domingo, 17 de diciembre de 2023

NUNCA VOLVERÉ A VER EL MUNDO Y MADAME HAYAT, DE AHMET ALTAN

 NUNCA VOLVERÉ A VER EL MUNDO Y MADAME HAYAT, DE AHMET ALTAN

NUNCA VOLVERÉ A VER EL MUNDO Y MADAME HAYAT, DE AHMET ALTAN
El pasado 10 de diciembre escribí una breve reseña sobre Madame Hayat, la maravillosa novela de Ahmet Altan, y en el día de ayer leí el diario escrito en prisión antes que la novela recién enunciada; me refiero a Nunca volveré a ver el mundo (Je ne reverrai plus le monde, Actes Sud, Collection Babel, 2019 - 216 páginas). Como era de esperar su lectura no me dejó indemne.
Nunca volveré a ver el mundo fue concebido como un diario aunque en realidad se aleja mucho de dicho concepto; y creo que en eso radica uno de sus mayores logros. El diario está dividido en 19 capítulos; los cuales se pueden leer autónomamente como si se tratase de pequeños cuentos. Ésto no quiere decir que no haya un hilo conductor a todo lo largo y ancho de la obra en cuestión.
El primer capítulo se titula Una Frase. Una vez que se monta en el carro que va a llevarlo a prisión uno de los guardas le ofrece un cigarrillo, y él, dueño de un gran aplomo, le responde: - No, gracias. Sólo fumo cuando estoy bajo tensión. Esa frase, nacida de lo más profundo de su conciencia, va a mostrarle el camino que debe seguir para no perder nunca la calma y no dejarse abatir por la ausencia de vida en un reclusorio.
Ahora entremos un poco en la historia del autor que nos ocupa. Ahmet Altan fue arrestado al día siguiente del supuesto golpe de estado en la noche del 15 al 16 de julio de 2016 en contra de Erdogan. Un golpe estado en el que personalmente nunca he creído, ya que para mí siempre fue evidente que lo que él buscaba era deshacerse de los intelectuales, artistas, escritores, periodistas o gente del común que pudiesen oponerse al trabajo que ha hecho desde que está en el poder. Me refiero a su obsesión por destruir el legado democrático de Kemal Atatürk y con él su deseo por una Turquía laica y occidentalizada. Poco importaba que la gente arrestada durante años fuese o no culpable, ni siquiera importaba si era o no opositora al régimen; lo que verdaderamente importaba era sembrar el miedo como quien siembra el oxígeno. Sin miedo no había, y no hay posibilidades, de sostenerse en el poder. Ese miedo va a ser uno de los leitmotiv literarios más importantes de la novela Madame Hayat. Un miedo al que Altan no sucumbe gracias a su imaginación de escritor. Y esta característica no obedece a que él sea un super hombre ni a una falta de empatía consigo mismo y con los demás; por el contrario, Altan es un hombre generoso y empático que entiende muy bien el sufrimiento de las personas que lo rodean y de los que están fuera de prisión. Esa característica, posiblemente estoica, no le llega de un momento a otro en el carro que lo conduce a prisión sino que en realidad él había estado preparándose para ese momento desde que su padre, muchos años antes, fuese arrestado y torturado por sus ideas políticas.
Altan, desde su posición como periodista y editorialista de su periódico Taref, sabía que en cualquier momento la cuerda floja por la que caminaba podía lanzarlo a las mazmorras oscuras donde son olvidadas las personas non gratas al régimen de Erdogan. Incluso mucho antes de su arresto preparó una pequeña maleta con alguna ropa, utensilios de aseo y libros; sobre todo libros.
Son los personajes literarios, más que los autores, los que le van a permitir no caer ni en la depresión ni en la desesperanza en los largos meses de encierro en una pequeña celda de solo 10 m2 que debe compartir con dos detenidos más. Detenidos que no pertenecen a su mismo mundo social, cultural y educativo. Dos detenidos muy creyentes, uno de ellos es prácticamente un fanático religioso, mientras que Altan es ateo. Y ya se sabe que vivir con alguien cuya vida y acciones giran en torno a la religión puede convertirse en un pequeño e insoportable infierno; sobre todo si no se es creyente.
Y si este diario lleva como título Nunca volveré a ver el mundo es porque Altan fue condenado dos veces y la segunda condena fue la prisión perpetua. Altan era consciente que no se trataba de un eufemismo por lo que se preparó para vivir definitivamente en ese pequeño mundo de 10m2. Por fortuna la presión internacional logró su liberación. Y para impedir que dejara el país le quitaron el pasaporte. Por otra parte, su libertad es en cierta forma ilusoria puesto que él sabe que la prisión pende sobre su cabeza como una espada de Damocles. En otras palabras él sabe que en cualquier momento puede regresar a alguna celda reservada para silenciarlo. Posiblemente si no lo han arrestado de nuevo es porque saben que no existe una forma eficaz de silenciarlo; a no ser que lo asesinen. Su carta principal para evitar que eso ocurra es Nunca volveré a ver el mundo. Cabe decir que este diario fue escrito en pequeños papeles que Altan le entregaba a su abogado cuando tenían una cita para preparar su defensa.
Luego escribiría Madame Hayat. Un personaje que se le apareció en la celda en una tarde de modorra; y aunque él todavía no conocía su nombre si sabía que iba a volver a surgir en una novela que se estaba fraguando en el fondo de su conciencia sin que él mismo fuese consciente de su creación. Hayat significa “vida”. Así que Madame Hayat quiere decir Madame Vida.
Otra de las características de este hermoso diario es la reflexión sobre la literatura y sus personajes -como lo enuncié anteriormente-; algo que Altan retoma en la novela a la que hago alusión; me refiero a Madame Hayat.

MADAME HAYAT
(Publicado el 10.12. 2023)
Ayer leí con verdadera fruición, y de una sola sentada, la maravillosa novela Madame Hayat, escrita durante los cuatro años que pasó su autor en prisión.
Ahmet Altan, escritor y periodista turco, fue encarcelado al día siguiente del supuesto golpe de estado que se habría fraguado en contra de Erdogan en 2016. Primero fue condenado a cadena perpetua y luego a 10 años de prisión. Cuatro años después, y gracias a la presión internacional, especialmente del PEN, es liberado aunque no puede salir del país y en cualquier momento puede ser encarcelado de nuevo.
Y es en una de las cárceles siniestras del régimen donde escribe Madame Hayat (Actes Sud, 2021- 268 páginas - Premio Fémina a la mejor obra extranjera 2021)*. Este hermoso texto narra la vida de una mujer extremadamente libre, sensual y hermosa -en cierta forma una odalisca dispuesta a la eterna seducción-; y como si fuera poco dueña de una ironía sin par y bastante enigmática. Altan dice que fue gracias a su inteligencia, y a la calidez de su cuerpo, que él pudo soportar el encierro con otros dos detenidos en una celda de sólo 10 m2.
Madame Hayat es también un libro que desenmascara al régimen de Erdogan, que hurga en la corrupción que corroe a las altas esferas; y sobre todo, es una novela sobre la literatura y sobre la crítica literaria.
Esa maravilla de libro fue escrito en una pequeña mesa de plástico que debía compartir con sus compañeros de infortunio.
Altan es conocido como el escritor "mágico" ya que él sostiene que escribir es pura magia y que gracias a esa magia y a su imaginación pudo salir indemne del encierro en cuestión.
También escribió un diario titulado Nunca volveré a ver el mundo. La lectura de Madame Hayat me sorprendió muy gratamente, y eso me ocurre muy de vez en cuando.
Debo confesar que nunca he sido capaz de leer un libro entero de Orhan Pamuk; y eso que he intentado leer tres de sus obras varias veces; me refiero a: Nieve, Me llamo rojo y El museo de la inocencia.
Les recomiendo este autor sorprendente que me ha dejado poco menos que enamorada de él y de su pluma.
*Esta es la presentación de Madame Hayat cuando ganó el Premio Fémina: