTO EN FRANCIA

Simone Veil (Francia, 1927-2017) El uso de la píldora y la legislación en pro del aborto en Francia se hizo de la mano de una gran defensora de los Derechos de la Mujer y gran defensora de los Derechos Humanos. Me refiero a Simone Veil (1927). De origen judío, Veil fue deportada a Auschwitz en marzo de 1944 y liberada en 1945; lo que tuvo que haberla marcado indeleblemente, tanto como ser humano en general, como mujer en particular. Por lo que no es raro que el tema de los Derechos Humanos, específicamente los de la mujer, hayan sido el baluarte de la lucha política que emprendió al terminar sus estudios de derecho y ciencias políticas. Bajo el gobierno de Giscard d’Estaing (1974-1981), ejerció el Ministerio de Salud, de la Seguridad Social y de la Familia, y en calidad de Ministra aprobó la distribución de la píldora anticonceptiva. Un año más tarde legisló a favor del aborto, lo que se conocería como la Ley Veil; lo cual generó una fuerte polémica entre la sociedad laica y la Iglesia católica. En 1979, fue nombrada Presidenta del Parlamento Europeo, siendo la primera mujer en acceder a dicho cargo; máxime que su elección se hizo por medio del sufragio universal. En 1993 regresó nuevamente al Ministerio de Salud y firmó un documento elaborado por médicos forenses y observadores de la Comunidad Europea, en el cual se denunciaba la violación de mujeres y niñas bosnias durante el conflicto de Bosnia-Herzegovina. En 1998 fue nombrada Miembro del Consejo Constitucional de Francia, título que ostentó hasta el 2007. En el 2005 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional, por el combate en pro de los derechos y de la dignidad del hombre y de la lucha de la mujer; presea que venía a sumarse a muchas otras que ya había ganado con anterioridad. Además, catorce universidades le han otorgado el Doctorado Honoris Causa. En el 2008 recibió el Premio Yuste, otorgado por la Fundación Academia Europea, por su defensa de los derechos de la mujer. Actualmente, es la presidenta honoraria de la Fundación para el Recuerdo del Holocausto, o de la Shoah, y desde el 2003 colabora con el Tribunal Penal Internacional. El 20 de noviembre de 2008 obtuvo el más grande galardón al que un ciudadano francés, o francófono, puede aspirar: fue elegida miembro de la Academia Francesa. Su último libro lleva un título bastante sugestivo: “Los hombres también se acuerdan”. Sin embargo, para que la Ley Veil fuese una realidad, primero tuvo que darse una lucha sin cuartel por parte de las mujeres, para que se les reconociese su derecho inalienable a decidir sobre su propio cuerpo. Por lo que es importante nombrar a Giselle Halimi (1927), de origen tunecino, hija de madre judía y de padre bereber. Autora de “La Kahina, Reina de los Bereberes”, gran conocedora del mundo, de la cultura y de la historia de este grupo étnico. Feminista, jurista, escritora. Amiga personal de François Mitterand (1916-1996). Representante de Francia ante la Unesco y fundadora de “Choisir la cause des femmes” (Escoger la causa de las mujeres), movimiento feminista que trabajó arduamente en pro de la legislación que hizo posible el reconocimiento del derecho al aborto en Francia. Desde sus inicios ha denunciado, igualmente, la violación de los Derechos Humanos en el Norte de África. El Movimiento buscaba básicamente lo siguiente: – “abrogación de la ley represiva de 1920 que condena el aborto. – defensa gratuita de las mujeres acusadas de aborto. – contracepción libre y gratuita. A partir de 1974, los objetivos del movimiento Choisir se amplían y abarcan el estatuto general de la mujer en la sociedad: -lucha contra la violación, las violencias físicas y morales y los esquemas culturales sexistas. -lucha por la igualdad profesional. -lucha por una mejor representación de la mujer en la vida pública (entre otras peticiones)”. [1] Simone de Beauvoir (1908-1986) era una de sus colaboradoras. Por lo que no es de extrañar que hubiera sido una de las trescientas cuarenta y tres mujeres que firmaron el manifiesto publicado en la prensa y que llevaba el nombre de “343 salopes”; lo que en español puede traducirse como puta, pero también como desalmada o sinvergüenza. Adjetivo que venía siendo utilizado por la sociedad francesa para designar a las mujeres sospechosas de haber abortado. “El 15 abril de 1971, en Francia, el Movimiento de Liberación Femenino (MLF) inauguraba una manera de hacer campaña por la conquista del derecho del aborto mediante una modalidad sumamente novedosa y superadora de las prácticas tradicionales, recreando lógicas de acción. Apareció entonces a doble página, en el periódico Le Monde, un manifiesto firmado por 343 mujeres que reconocían públicamente haber abortado. El mismo fue conocido bajo el nombre de las 343 Sinvergüenzas; en el cual periodistas, artistas, obreras, intelectuales, amas de casa, activistas, escritoras, entre otras tantas, salían de la esfera privada a partir de su pública reivindicación política. Hubo firmas de talla por su trayectoria que provocaron un fuerte impacto a esta estrategia de visibilidad: Simone de Beauvoir, Catherine Deneuve, Giselle Halimi, Jeanne Moreau, Marguerite Duras”. El texto era breve, pero contundente: “Un millón de mujeres abortan cada año en Francia. Ellas lo hacen en condiciones peligrosas a causa de la clandestinidad a la cual están condenadas, cuando esta operación, practicada bajo el control médico, es de las más simples. Se hace el silencio sobre este millón de mujeres. -Yo declaro ser una de ellas. -Yo declaro haber abortado. -De la misma manera que nosotras reclamamos el libre acceso a los medios anticonceptivos, reclamamos el aborto libre”.[2] La lucha por la legalización del aborto tuvo como abanderada a otra gran feminista: Betty Friedan (1921-2006). Nacida en Estados Unidos, en el seno de una familia judía, bastante convencional. Asistió a la universidad y obtuvo el título de psicóloga. Trabajó luego como reportera en diferentes diarios y revistas; y en 1952, embarazada de su segundo hijo, es despedida del trabajo. Este acto, que debió sentir como un gran atropello, fue el detonante de la labor que emprendería por el resto de su vida: la lucha por las reivindicaciones de la mujer. En 1963 publicó su primer libro: La mística de la feminidad (Premio Pulitzer 1964), habiendo vendido tres millones de ejemplares; lo que lo convirtió en uno de los bestsellers más exitosos de todos los tiempos. Este libro representaba para la mujer de clase media de los Estados Unidos lo que El Segundo Sexo (1949) de Simone de Beauvoir había representado años antes en la sociedad francesa. Betty Friedan, abogó por los derechos laborales de las mujeres, entre ellos el obligar a las aerolíneas a aceptar como azafatas a mujeres mayores de 32 años, sin importar su condición civil. El 26 de agosto de 1970 presidió una marcha, que no sólo conmemoraba los cincuenta años del sufragio femenino, sino que tenía como objetivo principal la exigencia del “aborto gratis e inmediato”, la cual congregó a cerca de 50.000 mujeres. [1] “Choisir la cause des femmes”. [2] Las 343 sinverguenzas. Bellucci, Mabel. ———————————- Acerca de este artículo: La reseña “El aborto y el manifiesto de 343 salopes francesas” hace parte del libro “¡Cuidado! Escritoras a la vista…“ (Be Ediciones, Manizales, 2009) de la escritora Berta Lucía Estrada. Este libro ha sido recientemente incluido por la Universidad Nacional de Colombia en su Biblioteca virtual; pueden leer en el siguiente vínculo:

miércoles, 28 de junio de 2017

El cumpleaños de Aracne y otros cuentos

El cumpleaños de Aracne y otros cuentos, de Sial Pigmalión (Madrid 2017) es un hermoso proyecto de cuentos infantiles escritos al alimón, no a dos manos sino a siete; veamos: José Revelo Revelo, Socorro Soco Mármol Brís, Carlos Orlando Pardo, Fermín Fernández Belloso, Ondina Zea, Laura Hernández Muñoz y Ángeles Cantalapiedra. En él encontramos siete cuentos en los que cada autor tiene su parte de autoría; y lo que es importante de anotar es que las historias nunca pierden ilación ni el tono ni el estilo decaen. Son narraciones que si bien están escritas pensando en un público infantil denotan un gran respeto por los lectores a los que van destinadas; y si digo ésto es precisamente pensando que no todos los autores que escriben libros mal llamado "infantiles" tienen en cuenta a la hora de construir el discurso narrativo, puesto que a veces suelen creer que escribir para niños es algo fácil y que pueden salir con cualquier historia. Es el caso de Los gnomos de Gnu, de Umberto Eco, un autor que respeto y admiro, pero este libro denota su desconocimiento de la literatura infantil. Eco quizo escribir un cuento que tratase de fomentar el respeto por el planeta tierra, y aunque la idea es buena la narración es bastante floja y obvia. Felicidades a los autores, espero que sigan con este proyecto polifónico.

martes, 27 de junio de 2017

“Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres”

Iglesia de San Sebaldo (Nuremberg-Alemania) “Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres” (frase leída en la iglesia de San Sebaldo) El 7 de agosto de 2013 tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Nuremberg (Alemania), y la visita a su iglesia de San Sebaldo me sumió en una reflexión profunda sobre la guerra y la paz. Pero no sólo por lo que la iglesia en cuestión representa, surgir como ave fénix de las cenizas, sino por el proceso de paz que Colombia, en cabeza de Juan Manuel Santos, ha construido en estos años y que hoy, martes 27 de junio de 2017 culmina con la entrega de las armas de las FARC. En esa visita pensé inevitablemente en sus detractores, en sus enemigos, en esas fuerzas ocultas que no quieren que nada cambie, porque eso va en contra de sus intereses de clase, en contra de sus intereses políticos, en contra de sus propios intereses de tenencia de tierra, intereses cuasi feudales. Y por supuesto pensé en esa sombra siniestra que es Uribe, pensé en sus gritos y en su llamado al odio, en la apología que hace día a día de la violencia, en la caricatura en la que se convierte cada vez que vocifera como un energúmeno; seguido por el eco de sus fanáticos seguidores, que a veces son sólo secuaces de intenciones oscuras que tratan a todo precio de ensombrecer el horizonte que los colombianos de bien tratamos de construir a lo largo de nuestra vida. Uribe no me representa. Nunca me ha representado. Nunca voté por él, ni nunca lo haría. Me niego a aceptar que su cólera nos conduzca al cadalso, a la muerte, a la guerra perpetua a la que pretendió jugar cuando quiso reelegirse para un tercer mandato, con el secreto a voces de declararle la guerra a Chávez; sólo por su deseo de jugar con soldaditos de plomo, queriendo olvidar que ni son soldaditos ni son de plomo, queriendo ignorar que ya no tiene la edad para jugar a bravuconadas, queriendo ignorar que el hacerlo solo lo empequeñece ante los ojos de la historia. Y si hablo de todo ésto, es porque la iglesia de San Sebaldo, a la que hago mención, supo convertirse en un lugar de reflexión y de denuncia de lo que es la guerra y del llamado horroroso de personajes como Hitler y sus secuaces, algunos de los cuales estaban escondidos en las entrañas mismas de la Iglesia; tal y como ha sucedido muchas veces en Colombia en estos cincuenta años de crímenes abyectos de la extrema derecha, y de los oscuros personajes que se han lucrado de la guerra, entre ellos las cabezas de las FARC o del ELN, pero también de los paramilitares y de algunos militares que creen que la guerra es la única forma de ejercer su trabajo. La iglesia de San Sebaldo (1215), un monumento para la paz (Nuremberg) * 20 de abril de 1945 Las armas guardan silencio. Nuremberg caída y sumida en el horror de una guerra que nadie había imaginado… Despedazadas, horadadas y vacías, las torres de San Sebaldo se elevan hacia el cielo. Iglesia y Estado bajo el manto de una paz engañosa. La semilla de la violencia fue sembrada y germinó en los espíritus y corazones de mucha gente. El desierto de ruinas de la ciudad se extiende casi hasta el infinito. Pero uno de los tejados ya ha sido reconstruido; no hay duda, los demás lo imitarán. Paz… Pero ¿Qué significa? Acaso que se puede deambular por las ruinas sin tener miedo a las bombas? ¿Acaso significa que el sol calienta a los hombres y a las piedras como si nada hubiera pasado? ¿Acaso significa que el horror ya comienza a ser pasado? La casa de dios se convirtió en su propio sepulcro. He aquí los altares destruidos y la cultura de varios siglos pisoteada. Las campanas han sido destruidas, fundidas. Como mucha gente, San Sebaldo se ha quedado sin voz. En el verano de 1945, cuando se conocieron los crímenes horribles de los Nazis, las palabras se atoraron en el fondo de su garganta. ¿Acaso las guerras son al mismo tiempo una forma de pagar deudas? Los habitantes de la ciudad vieja se niegan a abandonar la casa de dios, limpian los escombros, despejan las calles adyacentes. Una tímida esperanza cubre el cielo, mientras que la primera barraca aparece en la nave lateral norte, destruida en el bombardeo. ¿Acaso no sería mejor demolerla por completo? Las heridas… ¿Acaso el portal de los novios será de nuevo testigo de la felicidad de un nuevo matrimonio? Esfuerzos increíbles para que la reconstrucción de la iglesia de San Sebaldo no se detenga, el andamio no deja de crecer. La iglesia de San Sebaldo es una construcción viva. Al fin, en 1954, nueve años después de la guerra, la armazón del techo de la iglesia de San Sebaldo ha sido terminada; todavía faltan tres años para la nueva consagración, pero ¡qué felicidad! La primera misa es una sensación de cobijo. En la nave central, amurallada, está la gente turbada por la guerra, marcada por el sufrimiento; no sólo busca lo que representó, sino lo que queda de ella. Los primeros trabajos de reconstrucción fueron más bien ineficaces. Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres. *Estas frases acompañan una serie de fotos que van desde la multitud que aclama a Hitler, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, hasta la foto del 17 de diciembre de 1992 que muestra a otra multitud, 100.000 personas con velas encendidas, que clama porque el horror no vuelva a repetirse nunca. Las frases son una traducción libre que he hecho del francés al español.