TARDE EN RECORDAR
arte - Voces del silencio - cultura y literatura
En este blog podrán leerse artículos, poemas o cuentos sobre mujeres y hombres que han jugado un rol decisivo en la construcción de nuestro imaginario colectivo; bien sea a través de la literatura, del arte y por ende de la cultura.
jueves, 23 de marzo de 2023
TARDE EN RECORDAR, DE ROBERTO ACUÑA
domingo, 19 de marzo de 2023
POSIBLE ORIGEN DE LA PALABRA MACONDO
PÍLDORAS LITERARIAS:
POSIBLE ORIGEN DE LA PALABRA MACONDO:
domingo, 5 de marzo de 2023
TON ABSCENSE N'EST QUE TÉNÈBRES, DE JÓN KALMAN STEFÁNSSON
LITERATURA ISLANDESA:
domingo, 8 de enero de 2023
DE EXILIOS Y NAUFRAGIOS EN LA POESÍA DE JONATHAN ALEXANDER ESPAÑA ERAZO
De exilios y naufragios en la poesía de JA España Erazo
Berta Lucía Estrada Estrada
Crítica Literaria
Todo exilio es en sí mismo silencio y naufragio; y esta premisa la entiende muy bien el poeta Jonathan Alexander España Erazo cuando escribe El silencio voraz (Abisinia Editores y Editorial Avatares, 2022). Aunque este poemario, que puede leerse también como un libro de aforismos, no habla del exilio político ni del económico; habla, más bien, del exilio metafísico.
El poeta se reconoce como un exiliado en sí mismo; y por ende sabe que la salvación no existe; sabe que ese exilio -en realidad una caída donde no hay redes ni escapatoria posible- es la única certeza que tiene en su diario trasegar por el universo de las palabras.
Y las palabras no son ninguna tabla de salvación, por el contrario, son cuerdas que lo ahorcan, que lo ahogan, y que lo hacen trastrabillar en un mundo donde la “nada” es la única existencia creíble.
Por eso en El náufrago, del capítulo Las formas del fuego, nos dice:
Hoy desperté / con las raíces de la muerte.
Y en El doble
Una salamandra en el aire se agita en llamas,
abre la boca
y desaparece.
Aquel rumor no deja
de invocar nuestro exilio.
El crepitar del fuego, y la salamandra que en vez de apaciguarlo lo alienta, aturde al poeta, le quema los ojos y le corta la lengua. De ahí ese sugestivo título El silencio voraz. El poeta, para poder sobrevivir en esa tierra de nadie que es el exilio interior, sabe que la única alternativa es la de fagocitarse a sí mismo; por eso “abre la boca
/ y desaparece.”
Otro exilio que se lleva a cuestas es la casa de la infancia. Ese eterno laberinto en el que se dan vuelta y vueltas en redondo y del que no se logra salir nunca más; así se haya dejado la casa paterna desde etapas muy tempranas. Y en este caso traigo a colación otros dos poemarios que hablan de la casa a veces como un refugio, como es el caso de Casa de agua, de la poeta ecuatoriana Ivonne Gordon, donde la evocación y el dolor de su pérdida son el tema central, y el poemario El miedo de una casa inexistente de la argentina Ernestina Elorriaga donde esa casa ya no es refugio sino pesadilla y tortura. Veamos qué dice JA España Erazo:
Tu casa: paraíso que revela el desamparo después del viento. (Poema Elogios)
Hermoso aforismo en el que intuimos que Dédalo y sus alas se han ido a otra casa. Por eso el poeta descubre la ausencia y se tropieza con el desamparo. Entiende su orfandad y se sabe solo en ese laberinto que lo habita y en el que él habita. Sabe que el Minotauro le sigue los pasos, que lo acecha en cada habitación, en cada recodo; y que si antes el mismo se fagocitaba a sí mismo ahora es el próximo festín del mítico toro.
En la 2a parte, Un relámpago sepultado en un jardín, leemos:
Estoy al borde de tu cuerpo que prolonga los precipicios. (Poema Lunes)
Otra vez la sensación de vacío; y ya vimos que el cuerpo del poeta carece de alas por lo que no puede esquivar al precipicio. La caída es ineluctable y eterna, no hay fondo; entre más se cae, más hondo es el abismo.
Y como el poeta es consciente de ese juego eterno en el que siempre es un perdedor, dice:
No olvido el pozo de tu lejanía: huelo el rayo que destroza el barco, el fuego de la incertidumbre, el naufragio adentro. (Poema Viernes)
El agua que ahoga, que inunda, que borra fronteras, y que deja un paisaje anegado y destruido, es otra forma de representarse a sí mismo la desolación de la casa de su infancia. El dolor de la ausencia, y el saberse solo, inconmensurablemente solo, le recuerdan que las cuerdas lo persiguen así no le abracen el cuello roto desde siempre.
Aunque la cuerda huya de la viga, el mundo, nuestra isla, ya tiene el cuello roto. (Posdata)
Luego en Presagios dice:
Bajo la lluvia
se inunda la casona. Llora el naufragio.
Libro de niebla.
Entre palabras y agua,
emerge el poema.
Una casa que luego será solo una imagen difusa, un vestigio de un pasado que en vez de dar refugio y seguridad solo brinda huellas borrosas, ruinas, derrumbes, naufragios.
«Mi rastro es la ruina que te rodea», me escribes en este papel
y desapareces en la imagen incendiada de nuestra casa.
Y en el poema que nombra a este libro que navega entre la poesía y los aforismos, El silencio voraz, el poeta renuncia a la música, renuncia al canto; en otras palabras, renuncia a la única compañía que el Hombre tiene dentro de sí para no sucumbir a la locura; ese otro Minotauro que anida en el fondo de cada uno de nosotros y que lleva como nombre Soledad.
Una canción resplandece en la noche, su melodía cruje
entre las grietas.
… La música nace y muere en mí.
A punto de ser canto
renuncio a las siete soledades.
Y si antes he hablado de los aforismos que pueblan este hermoso poemario, ahora hago alusión a otra forma de construir un poema:
Por la puerta entreabierta
ingresa la niebla,
continuidad de la huida.
Esos tres versos son etéreos, fugaces, limpios, transparentes; yo diría que tienen el privilegio de beber en la fuente de los haikus japoneses.
Y antes de terminar con esta breve presentación de este poemario de Jonathan Alexander España Erazo quisiera resaltar que los títulos de cada capítulo son el compendio de los poemas que se van a leer a posteriori. Esta característica no siempre se encuentra en los poemarios que a diario se publican; por lo que desde ese punto de vista es un libro muy bien logrado; es decir, es un libro pensado, trabajado; donde cada palabra tiene el peso que le corresponde; donde no hay nada que sobre y nada que falte; escrito con la precisión de un reloj. La coherencia es, a mi modo de ver, el principal atributo de El silencio voraz.
Felicitaciones Jonathan Alexander España Erazo; estaremos atentos a sus otras publicaciones.
martes, 3 de enero de 2023
INCINERACIONES, DE CAROLINA SÁNCHEZ PINZÓN
INCINERACIONES, DE CAROLINA SÁNCHEZ PINZÓN
Editorial El sastre de Apollinaire
Madrid, mayo de 2022
78 páginas
Este pequeño poemario titulado Incineraciones tiene la rara virtud de quemar los dedos que lo sostienen y de lanzar llamaradas de fuego a los ojos que recorren sus páginas. También hubiese podido llamarse Hambre o Hambruna o Silencio; o simplemente Muerte. Ya que el Hambre no solo corroe los huesos sino que quema las entrañas y nos recuerda que la existencia humana está llena de baches en los que danzan los fantasmas dispuestos a lanzarnos al vacío.
Incineraciones es un viaje metafísico entre Bogotá y Madrid; dos ciudades aparentemente gemelas y a la vez antagónicas. En ese viaje metafísico se respira un aire viciado; en él el oxígeno se transforma en combustión; una combustión que al producir dióxido de carbón ahoga y produce la muerte.
Incineraciones no construye puentes; o cuando lo hace es para partirlos en dos y dejar caer al abismo al lector que trata de atravesarlos. Desde el principio el lector sabe que no tiene escapatoria; sabe que el horizonte es una quimera y que nadie escapa a sus propias pesadillas:
No escuchar cómo el hambre
pule los platos.
No escuchar cómo el agua
cae tan deprisa
sobre la lava.
El cielo agoniza entre patrias y nuevos vocablos.
No escuchar cómo el hambre tartamudea. (Poema Hambrunas I)
Luego, en Hambrunas III, la poeta desmitifica la niñez y nos confronta con esa falsa idea que tenemos de los niños al imaginarlos desvalidos e inocentes:
Encontrar entre la hambruna nuevas palabras
es una misión del miedo.
Ningún soldado
ni escritor
ni mago,
puede entender lo que dice
un niño mientras imagina
cómo un pez se mueve en su boca,
habitada por los desiertos.
Luego en Otoño nos recuerda que el desierto es el único paisaje que habitamos y que nos habita.
Las casas cerradas componen las canciones
que dicen adiós al otoño.
Cada crucificado
que vive dentro de ellas,
es una nota.
Nada de tristezas
para el invierno.
Las casas cerradas son una metáfora del olvido; es decir, son la representación de la Muerte. Solo muere lo que ya no se recuerda.
Tal vez por eso en el poema XIII de Actas de Incineración leemos:
La niña es una esfera de cenizas.
Es el único ojo que le queda a la noche
para animar mis hambres.
Y en Insectos gigantes nos reitera que
El peligro parece ser la única puerta abierta.
Incineraciones es una especie de despeñadero de la condición humana. No ofrece falsas expectativas ni ilusiones vanas. Ese es su gran acierto. Y el otro gran acierto es su cohesión.
¡Un placer leerte Carolina Sánchez Pinzón!
lunes, 24 de octubre de 2022
YO SÉ PORQUÉ CANTA UN PÁJARO EN SU JAULA, DE MAYA ANGELOU Y LA IDENTIDAD, DE MILÁN KUNDERA
Libros leídos en estos últimos cuatro días:
domingo, 16 de octubre de 2022
El poder de la evocación en La casa de agua, de Ivonne Gordon
El poder de la evocación, de un mundo que solo existe en nuestros recuerdos, es un exorcismo que la poeta Ivonne Gordon hace a través de la palabra. A través de ella convoca las imágenes diluidas en el tiempo y arrasadas por el agua. Casa de Agua (Ediciones Valparaíso, 2021), ganador del I Poeta en Nueva York, Ediciones Valparaíso, USA, en edición bilingüe, es un hermoso poemario que hurga en la memoria y en el dolor que conlleva todo exilio.
Casa de agua es el título de este poemario que convoca las imágenes de la infancia perdida, de una casa y de un país arrasados por la furia del mar. Una casa que otrora fue guarida, refugio -hogar visto como chimenea-fuego-calor-acogida-, y que ahora solo existe en los recuerdos vagos de la poeta, léase elegida, para que su imagen se conserve. La poeta la llama y se da cuenta que “ya no escucha”, el agua la dejó sorda; por eso se sumerge en el mar donde encuentra “los floreros de cristal de Bohemia” de la abuela; una hermosa forma de reencontrarse con los orígenes y al mismo tiempo una estrategia para traer de vuelta a esa abuela sabia que tejía el alba, la aurora; en otras palabras, unía los hilos de la luz y del comienzo.
En el fondo del mar, en el Hadal,
entre algas y corales encuentro los muebles de la casa
que fueron arrastrados,
me topo con los floreros de cristal de Bohemia
cucharas de plata que traía la abuela
a las nietas el día de su nacimiento,
la abuela sabía de alquimia antes de la escarcha del amanecer. (Poema: Ha ido quedando sorda)
Y cuando el comienzo desapareció tras el exilio de los habitantes de la casa ni siquiera los pescadores supieron cómo rescatar los muebles que hasta las gaviotas rechazaban
La casa se fue quedando sorda… se hundió en el mar… los pescadores no tienen idea / lo que pasa con esta casa, y por consecuencia, /algunos muebles se ahogan. (Poema: La iniciación de la harina)
Y antes, mucho antes, que la casa se fuese al fondo del mar, cuando sus habitantes se fueron por caminos de fango llevando el olor de la casa en una flor y sintiendo el peso de las piedras en los zapatos roídos por el tiempo, se dieron cuenta que siempre serían extranjeros como lo fueron sus abuelos.
descansamos de nuestro viaje de un país a otro
somos extranjeras en todas partes
cada paisaje es una inútil pared (El viaje al país de los cangrejos)
El exilio es una segunda piel, es el alma del errante del que perdió su casa y del que fracasó buscándola.
… Somos casa de agua
somos territorios falaces,
somos la ciudad de agua, el instante somos el reflejo de la abuela, el almíbar de su dulce de higos, de
guayaba, somos sales
somos agua (Poema: Perejil)
En ese mismo poema leemos.
conocí mi primer territorio de agua en tu vientre
Cuando la poeta se adentra en las profundidades del mar, en busca de su antigua casa, se nos devela un gran enigma, el de un viaje iniciático que rastrea las huellas de sus orígenes. Lo que me lleva a pensar en dos obras soberbias de la literatura hispanoamericana: El viaje a la semilla de Alejo Carpentier e Informe sobre ciegos; me refiero a esa nouvelle que está inmersa en la novela Sobre Héroes y Tumbas de Ernesto Sábato. Ese viaje al que hago alusión lo vemos y lo sentimos en el poema Antes del doblez:
El silencio se dispersa, el tigre agita la cola
la loba aúlla entre las paredes,
me acerco con cuidado
a la casa parturienta que me dio los ritos ambulatorios, viene hacia a mí, llega con presagios de ladrillos
con viajes para los iniciados en la buhardilla de agua.
Casa de agua es, por lo tanto, un trabajo de arqueología ontológica que nos permite, muy posiblemente, descubrir de dónde venimos y para dónde vamos.
entro a esa casa que teje su propia penumbra,
y voy avanzando hacia ti. Te veré en otro cuarto,
la eternidad no puede existir sin ti.
Me recibes sin asombro, en un día imparable
cierras las puertas, y entra la colmena oscura desde afuera
nada es verdadero cuando viene desde afuera.
Me encuentro resguardada dentro de cajones de lluvia para que el poema sea la Ítaca
Y en El tétano converso duerme, Ítaca se hace presente, no como sueño o evocación sino como ese faro que siempre está encendido a la espera del hijo que se ha ido.
(El sol se disolvía en la isla de Ítaca
con sus casas blancas, y puertas azules) las miradas clandestinas de las viudas se perdían al divisar
a través de ventanas el ruido del mar,
el viento soplaba en mis ojos
mientras los pasos de la luz de los faros navegantes se quedaba atrás
con rabia azul.
Y en el poema De manera inocente nos encontramos de nuevo con ese amanecer como posibilidad de comienzo:
Con un paraguas empapado de agua averiguas tu origen,
juegas con todas las posibilidades en la ciudad de agua no quieres perder la esperanza
que un día fuiste pez,
y que todas las ventanas de tus branquias se abrieron para abolir la soledad de los humanos, y poder encender el amor en todas las bestias que buscan el agua salada
en una cucharada de miel antes del amanecer.
El reencuentro con esa primera existencia, la del pez, es un láudano que mitiga la pesadumbre de esta nueva existencia abocada a la soledad; incluso le permite a la poeta abolir el tiempo y a hacer un trato con “la tejedora infiel”. Y al mismo tiempo le permite respirar con sus branquias recuperadas de una existencia asaz lejana; aunque eso la obligue a pagar un óbolo para hacer la travesía del Estigia en la barca de Caronte.
La moneda aparece en la mano de la tejedora infiel, y como mortal codiciosa, cruzo
en la barca de Caronte para ser perdonada
por los dioses
y volver a la casa contenida en el pecho …
Para volver a nacer
necesito escoger entre el olvido y la memoria
que se encuentran dentro de la melancolía de un pez. (Cruzar el suspiro)
También la obliga a escoger entre Leteo y Mnémosine:
Cruzo el río para volver a la ciudad de agua / debo pisar las huellas / y elegir entre Leteo y Mnemosine.
Al escoger a Mnémosine aprende a
…a no morir por nuestra propia boca,
Y descubre
…el huerto de manzanas de la inmortalidad,
estamos dentro y fuera del agua (Poema: Parque de perros)
Al escoger la inmortalidad la presencia de la abuela se hace tangible en ella:
la abuela canta plegarias,
mientras con paciencia va lavando
la memoria de una condena. (Poema: El ascensor del cielo)
Y en Claros de polvo se convierte en contemporánea de todas
Las madres y las abuelas (que ) conversan sobre el paso del tiempo …/donde el polvo vuelve al polvo, donde las agujas de los huesos se rompen
La poeta asume el riesgo de sentarse con las tejedoras del tiempo; las mismas que al tejer un hilo luego lo rompen y lo trituran. Hasta que “el mar () centellea sin posibilidad de robo”.
Y en Geografía austral ejerce con ellas “la memoria del agua / después de cada rezo”.
En Acaso demasiado presta, y gracias a un epígrafe de Kavafis -“Ítaca te brindó tan hermoso viaje. / Sin ella no habrías emprendido el camino”- recuerda una vez más la Ítaca que la instó a emprender el camino hasta encontrarla. Aun así es consciente de la inutilidad de su viaje:
Por qué obstinarse en algo que no existe, / el paso del tiempo es invisible, / es un robo del fruto verde del mar.
Y en El dulce olor Ítaca es el espejo donde se contempla a sí misma y donde se contempla su hermana, ese otro yo indivisible y que permanece pegado a nuestros cuerpos como otra piel.
Fuimos juntas al mar a recoger estrellas de cuatro vientos
y cangrejos oscuros. Nos une el mar y el escándalo
de nuestros pies andinos
donde fuimos a la fiesta de la nada
donde bebimos el agua verde de la ceniza
que se escurre
porque tú eres tú, y yo soy yo
en nuestra imagen y semejanza
cruzamos el territorio del escándalo
en el otro rostro de Ítaca.
Nos une el escándalo del betún y del crepúsculo.
Lo que quiere decir que el viaje no fue en vano y que bucear en las profundidades marinas y que luchar en contra de los monstruos que lo habitan, blandiendo como una única arma un peán (Παιάν), finalmente deja una leve sensación de victoria; pero victoria al fin y al cabo.
imagino
la divinidad
de las rosas acariciando el viento,
imagino
las rosas mirándonos,
…
mi vuelo
está envuelto en papel periódico
quiero ser discreta con el hechizo,
me llevo fugitivamente la palabra secreta en una servilleta blanca,
abrazo la cola de un delfín
para viajar al lugar donde se oculta el fuego.
La memoria es una invención.
Ha sido largo el viaje por errar un minuto,
nadie sabe si nací acaso,
o si es el tiempo de la nada.
Nadie sabe por donde he caminado, nadie sabe
de todas las muertes que he vivido,
todas las vidas que he inventado
de todas las memorias que he descreído
por la noche
cuando me olvidé de mi nombre,
cuando me olvidé de mis mayores, de mi sangre,
cuando me olvidé de todo
cuando inventé todo
entonces puedo en ese lugar invisible
declarar
nada, nunca nada, todavía nada
esa es la victoria de una casa ensimismada en el agua.
¿Acaso Mnémosine, la diosa de la memoria, fracasó en su intento de recordar y de recordarnos el mundo y la existencia? ¿Somos los seres humanos simples pesadillas de dioses fracasados? ¿Acaso seguimos condenados por Némesis a contemplarnos eternamente en un espejo de agua por haber rechazado a la ninfa Eco que nos esperaba escondida detrás de los olivares? Preguntas que Ivonne Gordon va posiblemente a elucidar en un próximo poemario.
Chapeau, Ivonne Gordon!