jueves, 23 de marzo de 2023

TARDE EN RECORDAR, DE ROBERTO ACUÑA

 TARDE EN RECORDAR

Ínsula XX, Cuadernos de escritura de armas y letras revista de literatura, arte y cultura de la UANL (México 2017)
Hace unos dos años que conozco a Roberto Acuña y puedo decir que su amistad es una de las alegrías que me obsequia el mundo virtual. Poco a poco he ido conociendo al poeta y al cronista que lo habitan; y debo decir que tanto el uno como el otro me sorprenden; y además encienden esa pequeña llama que se esconde en mi sistema límbico, y que me permite apreciar y disfrutar una creación literaria.
Su escritura tiene la impronta que da el conocimiento del oficio de escribir. Cada palabra utilizada tiene el peso que le corresponde, nada sobra ni nada falta; como si su autor las pusiese en una báscula para impedir que alguna de ellas tenga más peso que las otras. Es un trabajo tejido como el más fino de los encajes flamencos; aunque en su caso cabría decir que es tejido en un antiguo telar de alguna descendiente de los antiguos aztecas. Y así el poeta o el cronista atraviese el averno de su propio pasado, su trabajo es sobrio y refinado.
El pasado que nos pone delante lleva sendas máscaras que ocultan el dolor intrínseco a la tragedia narrada por el poeta. Una de las máscaras, no las del teatro griego, sino del pueblo azteca, esconde la violencia de la sociedad patriarcal; y en cierta medida hace del poeta un parricida al que no podemos ni queremos condenar. Recuérdese que la máscara -prósopon en griego- era el verdadero rostro del actor, de allí pasa a personae en latín, lo que nosotros conocemos como personaje. Y esa máscara, o personae, tiene diversos rostros, así todos sean el mismo yo; como en la Commedia dell’arte donde un actor siempre representaba el mismo papel así la pieza teatral fuera diferente. En cierta forma esa máscara -bien sea griega, romana o azteca- le recuerda al poeta que escapar al hado es una tarea imposible; que el único viaje a realizar es el fatum y que el libre albedrío es sólo una utopía que le recuerda a su vez que en todo comienzo está inmerso el fin, que el origen es también la desaparición y viceversa; como una Quetzalcóatl que se muerde la cola eternamente.
Tú debiste morir en lunes,
porque un lunes
siempre será el mismo lunes,
un cero de veinticuatro horas;
un espejo mirándose en otro espejo;
un retorno que inicia y es siempre retorno.
Por eso tu muerte debió ser un lunes,
un comenzar siempre,
un volver a tu muerte y a tu ceniza,
un latido bajo el derrumbe de tu sangre,
hacia tu sonrisa última
en que tu fuerza aún levantaba el día en mis ojos
y la semana se despertaba contigo
e iniciaba siempre el lunes
con tus pasos lentos que iban aflorando el camino
donde jugaba con tu sombra
que dejabas conmigo, como todos los lunes,
antes de ir al trabajo.
Leer el trabajo de Roberto Acuña es un reto intelectual ya que es bastante elaborado.
Un honor leerte Roberto; gracias por esta tarde que he pasado sentada a tu lado.

domingo, 19 de marzo de 2023

POSIBLE ORIGEN DE LA PALABRA MACONDO

 PÍLDORAS LITERARIAS:

POSIBLE ORIGEN DE LA PALABRA MACONDO:

Alguna vez leí en un libro de una universidad costarricense, que recopilaba diferentes estudios sobre Gabriel García Márquez (no me gusta ese sobrenombre de Gabo con el que la gente lo trata como si fuese su amigo íntimo), que Macondo es una palabra yoruba que quiere decir "banano".
No obstante, hace dos años una nigeriana, que habla precisamente esa lengua, me dijo que ella desconocía esa palabra. Aunque también puede ser que en su región no la utilicen y que lo hagan otros pueblos yorubahablantes. La palabra que sí me confirmó como de origen yoruba es la de "combo"; y eso en el sentido que le damos los colombianos: grupo o asociación de personas u objetos.

Cabe aclarar que en ese crimen contra la Humanidad, que fue La Trata de Esclavos, los principales grupos que la sufrieron fueron precisamente los yorubas, acompañados de los congo, carabalí y los mandinga. Por otra parte, el lucumí es una lengua hablada en Cuba y República Dominicana; y forma parte de la liturgia de la Santería. Es la lengua en la que sus fieles se comunican con Los Orishas; y es un idioma principalmente derivado del yoruba.

De todas formas recuerdo que hace mucho tiempo, de eso hace más o menos 30 años, leí que GGM había dicho en una entrevista que "macondo" era el nombre de una finca bananera que había cerca de Aracataca; y que ese nombre se le había quedado grabado en la memoria. Y pienso que si se le quedó grabado a lo mejor fue por la musicalidad de la palabra; puesto que cuando se pronuncia parece que fuera acompañada por tambores que suenan en la noche.

Lean este hermoso poema de Nicolás Guillén:
https://www.poeticous.com/guillen/son-numero-6?locale=es&fbclid=IwAR2gE6P7g36Gcr9hn--G37dbXkHeJxEGhaBewJQ-__sQcTe-neO5_zfzpFs

domingo, 5 de marzo de 2023

TON ABSCENSE N'EST QUE TÉNÈBRES, DE JÓN KALMAN STEFÁNSSON

 LITERATURA ISLANDESA:



TON ABSCENSE N'EST QUE TÉNÈBRES (folio-2022- 592 páginas) Prix du Livre Étranger France Inter - Le Point 2022.
Autor: JÓN KALMAN STEFÁNSSON
La literatura nórdica tiene un lugar importante en mi biblioteca; y aunque no conozco muchos autores si he leído a varios, y siempre que lo hago es con un enorme placer estético e intelectual; y a veces, como en este caso, límbico.
Acabo de terminar una hermosa saga islandesa escrita por un autor de una enorme sensibilidad.
Pocas veces he leído un libro con un lenguaje tan poético como éste, y tan emotivo.
Ton absence n'est que ténèbres, está escrito como si fuese una saga antigua. Es un homenaje al amor, a la cultura, a la lengua, al paisaje y a la literatura islandesa; y al mismo tiempo es un homenaje a la literatura europea e incluso latinoamericana, y a la música; sobre todo al jazz y al Blues. Sin olvidar a la música clásica o a Los Beatles o a Bob Dylan o Leonard Cohen o a Edith Piaf.
No obstante, el verdadero elogio es a la vida de los campesinos islandeses, a sus rebaños de ovejas, a sus fiordos y a un modo de vida que la post-modernidad prácticamente ha dejado atrás.
Leí esta novela a pequeños sorbos; me demoré casi 10 días para leer sus casi 600 páginas, algo que me sucede muy raramente. Y si la leí despacio, como si bebiese el elixir de los dioses, es porque después de 40 o 70 páginas leídas tenía que parar para poder respirar; y es que la belleza de su lenguaje, su poesía, le ponían trabas al oxigeno. Y no, no estoy siendo exagerada.
Ahora bien. El éxtasis y esta sensación íntima del goce estético y límbico, la había sentido hace varios años con la lectura La carta a Helga, de Bergsveinn Birgisson, una hermosa carta de amor que volví a leer hace uno o dos meses.
Los dos autores tienen en común el amor por la tierra de los pescadores y pastores de la Islandia de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Son campesinos atados a una tierra pobre, comúnmente conocidas como landas, una vida ruda y un clima inclemente. Y sin embargo, eso no es óbice para que muchos de ellos busquen el conocimiento y la lectura de buenos autores. Y sobre todo para que lean una y otra vez a los autores clásicos islandeses.
Me gustaría agregar que si bien disfruté la lectura de esta excelente novela también es cierto que su final me pareció un poco cursi y algo desacertado.
Esta es la reseña que escribí hace algunos años sobre la carta a Helga:
https://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/elogio-al-amor-y-a-la-identidad-la-carta-a-helga-de-bergsveinn-birgisson
Lecturas altamente recomendadas.

domingo, 8 de enero de 2023

DE EXILIOS Y NAUFRAGIOS EN LA POESÍA DE JONATHAN ALEXANDER ESPAÑA ERAZO

De exilios y naufragios en la poesía de JA España Erazo

Berta Lucía Estrada Estrada

Crítica Literaria

Todo exilio es en sí mismo silencio y naufragio; y esta premisa la entiende muy bien el poeta Jonathan Alexander España Erazo cuando escribe El silencio voraz (Abisinia Editores y Editorial Avatares, 2022). Aunque este poemario, que puede leerse también como un libro de aforismos, no habla del exilio político ni del económico; habla, más bien, del exilio metafísico. 

El poeta se reconoce como un exiliado en sí mismo; y por ende sabe que la salvación no existe; sabe que ese exilio -en realidad una caída donde no hay redes ni escapatoria posible- es la única certeza que tiene en su diario trasegar por el universo de las palabras. 

Y las palabras no son ninguna tabla de salvación, por el contrario, son cuerdas que lo ahorcan, que lo ahogan, y que lo hacen trastrabillar en un mundo donde la “nada” es la única existencia creíble. 

Por eso en El náufrago, del capítulo Las formas del fuego, nos dice:

Hoy desperté con las raíces de la muerte.

Y en El doble

Una salamandra en el aire se agita en llamas,
abre la boca
y desaparece. 

Aquel rumor no deja
de invocar nuestro exilio. 

El crepitar del fuego, y la salamandra que en vez de apaciguarlo lo alienta, aturde al poeta, le quema los ojos y le corta la lengua. De ahí ese sugestivo título El silencio voraz. El poeta, para poder sobrevivir en esa tierra de nadie que es el exilio interior, sabe que la única alternativa es la de fagocitarse a sí mismo; por eso “abre la boca
y desaparece.

Otro exilio que se lleva a cuestas es la casa de la infancia. Ese eterno laberinto en el que se dan vuelta y vueltas en redondo y del que no se logra salir nunca más; así se haya dejado la casa paterna desde etapas muy tempranas. Y en este caso traigo a colación otros dos poemarios que hablan de la casa a veces como un refugio, como es el caso de Casa de agua, de la poeta ecuatoriana Ivonne Gordon, donde la evocación y el dolor de su pérdida son el tema central, y el poemario El miedo de una casa inexistente de la argentina Ernestina Elorriaga donde esa casa ya no es refugio sino pesadilla y tortura. Veamos qué dice JA España Erazo:

Tu casa: paraíso que revela el desamparo después del viento. (Poema Elogios)

Hermoso aforismo en el que intuimos que Dédalo y sus alas se han ido a otra casa. Por eso el poeta descubre la ausencia y se tropieza con el desamparo. Entiende su orfandad y se sabe solo en ese laberinto que lo habita y en el que él habita. Sabe que el Minotauro le sigue los pasos, que lo acecha en cada habitación, en cada recodo; y que si antes el mismo se fagocitaba a sí mismo ahora es el próximo festín del mítico toro.

En la 2a parte, Un relámpago sepultado en un jardín, leemos:

Estoy al borde de tu cuerpo que prolonga los precipicios(Poema Lunes)

Otra vez la sensación de vacío; y ya vimos que el cuerpo del poeta carece de alas por lo que no puede esquivar al precipicio. La caída es ineluctable y eterna, no hay fondo; entre más se cae, más hondo es el abismo.

Y como el poeta es consciente de ese juego eterno en el que siempre es un perdedor, dice:

No olvido el pozo de tu lejanía: huelo el rayo que destroza el barco, el fuego de la incertidumbre, el naufragio adentro(Poema Viernes)

El agua que ahoga, que inunda, que borra fronteras, y que deja un paisaje anegado y destruido, es otra forma de representarse a sí mismo la desolación de la casa de su infancia. El dolor de la ausencia, y el saberse solo, inconmensurablemente solo, le recuerdan que las cuerdas lo persiguen así no le abracen el cuello roto desde siempre.

Aunque la cuerda huya de la viga, el mundo, nuestra isla, ya tiene el cuello roto(Posdata) 

Luego en Presagios dice:

Bajo la lluvia
se inunda la casona. Llora el naufragio. 

Libro de niebla. 

Entre palabras y agua, 

emerge el poema. 

Una casa que luego será solo una imagen difusa, un vestigio de un pasado que en vez de dar refugio y seguridad solo brinda huellas borrosas, ruinas, derrumbes, naufragios. 

«Mi rastro es la ruina que te rodea», me escribes en este papel 

y desapareces en la imagen incendiada de nuestra casa

Y en el poema que nombra a este libro que navega entre la poesía y los aforismos, El silencio voraz, el poeta renuncia a la música, renuncia al canto; en otras palabras, renuncia a la única compañía que el Hombre tiene dentro de sí para no sucumbir a la locura; ese otro Minotauro que anida en el fondo de cada uno de nosotros y que lleva como nombre Soledad. 

Una canción resplandece en la noche, su melodía cruje
entre las grietas.

… La música nace y muere en mí.
A punto de ser canto
renuncio a las siete soledades. 

Y si antes he hablado de los aforismos que pueblan este hermoso poemario, ahora hago alusión a otra forma de construir un poema:

Por la puerta entreabierta 

ingresa la niebla, 

continuidad de la huida. 

Esos tres versos son etéreos, fugaces, limpios, transparentes; yo diría que tienen el privilegio de beber en la fuente de los haikus japoneses. 

Y antes de terminar con esta breve presentación de este poemario de Jonathan Alexander España Erazo quisiera resaltar que los títulos de cada capítulo son el compendio de los poemas que se van a leer a posteriori. Esta característica no siempre se encuentra en los poemarios que a diario se publican; por lo que desde ese punto de vista es un libro muy bien logrado; es decir, es un libro pensado, trabajado; donde cada palabra tiene el peso que le corresponde; donde no hay nada que sobre y nada que falte; escrito con la precisión de un reloj. La coherencia es, a mi modo de ver, el principal atributo de El silencio voraz. 

Felicitaciones Jonathan Alexander España Erazo; estaremos atentos a sus otras publicaciones.


Elespectador.com: Últimas noticias de Colombia y el mundo

 


martes, 3 de enero de 2023

INCINERACIONES, DE CAROLINA SÁNCHEZ PINZÓN

 INCINERACIONES, DE CAROLINA SÁNCHEZ PINZÓN

Editorial El sastre de Apollinaire

Madrid, mayo de 2022

78 páginas

 

Este pequeño poemario titulado Incineraciones tiene la rara virtud de quemar los dedos que lo sostienen y de lanzar llamaradas de fuego a los ojos que recorren sus páginas. También hubiese podido llamarse Hambre o Hambruna o Silencio; o simplemente Muerte. Ya que el Hambre no solo corroe los huesos sino que quema las entrañas y nos recuerda que la existencia humana está llena de baches en los que danzan los fantasmas dispuestos a lanzarnos al vacío.

 

Incineraciones es un viaje metafísico entre Bogotá y Madrid; dos ciudades aparentemente gemelas y a la vez antagónicas. En ese viaje metafísico se respira un aire viciado; en él el oxígeno se transforma en combustión; una combustión que al producir dióxido de carbón ahoga y produce la muerte. 

 

Incineraciones no construye puentes; o cuando lo hace es para partirlos en dos y dejar caer al abismo al lector que trata de atravesarlos. Desde el principio el lector sabe que no tiene escapatoria; sabe que el horizonte es una quimera y que nadie escapa a sus propias pesadillas:

 

No escuchar cómo el hambre

pule los platos.

No escuchar cómo el agua

cae tan deprisa

sobre la lava.

El cielo agoniza entre patrias y nuevos vocablos.

No escuchar cómo el hambre tartamudea(Poema Hambrunas I)

 

Luego, en Hambrunas III, la poeta desmitifica la niñez y nos confronta con esa falsa idea que tenemos de los niños al imaginarlos desvalidos e inocentes:

 

Encontrar entre la hambruna nuevas palabras

es una misión del miedo.

Ningún soldado

ni escritor

ni mago,

puede entender lo que dice

un niño mientras imagina

cómo un pez se mueve en su boca,

habitada por los desiertos.

 

Luego en Otoño nos recuerda que el desierto es el único paisaje que habitamos y que nos habita.

 

Las casas cerradas componen las canciones

que dicen adiós al otoño.

Cada crucificado

que vive dentro de ellas,

es una nota.

Nada de tristezas

para el invierno.

 

Las casas cerradas son una metáfora del olvido; es decir, son la representación de la Muerte. Solo muere lo que ya no se recuerda.

 

Tal vez por eso en el poema XIII de Actas de Incineración leemos:

 

La niña es una esfera de cenizas.

Es el único ojo que le queda a la noche

para animar mis hambres.

 

Y en Insectos gigantes nos reitera que

 

El peligro parece ser la única puerta abierta.

 

Incineraciones es una especie de despeñadero de la condición humana. No ofrece falsas expectativas ni ilusiones vanas. Ese es su gran acierto. Y el otro gran acierto es su cohesión.

¡Un placer leerte Carolina Sánchez Pinzón!

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 24 de octubre de 2022

YO SÉ PORQUÉ CANTA UN PÁJARO EN SU JAULA, DE MAYA ANGELOU Y LA IDENTIDAD, DE MILÁN KUNDERA


 Libros leídos en estos últimos cuatro días:

1. Yo sé porqué canta el pájaro enjaulado, de Maya Angelou:
Debo confesar que a pesar de conocer su nombre hace mucho tiempo nunca la había leído. Pues bien, tuve la oportunidad de leer esta obra con la que da inicio a su autobiografía (7 libros en total) y tuve esa íntima y hermosa sensación que es la alegría profunda que me alberga cuando leo a un buen autor. En este caso a una excelente escritora.
Hace dos semanas apenas había escrito un breve ensayo sobre Los años de Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022, y ahora creo que ese libro de Ernaux no hubiese podido ser escrito sin el trabajo de Angelou; al menos no como Annie Ernaux lo concibió. A lo mejor me equivoco y ella nunca la ha leído; sin embargo, yo diría que Angelou podría ser su mentora principal, por lo menos para Los años.
En Yo sé porqué canta el pájaro enjaulado (1969), Maya Angelou nos cuenta con una profunda y hermosa sensibilidad su infancia y su adolescencia en los años 30, 40 y 50 del siglo pasado. Con agudeza intelectual, y poco usual, nos narra el racismo sistémico de EEUU en el que creció y al que inevitablemente tuvo que confrontar en toda su brutalidad; así durante años su abuela paterna la hubiese protegido del mundo de los "blancos". También analiza su llegada a la pubertad y nos hace partícipes de su primera y única relación sexual que la dejó con un hijo en brazos; una relación que ella misma buscó con la idea fija de perder la virginidad. A través de sus 343 páginas conocemos su difícil, ambivalente y dolorosa relación con sus padres y también somos testigos de la complicidad y del amor que la unen a Baxter, su único hermano.
Yo sé porqué canta el pájaro enjaulado es una obra histórica y sociológica. Una obra que desnuda a la sociedad estadounidense y que la pone en frente de sus propias pesadillas.
Una lectura altamente recomendada
2. La identidad, de Milán Kundera:
A Milán Kundera lo leo desde hace cerca de 40 años, lo que me ha permitido acercarme a varios de sus libros. El último de ellos fue La identidad (207 páginas). Como todas sus obras esta es una narración bastante psicológica y escrita con esa pluma ágil que caracteriza a toda su obra. Si hay algo que siempre he admirado en el mundo de Kundera es la facilidad con la que se lee aunque su universo se sumerja en toda la complejidad de la condición humana. Algunas veces me ha sucedido decirme a mí misma: -esto que narra me pasó a mí. Solo que yo nunca habría podido escribir un texto sobre el episodio que me cuestiona, al menos no con la profundidad y asertividad de Kundera.
La identidad (1997) es un libro muy diferente a los que ya había leído; algunos incluso hasta tres y cuatro veces. Yo diría que en cierta forma La identidad es una novela negra; así no haya un crimen en el sentido literal de la palabra. Y aunque posee la magia del sello personal de Kundera está muy lejos de tener la gran calidad literaria de su trabajo precedente.
Además Kundera no supo terminarla a tiempo. Me explico, cuando llegué a la página 161 (al final del capítulo 39) pensé que era justo en ese momento que el "polar" debía terminar. Creo que un final abierto hubiese sido mucho más interesante y enriquecedor para la obra. Sin embargo, Kundera alarga la narración en 47 páginas que le restan calidad a la totalidad de la obra en cuestión. Esto me hizo pensar que aunque él sea un genio de la literatura también comete errores al momento de crear y que lastimosamente los editores o bien lo obligan a escribir unas páginas de más o bien no osan decirle que corte las que sobran.

domingo, 16 de octubre de 2022

El poder de la evocación en La casa de agua, de Ivonne Gordon

 El poder de la evocación, de un mundo que solo existe en nuestros recuerdos, es un exorcismo que la poeta Ivonne Gordon hace a través de la palabra. A través de ella convoca las imágenes diluidas en el tiempo y arrasadas por el agua. Casa de Agua (Ediciones Valparaíso, 2021), ganador del I Poeta en Nueva York, Ediciones Valparaíso, USA, en edición bilingüe, es un hermoso poemario que hurga en la memoria y en el dolor que conlleva todo exilio.

Casa de agua es el título de este poemario que convoca las imágenes de la infancia perdida, de una casa y de un país arrasados por la furia del mar. Una casa que otrora fue guarida, refugio -hogar visto como chimenea-fuego-calor-acogida-, y que ahora solo existe en los recuerdos vagos de la poeta, léase elegida, para que su imagen se conserve. La poeta la llama y se da cuenta que “ya no escucha”, el agua la dejó sorda; por eso se sumerge en el mar donde encuentra “los floreros de cristal de Bohemia” de la abuela; una hermosa forma de reencontrarse con los orígenes y al mismo tiempo una estrategia para traer de vuelta a esa abuela sabia que tejía el alba, la aurora; en otras palabras, unía los hilos de la luz y del comienzo.

 

En el fondo del mar, en el Hadal,

entre algas y corales encuentro los muebles de la casa

que fueron arrastrados,

me topo con los floreros de cristal de Bohemia

cucharas de plata que traía la abuela

a las nietas el día de su nacimiento,

la abuela sabía de alquimia antes de la escarcha del amanecer. (Poema: Ha ido quedando sorda)

 

Y cuando el comienzo desapareció tras el exilio de los habitantes de la casa ni siquiera los pescadores supieron cómo rescatar los muebles que hasta las gaviotas rechazaban

 

La casa se fue quedando sorda… se hundió en el mar… los pescadores no tienen idea / lo que pasa con esta casa, y por consecuencia, /algunos muebles se ahogan. (Poema: La iniciación de la harina)

 

Y antes, mucho antes, que la casa se fuese al fondo del mar, cuando sus habitantes se fueron por caminos de fango llevando el olor de la casa en una flor y sintiendo el peso de las piedras en los zapatos roídos por el tiempo, se dieron cuenta que siempre serían extranjeros como lo fueron sus abuelos.

 

descansamos de nuestro viaje de un país a otro

somos extranjeras en todas partes

cada paisaje es una inútil pared (El viaje al país de los cangrejos)

 

El exilio es una segunda piel, es el alma del errante del que perdió su casa y del que fracasó buscándola. 

 

… Somos casa de agua

somos territorios falaces,

somos la ciudad de agua, el instante somos el reflejo de la abuela, el almíbar de su dulce de higos, de 

guayaba, somos sales

somos agua (Poema: Perejil)

 

En ese mismo poema leemos.

 

conocí mi primer territorio de agua en tu vientre

 

Cuando la poeta se adentra en las profundidades del mar, en busca de su antigua casa, se nos devela un gran enigma, el de un viaje iniciático que rastrea las huellas de sus orígenes. Lo que me lleva a pensar en dos obras soberbias de la literatura hispanoamericana: El viaje a la semilla de Alejo Carpentier e Informe sobre ciegos; me refiero a esa nouvelle que está inmersa en la novela Sobre Héroes y Tumbas de Ernesto Sábato. Ese viaje al que hago alusión lo vemos y lo sentimos en el poema Antes del doblez:

 

El silencio se dispersa, el tigre agita la cola

la loba aúlla entre las paredes,

me acerco con cuidado

a la casa parturienta que me dio los ritos ambulatorios, viene hacia a mí, llega con presagios de ladrillos 

con viajes para los iniciados en la buhardilla de agua.

 

Casa de agua es, por lo tanto, un trabajo de arqueología ontológica que nos permite, muy posiblemente, descubrir de dónde venimos y para dónde vamos.

 

entro a esa casa que teje su propia penumbra,

y voy avanzando hacia ti. Te veré en otro cuarto,

la eternidad no puede existir sin ti.

Me recibes sin asombro, en un día imparable

cierras las puertas, y entra la colmena oscura desde afuera 

nada es verdadero cuando viene desde afuera

 



Y en El paraíso sin equipaje ese viaje iniciático se nos revela como el anhelado regreso a Ítaca:

 

Me encuentro resguardada dentro de cajones de lluvia para que el poema sea la Ítaca

 

Y en El tétano converso duerme, Ítaca se hace presente, no como sueño o evocación sino como ese faro que siempre está encendido a la espera del hijo que se ha ido.

 

(El sol se disolvía en la isla de Ítaca

con sus casas blancas, y puertas azules) las miradas clandestinas de las viudas se perdían al divisar

a través de ventanas el ruido del mar,

el viento soplaba en mis ojos

mientras los pasos de la luz de los faros navegantes se quedaba atrás

con rabia azul. 

 

Y en el poema De manera inocente nos encontramos de nuevo con ese amanecer como posibilidad de comienzo:

 

Con un paraguas empapado de agua averiguas tu origen, 

juegas con todas las posibilidades en la ciudad de agua no quieres perder la esperanza

que un día fuiste pez,

y que todas las ventanas de tus branquias se abrieron para abolir la soledad de los humanos, y poder encender el amor en todas las bestias que buscan el agua salada 

en una cucharada de miel antes del amanecer. 

 

El reencuentro con esa primera existencia, la del pez, es un láudano que mitiga la pesadumbre de esta nueva existencia abocada a la soledad; incluso le permite a la poeta abolir el tiempo y a hacer un trato con “la tejedora infiel”. Y al mismo tiempo le permite respirar con sus branquias recuperadas de una existencia asaz lejana; aunque eso la obligue a pagar un óbolo para hacer la travesía del Estigia en la barca de Caronte. 

 

La moneda aparece en la mano de la tejedora infiel, y como mortal codiciosa, cruzo

en la barca de Caronte para ser perdonada

por los dioses 

y volver a la casa contenida en el pecho 

Para volver a nacer

necesito escoger entre el olvido y la memoria

que se encuentran dentro de la melancolía de un pez. (Cruzar el suspiro)

 

También la obliga a escoger entre Leteo y Mnémosine:

 

Cruzo el río para volver a la ciudad de agua / debo pisar las huellas y elegir entre Leteo Mnemosine.

 

Al escoger a Mnémosine aprende a 

 

…a no morir por nuestra propia boca

 

Y descubre

 

…el huerto de manzanas de la inmortalidad,

estamos dentro y fuera del agua (Poema: Parque de perros)

 

Al escoger la inmortalidad la presencia de la abuela se hace tangible en ella:

 

la abuela canta plegarias,

mientras con paciencia va lavando 

la memoria de una condena. (Poema: El ascensor del cielo)

 



Lo que le permite “recoger pedacitos de mis seres amados”; la poeta es “la escogida” por la figura totémica de la abuela para que siga su oficio de recolectora de la memoria.

Y en Claros de polvo se convierte en contemporánea de todas 

 

Las madres y las abuelas (que ) conversan sobre el paso del tiempo …/donde el polvo vuelve al polvo, donde las agujas de los huesos se rompen 

 

La poeta asume el riesgo de sentarse con las tejedoras del tiempo; las mismas que al tejer un hilo luego lo rompen y lo trituran. Hasta que “el mar () centellea sin posibilidad de robo”

Y en Geografía austral ejerce con ellas “la memoria del agua / después de cada rezo”.

En Acaso demasiado presta, y gracias a un epígrafe de Kavafis -“Ítaca te brindó tan hermoso viaje. / Sin ella no habrías emprendido el camino”- recuerda una vez más la Ítaca que la instó a emprender el camino hasta encontrarla. Aun así es consciente de la inutilidad de su viaje:

 

Por qué obstinarse en algo que no existe, / el paso del tiempo es invisible, / es un robo del fruto verde del mar. 

 

Y en El dulce olor Ítaca es el espejo donde se contempla a sí misma y donde se contempla su hermana, ese otro yo indivisible y que permanece pegado a nuestros cuerpos como otra piel.

 

Fuimos juntas al mar a recoger estrellas de cuatro vientos 

y cangrejos oscuros. Nos une el mar y el escándalo 

de nuestros pies andinos 

donde fuimos a la fiesta de la nada 

donde bebimos el agua verde de la ceniza 

que se escurre 

porque tú eres tú, y yo soy yo 

en nuestra imagen y semejanza 

cruzamos el territorio del escándalo 

en el otro rostro de Ítaca. 

Nos une el escándalo del betún y del crepúsculo.

 

Lo que quiere decir que el viaje no fue en vano y que bucear en las profundidades marinas y que luchar en contra de los monstruos que lo habitan, blandiendo como una única arma un peán (Παιάν), finalmente deja una leve sensación de victoria; pero victoria al fin y al cabo.

 

imagino 

la divinidad 

de las rosas acariciando el viento, 

imagino 

las rosas mirándonos, 

mi vuelo 

está envuelto en papel periódico 

quiero ser discreta con el hechizo, 

me llevo fugitivamente la palabra secreta en una servilleta blanca, 

abrazo la cola de un delfín 

para viajar al lugar donde se oculta el fuego.

 



Y en Monólogo del azar, el poema que cierra este círculo deCasa de agua, leemos:

 

La memoria es una invención.

 

Ha sido largo el viaje por errar un minuto, 

nadie sabe si nací acaso,

o si es el tiempo de la nada. 

Nadie sabe por donde he caminado, nadie sabe 

de todas las muertes que he vivido,

todas las vidas que he inventado

de todas las memorias que he descreído 

por la noche

cuando me olvidé de mi nombre,

cuando me olvidé de mis mayores, de mi sangre, 

cuando me olvidé de todo

cuando inventé todo

entonces puedo en ese lugar invisible

declarar

nada, nunca nada, todavía nada 

 

esa es la victoria de una casa ensimismada en el agua.

 

¿Acaso Mnémosine, la diosa de la memoria, fracasó en su intento de recordar y de recordarnos el mundo y la existencia? ¿Somos los seres humanos simples pesadillas de dioses fracasados? ¿Acaso seguimos condenados por Némesis a contemplarnos eternamente en un espejo de agua por haber rechazado a la ninfa Eco que nos esperaba escondida detrás de los olivares? Preguntas que Ivonne Gordon va posiblemente a elucidar en un próximo poemario.

Chapeau, Ivonne Gordon!