LA ESCRITURA POLIFÓNICA, AL ALIMÓN O CADAVRE EXQUIS
Hace unos cuatro años hubo una discusión bastante bizantina e ingenua que protagonizó un puñado de escritores en la que afirmaban haber inventado un método para escribir a cuatro o más manos. En ese entonces publiqué un breve comentario en el que daba algunos datos históricos con respecto a una forma de escribir que es bastante antigua; y ahora alguien me pide de nuevo que me manifieste al respecto puesto que aparentemente la discusión ha vuelto a las redes con alguien que afirmaría ser el inventor de la escritura polifónica, como él la llama, o al alimón, como yo la denomino.
Y para dar respuesta a dicha petición voy a tratar de recordar algunos datos ya que no encuentro el comentario que publiqué en ese entonces en FB. De todas formas hay múltiples rastros históricos que confirman que la escritura polifónica no sólo es muy antigua sino que ha sido parte de la creación literaria en diversas épocas y en diversas culturas.
Valdría recordar solamente la escritura de La Ilíada y La Odisea, atribuidas a un inmenso rapsoda que conocemos con el nombre de Homero; aunque no hay datos que comprueben su verdadera existencia. Sabemos que detrás de la creación de dichos cantos puede estar un solo hombre o bien varios. Diferentes estudios literarios se refieren a la interpretación que los rapsodas griegos hacían de esos dos cantos épicos añadiendo diversos versos. No sólo podían recortarlos o aumentarlos, dependiendo de la atención que tuviera por parte del señor (rey) que lo recibía en su morada (castillo), sino que podían agregar su propia creación; de ahí se deriva el concepto de interpolación. Para asegurar su sustento, al menos durante unos días, era necesario que el interés de la audiencia por el tema que estaba siendo cantado no decayera; de lo contrario el rapsoda debía alejarse del lugar y buscar otro sitio para ser acogido. De ahí la enorme extensión de los cantos épicos y la libertad que se tenía para alterar el texto; sobre todo en la épica no escrita: interpolaciones, olvidos aparentes o recreaciones del texto anterior. (Al respecto sugiero la lectura de Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica. Hermann Fränkel. Impreso en España-Gráficas Rógar. Fuenlabrada, Madrid, 1993).
Ahora hagamos un gran salto en la historia para situarnos en la corte de Luis XIV. La duquesa de Montepensier, conocida como La Grande Mademoiselle, y a la vez como la gran instigadora de La Fronda, fue una escritora reconocida en su época; escribía piezas de teatro y lo hacía con sus damas de compañía. Pueden leer la historia de esta mujer fascinante en La cultura de la conversación, de Benedetta Craveri (nieta del filósofo Benedetto Croce).
Por lo general, el teatro latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, conocido como Teatro de Denuncia, fue muy fructífero en la creación de obras colectivas; y ésto es otra forma de escribir al alimón -o polifónicamente como lo llaman otras personas-.
El retorno de los brujos (1960), de Louis Pauwels y Jacques Bergier, fue escrito a cuatro manos. Y si pensamos en Jacques Le Goff, el gran historiador del Medioevo francés, alguien a quien leo todos los años, constatamos que varias de sus obras fueron el resultado del trabajo mancomunado con otros investigadores; principalmente con algunos de sus estudiantes más sobresalientes. Y no es el único en haberlo hecho; no sólo en la disciplina de la Historia sino en todas las demás. Y no hablo de libros escritos cuyos capítulos son firmados por diferentes investigadores.
Más recientemente está El turno del escriba, de Graciela Montes y Ema Wolf, Premio Alfaguara 2005, cuya escritura fue al alimón.
Floriano Martins, el escritor, poeta, traductor, editor y artista, escribe con esta técnica desde hace más de 25 años. Yo misma he escrito con él 6 libros.
Además, el término del toreo Al alimón, al que hago referencia, fue utilizado por Lorca en Buenos Aires donde realizó un discurso a la par con Neruda. Pueden leerlo aquí:
Sin olvidar el Cadáver Exquisito, técnica creada en 1925 por Robert Desnos, Paul Éluard, André Breton y Tristan Tzara. Buscar al respecto en:
Ahora bien, precisamente en mi libro ¡Cuidado! Escritoras a la vista... hablo de varias escritoras de principios del s XX cuya obra fue robada por sus maridos; y digo robada ya que ellos la publicaban con su propio nombre. Otros simplemente escribían con sus esposas y publicaban sólo con sus nombres; es el caso de Scott Fitzgerald. Aparentemente su esposa Zelda también habría participado en la escritura de El gran Gatsby. Incluso Fitzgerald terminó internándola en un manicomio para que no le hiciera sombra. Otro ejemplo es la saga Millenium, de Stieg Larsson, en la que habría colaborado activamente la que fuera su compañera de vida; me refiero a Eva Gabrielsson.
Eso sin hablar de las composiciones musicales o de la realización cinematográfica o incluso artística. Y por supuesto, la interpretación a cuatro manos en piano en múltiples piezas musicales.
En el arte tenemos las Bottegas florentinas; donde la mayoría de las obras eran creadas por varios aprendices de los Maestros que dirigían dichos talleres de arte. Da Vinci mismo aprendió el oficio en la bottega de Verrocchio y algunas de las obras atribuidas a su Maestro, como El bautismo de Cristo, también fueron intervenidas por sus alumnos, entre ellos Leonardo.
El trabajo colectivo siempre ha sido una constante en el arte; y el oficio de escribir tampoco ha escapado a esa práctica. Por eso me parece tan infantil y tan estulto decir que unos escritores determinados (no sé cuales) digan que ellos inventaron esta forma de escribir. Afirmarlo es desconocer la historia, al menos una parte de ella; y además, me parece bastante pedante. Por último les sugiero hacer una búsqueda por Internet a través de la cual podrían encontrar muchos libros escritos a cuatro o más manos. En otras palabras, el oficio de escribir como tal no acaba de ser inventado ya que existe desde hace mucho tiempo; como tampoco existen nuevos ítems relacionados con la creación literaria propiamente dicha.
Valréas, 17.09.2025