sábado, 28 de enero de 2017

ORLANDO SIERRA, DESCANSA EN PAZ

Amigo, puedes descansar en paz. La sombra siniestra que te segó la vida, y que nos dejó a todos los manizaleños un poco huérfanos, por fin pasará el resto de su vida en la sombra de una mazmorra. * A MI AMIGO ORLANDO SIERRA HERNÁNDEZ Nota: Esta reseña sobre Orlando la publiqué el 26.12.2013, y ahora vuelvo a hacerlo como un homenaje al hombre cálido y a la mente brillante que fue Orlando Sierra Hernández. -------------------------------------- El 30 de enero de 2002 un sicario le disparó a mi amigo Orlando Sierra Hernández, Subdirector del diario La Patria de Manizales. El 1 de enero de ese mismo año había perdido a mi hermano, luego de una serie de desastrosas operaciones que tenían como objetivo curarle un cáncer terminal que se lo había comido a pasos de gigante sin que él mismo se hubiese dado cuenta del enemigo que albergaba en su esófago. Fue Carlos Arboleda Gonzalez, Director del Instituto de Cultura de Caldas para ese entonces, quien me dio la noticia: -A Orlando le dieron dos disparos en la cabeza. Sé que no dije nada. Nunca he olvidado esa frase y lo que yo sentí. Un enorme grito salió de mis entrañas y se quedó atorado en mi garganta. Aún hoy, casi 12 años después, sigue ahí, sin salir. Pensé: -Le han dado en la cabeza, en lo más grande que él tiene. Dos días después moría. Doce años después lloro sus muertes. Eran dos hombres que yo amaba, con amores diferentes. Uno era el amor filial y el otro la amistad, abierta, transparente, honesta. Orlando tenía una inteligencia única, de esas que pocas veces encontramos en nuestras vidas. Era lúcido, brillante, culto -con una cultura enciclopédica-, un gran lector y un gran conversador. Era un duende maravilloso, poseía un gran sentido del humor. Estar con él, así fueran cinco minutos –ya que siempre estaba ocupado- era reírse a carcajada batiente; siempre tenía algo para decir que hiciera sentir a su interlocutor como la persona más importante en el universo. Pero también era crítico y analítico, no dejaba nada en el tamiz de sus escrutinios. Decidió poner el dedo en la llaga de un departamento que desde los años 80 no ha dejado de conocer el látigo de la corrupción y de la politiquería barata; sobre todo la de tres seudos políticos de baja estofa que hicieron de las arcas del departamento sus alcancías personales. Uno de ellos está muerto, el otro se pasea por las calles tranquilo, con aire burlón y cobrando una millonaria pensión del Senado después de haber desvalijado a Caldas, y el otro lleva en sus hombros un historial delictivo que heredó uno de sus vástagos. No sé cómo se miran a la cara. Lo que uno desea para sus hijos es una herencia de honestidad y trabajo, no de corrupción ni de ambición sin medida. Desafortunadamente esa ha sido un poco la historia de este país de electores que se dejan comprar por una teja -o en el mejor de los casos por un almuerzo- sin ponerse a pensar que no es el minuto siguiente el que hay que resolver, sino la vida entera y la vida de los hijos de los hijos. Orlando intuía lo que iba a pasarle. En una de sus publicaciones, que rivalizaban con un huracán, le pregunté si no le daba miedo, le dije que era muy valiente, me respondió: - No, no lo soy. Sé con quién debo medirme. En este caso concreto hablaba de un intelectualoide que ha dedicado gran parte de su vida a hablar mal de los escritores. Esa sabia frase se le olvidó muy pronto cuando decidió tomar pulso con la vagabundería que se había tomado los pasillos de la Asamblea de Caldas desde hace más de tres décadas. Ayer un juez, de eminente no tiene nada, dejó en babia el proceso que se adelantaba por el asesinato de uno de los ciudadanos más ilustres que ha tenido Caldas,y de uno de los mejores periodistas de Colombia. No obstante, me pregunto,¿podrá el asesino, al menos el que dio la orden de matar a Orlando, dormir en paz? --------------------------- * Hoy, 25.06.15, puedo escribir: Amigo: Ese hombre, Ferney Tapasco, el mismo que le ha hecho tanto daño a Manizales y Caldas, el que segó tu vida, ya ha sido condenado a 36 años de cárcel. Eso no te hace regresar a nosotros, ni a tu amado periódico La Patria, pero al menos podemos dormir tranquilos sabiendo que se hizo justicia. Descansa en paz querido amigo, siempre tendrás mi aprecio y admiración; así ahora tenga los ojos llenos de lágrimas, sigues aquí, en el centro de mi intelecto y de mi cariño. En cuanto a Tapasco, el otrora todopoderoso, no por su inteligencia y cultura, que no las tiene, sino por el círculo mafioso que creó a su alrededor, huía como el cobarde que siempre ha sido. Es muy fácil dárselas de macho enfurecido cuando se tiene un revólver en la mano y cientos de sicarios alrededor. Otra muy diferente es cuando la justicia falla en su contra y lo declara culpable por el asesinato de Orlando Sierra; recuérdese que no es el único muerto que cabalga sobre sus espaldas de viejo decrépito. Esta condena es también una enorme montaña de lodo que cae sobre los políticos y contratistas que hicieron fortuna bajo su sombra siniestra. ¡Qué verguenza! Sin olvidar que otros cobardes siguen sus pasos, como Hoyos y los Zuluaga. Hay balas que se disparan de muchas otras formas y convertirse en un traidor a la Patria es una forma terrible de disparar una ametralladora o un cañon de extrema potencia. -------------------------

martes, 24 de enero de 2017

ELEMENTOS MÍTICOS EN CANTO GENERAL DE PABLO NERUDA

Foto Foto: artículo.mercadolibre.com ------------------------------ Cuando pensamos en Pablo Neruda* generalmente lo relacionamos con una poesía intimista y amatoria, tal vez porque siempre se nos vienen a la cabeza los 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada, o los 100 Sonetos de Amor o los Versos del Capitán, ese gran libro que Neruda le escribiera a Matilde Urrutia y que sólo reconocería 20 años después de su primera publicación, cuando ya los poemas habían logrado ser reconocidos por sí solos, independientemente del nombre de su ya conocido autor. Pero Neruda incursionó en todos los temas que la poesía puede tocar, incluyendo la rica cosmogonía americana. Canto General, como su nombre lo indica, es una hermosa oda a un continente aún no nombrado, a los extensos dominios anteriores a la “peluca y la casaca”, y “a las tierras sin nombres y sin números”, y donde el hombre fue “arcilla… cántaro caribe, piedra chibcha”. Y para recordar ese pasado prodigioso y sagrado, ahí está el poeta, como el elegido que impedirá el olvido del pasado mítico, del tiempo no histórico, el poeta erigido en la conciencia colectiva que nunca olvida y que siempre denuncia: “yo estoy aquí para contar la historia”; para ello hurga en sus orígenes prehispánicos: Yo, incásico del légamo”, haciendo alusión a la tierra arcillosa y al barro viscoso, que amasaron tantas manos durante siglos, para dejar una impronta imborrable de su paso por esta “Tierra mía sin nombre, sin América” a la América mítica de “lluvia de hilos celestes”, donde el tiempo circular “devolvía las flores y las vidas”. El poeta hace alusión al árbol como el axis-mundi que permite a los chamanes araucanos el viaje por los tres mundos, para ello sólo nombra las especies nativas, como “el ceibo bermellón, el árbol caucho “. A los que luego se sumaría la fragancia del tabaco y por supuesto el maíz , origen del pueblo maya. La naturaleza indómita desconocía la avaricia y violencia de las ciudades europeas: “América, zarza salvaje entre los mares, de polo a polo balanceabas, tesoro verde, tu espesura”. Pero entonces irrumpen las premoniciones de un retorno al caos: “Germinaba la noche”, y la historia, o tiempo lineal, irrumpe con la utilización del pretérito perfecto simple: “una rama nació como una isla, una hoja fue forma de la espada”, sino de sangre , violación. La América saqueada aparece bajo la imagen de “una raíz (que) descendió a las tinieblas”, verso que se contrapone a los míticos “hilos celestes”. América ha quedado perdida, sin guía, ha sido profanada con la llegada de “una montaña marina”, y con el vuelo de innumerables pájaros que semejan un “cometa… que oscurecen el sol del mundo”. Es entonces cuando la figura del poeta se hace imprescindible para el recuerdo permanente del pasado, para la transmisión de la tradición oral, cuando una de las tantas arterias del continente, en este caso el Bío-Bío (hermoso río chileno), habla a través de Neruda: “tú me diste el lenguaje, el canto nocturno… me contaste el amanecer de la tierra… lo que las hojas del canelo en mil años te relataron,… y luego te vi entregarte al mar… murmurando una historia color de sangre”. El río sagrado de los araucanos ha depositado en el poeta toda su sapiencia, para que él denuncie, y así evitar que la historia del despojo de América quede en el olvido, como quedaron el árbol y las piedras araucanas al ser desacralizados: “Sólo son las piedras, Arauco”. Es entonces cuando el poeta rescata al indígena desconocido y a sus descendientes ignorados, les devuelve su identidad, y les pide que se unan para denunciar la ignominia, la injusticia: “Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha…Juan Piesdescalzos, nieto de la turqueza, sube a nacer conmigo, hermano”, puesto que pareciera que el hambre fuera el sino inevitable de América Latina: “América enterrada, guardaste en lo más bajo, en el amargo intestino, como un águila, el hambre?”. Es por ello que al final de Canto General confiesa que el libro “ha nacido de la ira como una brasa”. Su palabra, dinámica indestructible, “nacerá de nuevo.. tal vez en otro tiempo sin dolores”, no en vano en algunas comunidades amazónicas el jefe es quien ostenta el poder de la palabra. Pero para poder rescatar al hermano primero debe emprender un viaje, es entonces cuando escribe el canto delirante que es Alturas de Macchu-Picchu “hundí la mano turbulenta…en lo más genital de lo terrestre…descendí como una gota entre la paz sulfúrica…regresé al jazmín/de la gastada primavera humana”. El viaje no es otro que la búsqueda del conocimiento y del planteamiento ontológico: “Qué era el Hombre?…en cual de sus movimientos metálicos/vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?” El ascenso a Macchu-Picchu, le hace comprender que la ciudad sagrada es también la ciudad de los orígenes: “cuna del relámpago y del hombre”, pero también refugio de cóndores, el ave mítica de los pueblos andinos, por eso la reconoce como “la morada… el sitio” donde todo “ropaje, piel , vasijas, /palabras…, / se fue, cayó a la tierra”, regreso simbólico a los orígenes, a la madre-tierra, a la Pacha-mama del pueblo incaico. Una vez bajo su manto protector “el aire entró con dedos/de azahar sobre todos los dormidos; / mil años de aire… / lustrando el solitario recinto de piedra”. El aire, que luego se convierte en huracán, le cerró el paso al advenedizo, a la pisada profana. Macchu-Picchu sería resguardada hasta 1.911 cuando Hiram Bingham la redescubriera, gracias a la tradición oral que hablaba de un antiguo recinto sagrado ubicado en algún lugar de Los Andes peruanos. Nota: Pueden leer mi artículo sobre la visita que realice a Isla Negra en el siguiente vínculo: Bibliografía: ELIADE, Mircea. Aspects du mythe. Idées/Gallimard. 1983. . El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Fondo de Cultura Económica. México. 1982. . El mito del eterno retorno. Alianza /Emecé. Madrid. 5S edidón. 1984. . Herreros y alquimistas. Alianza Editorial. Madrid, 1984. . Mythes, rêves et mysterès. Idées/Gallimard. 1981. . Mefístófeles en andrógino. Labor/Punto Omega. 2§ edidón. 1984. . Lo sagrado y lo profano. Labor/Punto Omega. 5a edidón. 1983. .NERUDA, Pablo. Selección de Poemas. Círculo de Lectores. Barcelona.1975