jueves, 27 de diciembre de 2012

EL ZOOLÓGICO DE BUENOS AIRES

En diciembre de 2007 tuve la oportunidad de visitar el zoológico de Buenos Aires con mi hijo y mi marido, así que conozco de sobra las altas temperaturas que pueden hacer a finales de la primavera en dicha ciudad. Cuando comencé el recorrido, de lo que para mí es una inmensa prisión, la primera impresión dolorosa fue encontrarme con un cóndor al que habían instalado en una roca de menos de 10 metros de altura. Luego me encontré con varios animales que no debían estar ahí, puesto que no es su hábitat natural y porque es un zoológico cerrado, con jaulas que impiden que los animales se desplacen en espacios abiertos. Por supuesto que vi osos polares, no me acuerdo si eran varios o si solo era el oso de dieciséis años que acaba de morir por una excesiva ola de calor, 36º1/2, con una sensación térmica de 45º. Pero si me detuve a pensar, como lo había hecho ante el majestuoso, pero triste cóndor, que los seres humanos somos una jauría muy peligrosa y bastante imbécil. No obstante, lo más difícil fue cuando pasé por las jaulas de vidrio reservadas a los chimpancés. Me acerqué a una de ellas, allí se encontraba un adulto, como vio que no me movía vino a mi encuentro, se paró frente a mí, nos miramos por un espacio de tiempo que a mí me pareció una eternidad, la eternidad del sufrimiento de un ser vivo encerrado en una vidriera para ser expuesto como un animal exótico, con el único fin de hacer crecer las urnas de una ciudad que no ha entendido que los zoológicos de jaulas no debieran existir y que los animales deben de estar en el hábitat al que pertenecen, no en ciudades de cemento y ladrillo, rodeados de niños y adultos, que como yo, visitamos el dolor como si se asistiese a una fiesta. La mirada del chimpancé es uno de esos momentos que no olvido, a pesar de estar separados por el vidrio en cuestión, yo le hablé mucho rato, le dije que entendía su tragedia, sé que mi mirada pudo ser leída por ese maravilloso animal preso sin haber cometido ningún delito. Y hoy, al leer la noticia de la muerte del oso polar, no puedo dejar de pensar también en el cóndor y en el chimpancé que me encontré en un caluroso día de diciembre de 2007. Es un día triste, máxime que anoche vi en las noticias como los leones han vuelto a ser objeto de caza en África, con el sólo deseo de vender sus huesos en China, donde son considerados altamente afrodisíacos. Para terminar, no quiero dejar pasar por alto a Juan Carlos de Borbón, más conocido como rey de España, cuya figura política no deja de ser una gran vergüenza para cualquier pueblo que se considere medianamente democrático; y si hago alusión a ese controvertido personaje, es porque quiero recordar que es un cazador de osos y de elefantes, y mientras su pueblo se ahoga en el desempleo y en la crisis financiera, él se da el lujo de gastar miles de euros, que vienen de las arcas estatales, para ir a matar a animales indefensos. Además no hay que olvidar que él mismo hacía parte de un organismo de protección de la fauna, con protectores así para que enemigos.

martes, 11 de diciembre de 2012

LA BANALIZACIÓN DEL SUICIDIO JUVENIL

Hace unos días un profesor de una escuela pública francesa, decidió poner como tarea a sus alumnos, con edades entre los 12 y los 13 años, que hicieran una redacción sobre el suicidio. Hasta aquí todo pareciera ir bien, lo que se sale sin embargo de toda explicación, es que no solo el profesor no había desarrollado con anterioridad el tema sino que tampoco lo hizo a posteriori. Pero por si fuera poco el tema a desarrollar tenía varias especificaciones, no era sobre el suicidio en general, sino como una opción personal. Los estudiantes debían imaginarse que tenían entre 18 y 20 años y que por alguna razón, que debían explicar en la tarea, optaban por suicidarse. Debían imaginarse todo el escenario, los problemas que los llevaban a tomar una decisión tan extrema, y la forma como lo harían. Algunos de los alumnos quisieron saber la razón de un trabajo que se salía de todo lo que hasta el momento se les había pedido, pero el profesor, escondiéndose en la coraza de la soberbia que muchos adoptan, contestó de mala gana que no había explicaciones que dar y que la tarea era obligatoria. Por fortuna varios padres de familia se manifestaron en contra de tamaña desproporción de lo que aparentemente puede ser el poder absoluto de un profesor y en este momento se encuentra bajo investigación del magisterio francés sin que pueda dictar clases. Una de las alumnas escribió su ensayo imaginándose que era una mujer gorda, con problemas de autoestima y de exclusión social, por lo que la única salida que encontraba para salir del problema era suicidándose. Lo que nos muestra otra de las alarmas que se encienden cuando pensamos en la burla a las que son sometidos cientos de personas de todas las edades y condiciones sociales cuando su físico no entra dentro de los cánones establecidos por la sociedad actual. Y si hablo de este tema hoy es porque yo también fui profesora por espacio de muchos años y considero que si bien no hay asuntos tabú, tampoco se puede exigir a los estudiantes que hablen sobre cualquier cosa si antes no se ha hecho un trabajo académico con ellos. Máxime que el suicidio entre los jóvenes pareciera que cada vez va en aumento y que la sociedad y el Estado cierran los ojos ante una problemática que debiera estremecernos a todos, ya que son los pilares mismos de la sociedad los que pueden estar balanceándose. Y no lo digo porque crea que la vida es un regalo divino y que sólo los dioses pueden poner fin a la existencia de una persona, sino porque considero que el suicidio debe ser analizado desde un punto de vista filosófico y los estudiantes deben de tener las herramientas necesarias para su comprensión ontológica. La discusión del suicidio no puede ser un ejercicio banal, impuesto, además, por un profesor que por pereza, o por incapacidad intelectual, es incapaz de desarrollar temas de hondo interés social y filosófico.

domingo, 2 de diciembre de 2012

MARC CHAGALL

Ayer tuve la fortuna de conocer un museo que tiene un nombre poco artístico, La Piscina, situado en la ciudad de Roubaix (Francia), y se llama así ya que está situado en las antiguas instalaciones de una piscina pública, pero que al haber sido inaugurada en 1932, ya no cumplía con la normatividad francesa de finales del siglo XX, por lo que fue clausurada en el año de 1985. En el 2001 la Piscina abrió nuevamente sus instalaciones. Esta vez convertida en un museo que desde entonces no ha dejado de sorprender a los amantes del arte con nuevas propuestas; tanto desde el punto de vista de la plástica, como de la danza, la música o el teatro. Y es en este recinto donde pude visitar una retrospectiva de Marc Chagall (Rusia 1887- Francia 1985), compuesta por doscientas obras, que van desde la pintura, la escultura y la cerámica, hasta el vestuario realizado para una de las obras de ballet en las que tuvo la oportunidad de participar, no sólo como diseñador de disfraces sino como escenógrafo; me refiero a Aleko. Y aunque la exposición a la que hago referencia no habla de Chagall en otra de sus dimensiones artísticas, considero que omitirlo sería una gran falta de mi parte, me refiero, a la poesía. Pero ya en el mes de mayo había visitado la catedral de Reims, la misma donde se llevaba a cabo la consagración de los reyes de Francia, donde se encuentran los vitrales diseñados por este polifacético artista. Es de anotar, que los vitrales de la catedral, construida en el siglo XIII, fueron destruidos en gran parte por un incendio ocasionado por un bombardeo alemán en la Primera Guerra Mundial; es por ello que Chagall trabajó en la restauración de muchos de ellos. Pero aparte de esta obra era poco o nada lo que yo conocía de este insigne artista, me refiero a sus obras originales, no a las ilustraciones que pueden verse en cualquier libro de historia del arte.
Lo primero que me impactó en su obra pictórica es la deconstrucción del espacio, recuérdese que su obra no solo es onírica sino fantástica. Algunos de sus paisajes son atmósferas lúgubres, otros tienen una fuerza telúrica que viene del interior del artista; con esto quiero decir que sus paisajes son algo así como retratos psicológicos de los múltiples personajes que habitan en su interior, algunos con características verdaderas, o al menos lo que consideramos verdadero, otros son personajes fantásticos que flotan en atmosferas violetas, grises, naranjas o negras. Pero antes de llegar a esta utilización del color había pasado por una etapa fauve y luego, al final de su vida, el color lo abandonó, por lo que Chagall se inclinó por la exuberante simplicidad del negro y del blanco. Y aunque sabía que algunos de sus cuadros hacían alusión a la música, no era consciente hasta que punto había influenciado su obra, puesto que la música es como el eje central alrededor del cual gira su rica cosmogonía personal; esto hace que el sentimiento de alegría emane de una gran parte de su obra. Incluso al mirar algunos de sus cuadros no pude evitar pensar en esa hermosa película titulada El violinista en el tejado (1971) de Norman Jewison. Otro de los aspectos que me llamó la atención es la recurrencia religiosa en toda su obra. La religión judía y la católica están presentes en gran parte de su obra. El sentimiento religioso se convierte en un abrigo que lo protege de los avatares de la vida, sin que él se preocupe mucho si es correcto representar un rabino o pintar una cruz. Yo diría que encontró el equilibrio necesario para no caer en los excesos religiosos que impiden la tolerancia de muchos creyentes. Pero tampoco sé si él lo era o no, tampoco me importa. Creo que es su obra la que prevalece, independientemente de lo que él hubiese podido pensar o creer. Por último no puedo dejar de hablar de la presencia de la mujer en su obra, la cual es representada con un gran respeto y admiración. Al salir del museo tuve la sensación de flotar en el espacio; Chagall me había atrapado y sin que yo hubiese puesto resistencia me hizo un personaje más de su inmenso universo artístico.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Venus emergiendo de las aguas

El cuerpo de la mujer ha sido un campo de batalla desde hace más de dos mil años. Nos han impuesto cánones que hemos debido seguir aún en contra de nuestros propios deseos e intereses, pero no siempre fue así, hubo una época, de milenios, en que la mujer fue considerada una diosa y su cuerpo un objeto sagrado; al menos esto es lo que podemos corroborar cuando hacemos un viaje a traves del tiempo. Me refiero al legado de la historia del arte y de sus venus.
Las primeras representaciones del cuerpo femenino están en las venus esteatopígicas - de grandes caderas –; siendo la más famosa la figura encontrada en el Valle de Willendorf, en las cercanías del río Danubio, por el arqueólogo Josef Szombathy, en el año de 1908. Es una figura neolítica, cuya datación oscila entre los 20000 y 25000 años. Sin lugar a dudas es una escultura sacra, representa la creación, y nos habla de un culto a la mujer como dadora de vida. Es una figura de escasos 20 cm y recuerda el cuerpo de una mujer desfigurado por múltiples embarazos.
En el período que va del 5000 al 3000 ac se encuentran unas representaciones a todas luces contemporáneas, me refiero al arte cicládico; son figuras estilizadas y de una enorme belleza. En el 460 ac vemos a la Venus de Ludovisi, hallada en Italia, en la villa que lleva su nombre, en el año de 1887.
El Trono de Ludovisi es una laja de mármol blanco en el que se observa a Afrodita Urania emergiendo del mar, ayudada por las Horas, diosas del orden y de la justicia. La venus representa la Belleza, entendida como sabiduría divina; necesaria para guiar a los hombres en la búsqueda de la verdad y en desvelamiento de los misterios.
La Venus de Cnido (370-330 ac), de Praxiteles, representa no sólo a la diosa, sino a la hetaira Friné; famosa por su belleza y por su espíritu libre, dedicada al amor y a la pasión. Es famoso el juicio que le hicieron los hombres por la vida licenciosa que llevaba, en el cual no aceptó ninguna defensa; y en el momento en que debió responder a sus jueces, muchos de los cuales eran sus propios clientes, decidió quitarse el quitón. Cuando su cuerpo encandiló los ojos, más que lascivos de los hombres que querían su cabeza, su batalla estaba ganada; unánimente decidieron que tanta belleza por fuerza debía pertenecerles a todos; al menos esta es una de las leyendas que circulan en torno a Friné. Pero la imagen sagrada de la mujer tenía los días contados. Para el siglo XV, cuando ya el cristianismo, heredero de la misoginia del judaísmo, se había instalado en Occidente, el cuerpo de la mujer fue considerado pecado, culpa, hecatombe, pérdida de la moral de los hombres de bien, los artistas ya no sabían cómo pintar ni como esculpir un cuerpo femenino.
No es sino mirar la Dama en el baño, de Jean Van Eyck (1390-1441), para darnos cuenta de lo que pasaba en el arte. Obsérvese el desnudo femenino y el desconocimiento de las proporciones humanas. Algo muy común durante el Medioevo, puesto que la influencia del cristianismo comenzaba a hacer verdaderos estragos en todo lo concerniente a la ciencia, pero sobre todo en lo concerniente a la mujer. El obscurantismo se había instalado y el miedo a la mujer se convertía en la nueva doctrina.
Por fortuna llegó Sandro Boticelli con el nacimiento de Venus. Como todas las figuras de este gran pintor, Venus, cuyo modelo era Sandra Lippi, hija y hermnana de los pintores Lippi,Sandra aparece alargada, pero su cuerpo es proporcionado. No en vano, el pintor la realizó pintándola completamente desnuda. Lo que revelaba un cambio sustancial en la historia del arte florentino y el cual tendría una fuerte incidencia en el arte en general. Aún no había llegado el terrible Savanarola, por lo que Florencia aún conocía cierta libertad de pensamiento. Con Eva Prima Pandora, del pintor Jean Cousin (1522-1595), aparece el primer desnudo del Renacimiento francés (hacia 1550). Obsérvese que el brazo izquierdo reposa sobre una calavera mientras que en el derecho lleva una serpiente. Ya para entonces los modelos de Eva y Pandora, símbolos de la mujer traidora, habían penetrado el imaginario colectivo.
Con este cuadro Cousin se propuso poner en guardia al hombre del siglo XVI contra todos los males que, según él, representa la mujer; sobre todo si es bella. Según el pintor, ella genera vida, pero también muerte, desolación y pecado. Es esta idea que prevalecerá en los siglos siguientes. Pero no era algo nuevo. Desde los siglos XII y XIII se había venido rescatando el antiguo Derecho Romano, misógino por excelencia. Las escuelas de niñas habían desaparecido y los monasterios de mujeres pasaron a ser de clausura; mientras que los monasterios masculinos seguían siendo centros de educación y cultura, por lo que sus monjes podían llevar una vida social activa, incluso sexual; no es sino pensar en el Avignon de los papas para corroborar esta idea. A partir del siglo XVI se observa un cambio en la educación de las mujeres, especialmente en los países escandinavos, donde la Iglesia Luterana había hecho un gran esfuerzo porque en todos los hogares se pudiese leer La Biblia; en el resto de Europa se refiere, la mujer pudo aprender a leer y a escribir bien avanzado el siglo XVI. Este privilegio estaba reservado a las clases nobles y burguesas. Sin embargo, en la educación de las mujeres se privilegiaba la lectura de La Biblia, el libro de oraciones y la interpretación del piano. En el caso específico de las colonias españolas, ubicadas en el territorio del Nuevo Mundo, estaba, incluso, prohibido importar libros de literatura no religiosa. Y en los Estados Unidos estaba prohibido enseñar a leer y escribir a los esclavos, el que supiera hacerlo podía pagarlo con su vida si llegaba a ser descubierto, situación que no difería mucho en la América Hispana.
Por su parte, Francia, desde 1627, con Mme. de Rambouillet a la cabeza, había iniciado los salones literarios y el arte de la conversación, lo que el mundo conocería más tarde como el círculo de las Preciosas o de las Mundanas, círculo que dio origen a la Ilustración Francesa. Estas maravillosas mujeres solían realizar estas tertulias en sus propias habitaciones, es decir en el mismo lugar donde dormían y amaban, pero no hay que olvidar que eran sólo una ínfima minoría; puesto que la gran mayoría de las mujeres seguía sin saber leer ni escribir. La educación les estaba negada, considerando que la lectura era permisiva para el cuerpo y para el alma y que sólo las conducía a su propia perdición; léase condenación eterna. El canon de belleza de las mujeres estaba regido por las curvas generosas, para ello puede verse el cuadro Las tres gracias de Rubens (1577-1640). Nada que ver con el canon contemporáneo de mujeres escuálidas y cuasi cadavérico que nos legó en los años 60 la modelo Twiggy.
En el siglo XVIII el libro había ganado un lugar importante en la vida parisina y de provincia. Las mujeres salían a pasear con un libro en la mano, o exigían tiempo para dedicarle a la lectura. François Boucher (1703-1770) y Fragonard (1732-1806), entre otros, entendieron este cambio social y lo llevaron a los lienzos en obras de una gran belleza como Madame de Pompadour (1756) o La lectora (1770). Como el libro comenzó a ganar un lugar importante, y la lectura se hacía cada vez más popular, los hombres comenzaron a inquietarse por este fenómeno, al que llamaban “la furia de la lectura”, fenómeno que amenazaba con salirse de sus manos; lo que significaba perder el poder ancestral que siempre habían tenido sobre las mujeres. Así que los ríos de tinta no se hicieron esperar, con el único fin de luchar contra lo que se consideraba una verdadera pandemia. Las primeras teorías de la importancia de “una lectura dirigida”, aparecen con el fin de hacer énfasis en la educación católica y todo lo que pudiese interpretarse como virtud femenina: sumisión, obediencia, recato, silencio, prudencia. Virtudes netamente marianas y que tanto daño nos han hecho a las mujeres occidentales. Es decir, todos los elementos que le garantizan al hombre el control absoluto de la mujer; pero ante todo, que no quebranten el orden establecido por ellos SIN UN CUARTO PROPIO • El drama de muchas escritoras: • La amenaza del orden social establecido. Heinzmann, un librero suizo del siglo XIX, consideraba que después de la Revolución Francesa, la manía de leer novelas era la segunda plaga de la época. Incluso, algunos intelectuales racionalistas consideraban que la lectura dañaba a la sociedad. Años antes, en 1791, el pedagogo Karl G. Bauer escribía : • “La falta total de movimiento corporal en el momento de la lectura, unida a las diversas ideas y sensaciones violentas que emanan de ella, no pueden sino conducir a la somnolencia, al atascamiento, a la inflamación del vientre y a la oclusión intestinal; produciendo una incidencia real, como ya se sabe, en la salud sexual de uno u otro género, pero sobre todo en el género femenino” . Por su parte, Charlotte Brönte (1816-1855) nos relata su vida y la de sus hermanas, muy similar a la vida de Jane Austen, “Vivíamos en un lugar alejado donde la educación había hecho pocos progresos y donde, en consecuencia, no había ninguna tentación de buscar un trato social fuera de nuestro círculo familiar; dependíamos por completo de nosotras mismas, y de los libros de estudio, en lo que toca a los placeres y las ocupaciones de la vida”. Charlotte Brönte solía corregir el manuscrito de “Jane Eyre” mientras preparaba el almuerzo; situación que la llevó a rebelarse y a analizar su situación. Nadie mejor que Virginia Woolf para narrarnos el drama de no tener un cuarto propio. Desde entonces mucha agua ha corrido debajo del puente, pero si bien en Colombia las mujeres asistimos a la universidad y si hemos llegado a ocupar cargos importantes, también es cierto que políticos misóginos, como el procurador Ordoñez o el senador Gerlein, han impedido que tengamos las mismas oportunidades que los hombres, nos han negado un salario igual al que ellos ganan, y legislan en contra de nuestros derechos sexuales y reproductivos, aduciendo que están protegiendo la sociedad y la familia; ignorando que el concepto de familia puede ser muy extenso, y que las leyes, por fortuna, son dictadas por la sociedad, no por la divinidad en la que cada uno de ellos crea. Nota: El artículo de hoy es un aparte de la conferencia que dicté en julio del 2011 en el marco del XXVII Encuentro de Mujeres Poetas de Roldanillo y en el X Encuentro Internaiconal de Muejres Escirotras celebrado en el mes de marzo 2012 en Panamá, titulada Virginia emergiendo de las aguas, y si lo hago hoy es para contribuir en algo en la lucha contra la misoginia. Ya que los discursos en contra de las mujeres se han ido agravando y con ellos la violencia en contra de nosotras se hace cada vez más visible.

viernes, 23 de noviembre de 2012

XXVIII ENCUENTRO DE MUJERES POETAS DE ROLDANILLO JULIO 2012

LECTURA DE APARTES DEL LIBRO: SOLA, EN EL DOBLEZ DE LA OSCURIDAD, MENCIÓN DE HONOR, 4O PUESTO, EDICIONES EMBALAJE-MUSEO RAYO 2011 Y LEÍDO EN JULIO 2012 EN EL XXVIII ENCUENTRO DE MUJERES POETAS DE ROLDANILLO. ES DE ANOTAR QUE ESTE ENCUENTRO DE MUJERES POETAS, Y EL CONCURSO ORGANIZADO POR SU DIRECTORA ÁGUEDA PIZARRO, ES EL MÁS IMPORTANTE EN COLOMBIA. PUEDEN ESCUCHAR MI LECTURA EN HACIENDO CLICK EN: http://www.youtube.com/watch?v=BAUwp-2rEoQ AGRADEZCO DE ANTEMANO LAS VISITAS QUE HAGAN AL SITIO Y EL TIEMPO QUE LE DEDIQUEN, BERTA LUCÍA ESTRADA

miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA DISCAPACIDAD DE UN HOMBRE LLAMADO GERLEIN

LA SOBERBIA ES UNA DISCAPACIDAD QUE SUELE AFECTAR A POBRES INFELICES MORTALES QUE SE ENCUENTRAN DE GOLPE CON UNA MISERABLE CUOTA DE PODER. JOSÉ DE SAN MARTÍN El Sr. Gerlein, senador de la República de Colombia, conservador a ultranza, destapó ayer su verdadera forma de pensar; seguramente ya no pretende seguir ejerciendo su mano férrea en el feudo que ha gobernado desde hace cuatro décadas. Digo esto puesto que el señor en cuestión parece ignorar, conscientemente, que entre sus electores deben de haber muchos homosexuales. No obstante, nunca les ha dicho, al menos que yo sepa, que no voten por él, puesto que considera que el sexo entre hombres “es sucio, asqueroso y excremental” y agrega: “A mí nunca me ha preocupado mucho el catre compartido entre mujeres porque ese homosexualismo no es nada y es sin trascendencia pero compartido por dos varones es un sexo sucio”. Por otra parte, creo que nunca ha condenado públicamente la pedofilia en el seno de la Iglesia católica a la que él pertenece; crimen, en mi concepto, de lesa humanidad. El señor Gerlein olvida que gracias al pueblo colombiano, que ha votado por él por espacio de todos estos años, él ha podido construir todo un imperio económico y que el día que se jubile, con una pensión privilegiada, será gracias a muchos de los homosexuales que tanto repudia. También podría preguntarle si alguna vez ha pagado para ver el sexo entre dos mujeres, puesto que aparentemente lo considera aceptable y no lo critica desde su fanatismo religioso. Digo esto porque alguna vez escuché a dos hombres, supuestamente muy viriles, que contaban, muertos de la risa, que le habían pagado a prostitutas para que tuvieran relaciones delante de ellos. También podría preguntarle si nunca le ha sido infiel a su esposa, ya que el adulterio es un pecado grave para los católicos, máxime cuando se pasea con una cruz que pende de la solapa de su saco. Su discurso está lejos de la caridad que tanto pregona la Iglesia católica. Es un discurso violento, imagino, espero equivocarme, que así debe de ser en la intimidad de su familia y en el trato a sus subordinados; pero además es un llamado al odio y a la intolerancia. Olvida que Colombia, aunque muchos ciudadanos se nieguen a aceptarlo, es un país laico, que protege la diversidad sexual, y que las expresiones que utilizó ayer pueden llevarlo a enfrentar una demanda por exclusión y apología del odio. Gerlein puede pensar lo que quiera, pero está obligado a respetar al pueblo colombiano, independientemente de su ideología y creencias religiosas. Y es que yo considero que sus palabras son más chulo de poca monta, que de un senador de la república. Espero que el señor Gerlein presente su dimisión y excusas en el día de hoy. Muchos ciudadanos de bien pueden ejercer el cargo de senador con la frente alta y con respeto, lamentablemente no siempre tienen la oportunidad de ser elegidos.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA BANALIZACIÓN DEL RACISMO

Tendrían que hacer una princesa de Disney desnutrida para que las niñas de Chocó también puedan soñar Desafortunadamente en Colombia muchas personas creen que escribir twits con connotaciones claramente racistas es un juego banal, un excelente chiste para ser contado en una noche de rumba, trago, y posiblemente drogas, por estudiantes o profesionales que pertenecen a grupos sociales privilegiados y que nunca han reflexionado sobre el peso de sus palabras, léase ideología de extrema derecha. Un frase como la que cito al inicio de este blog, me deja pensar que la mujer que lo escribió desconoce por completo las palabras solidaridad, respeto, caridad -aunque imagino que debe considerarse una excelente católica y además mariana-; pero además desconoce por completo lo que significa la condición femenina, lo que la pone desafortunadamente en la terrible orilla del machismo colombiano, otra de las ideologías neofascistas que contribuyen al asesinato y tortura diaria de varias de nuestras congéneres. En cuanto al twiter la verdad es que si bien lo repudio desde todo punto de vista, tampoco me extraña, ya que conozco la manera de pensar de una gran parte de nuestra sociedad y se cuan racista puede ser. El atraso en todos los aspectos del Choco, y su situación social, no es gratuito; en realidad es como si fuera el África negra y no hiciera parte del territorio colombiano. Sólo se acuerdan de él cuando hay escándalos de niños que mueren de hambre, pero la desnutrición es endémica, no sólo física sino educativa; las posibilidades de salir adelante son mínimas si se compara con las de otras regiones. Colombia es un país de exclusión, extremadamente racista, fanático religioso, homofóbico, que no respeta las diferentes creencias religiosas o la ausencia de ellas, violento desde las entrañas mismas del poder. Amo profundamente a mi país, pero no soy ciega y lamento que personas como las autoras de este esperpento de frase, que supuestamente han pasado por una universidad, utilicen un sistema de comunicación para trasmitir sus odios y sus prejuicios de clase.

martes, 13 de noviembre de 2012

SCHOLASTIQUE MUKASONGA - PREMIO RENAUDOT 2012

Uno de los premios más importantes de la rentrée littéraire francesa es el Renaudot, otorgado hace una semana a Scholastique Mukasonga (Ruanda-1956), por su libro Notre-Dame du Nil, Ediciones Gallimard, en su colección Continents Noirs. Es de anotar, que esta obra fue publicada el pasado mes de marzo, por lo que no estaba en la lista de los libros que aparecen en septiembre, y tampoco figuraba en la lista de los libros que podrían ganar el premio Renaudot. Cuando el representante de Ediciones Gallimard la llamó para anunciarle que se había ganado el premio su respuesta inmediata fue: usted se está burlando de mí. Apenas conocí el allo del jurado fui a comprar el libro a la FNAC, una de las librerías más importantes de Francia, y el vendedor me dijo que no sólo no lo tenían sino que nunca había estado en sus anaqueles, al menos de la librería de la ciudad donde actualmente vivo, pero que esperara a esta semana porque ya habían hecho el pedido. En otra famosa librería, Le Furet du Nord, me dijeron que el libro lo habían tenido desde marzo hasta agosto, y que habían devuelto los ejemplares porque no habían vendido ni uno solo, pero que a partir de esta semana podría adquirirlo. Y eso fue lo que hice. Esperé a que llegara y ayer lo compré, ansiaba leerlo, puesto que estaba convencida que su lectura me iba a gustar mucho, desafortunadamente no fue así. Otra de sus obras, La mujer con los pies desnudos, (2008), recibió el Premio Seligmann contra el racismo y su libro L’Iguifou (2010) ganó el Premio Rennaisssance de la Nouvelle y el Premio de la Academia de Ciencias de Ultramar.
Notre-Dame du Nil (Nuestra Señora del Nilo), ya había recibido el Premio Ahamadou Kourouma 2012, contra el racismo, otorgado en Suiza. Este libro narra la vida de unas adolescentes resguardadas en un selecto colegio, dirigido por monjas, cuando Ruanda aún era una colonia belga. El colegio, perdido en las montañas, de difícil acceso en épocas de lluvia, como un diluvio que trae consigo todos los dramas, incluyendo el fin del mundo. Es un microcosmos donde se viven los odios raciales, los celos, las esperanzas fallidas, el acoso sexual por parte del único cura que las asiste, el odio de los blancos, el odio de los negros, el choque cultural entre dos mundos completamente diferentes. En dicho centro escolar asisten las hijas de una selecta clase política y económica de la Rwanda de los años 50 y 60, y que van allí no sólo para aprender la lengua y la historia del invasor, sino para recibir una educación esmerada que les sirva a sus familias y clanes poderlas casar con alguien que les sirva a sus propios intereses. Scholastique Mukasunga es una sobreviviente del terrible genocidio que se vivió en Ruanda en 1994, gracias a que en ese momento ya se encontraba viviendo en Francia. Un millón de tutsis fueron masacrados, principalmente a machetazos; entre ellos murieron 27 miembros de su familia, incluyendo su madre. Mukasunga es una heredera de la rica tradición oral africana. Conocedora de su historia, de sus leyendas y del peso de la tradición milenaria, pero sobre todo del terrible peso del coloniaje belga, y todo lo que eso supone. Este aspecto es muy importante tenerlo en cuenta si se quieren entender los genocidios entre las dos etnias principales ruandesas, los tutsis y los hutus, como bien lo deja entender la autora en cuestión; puesto que su libro es una denuncia del odio, de la exclusión y del racismo. En su relato desfila el otro peso, el de la religión católica, sin el cual el Estado belga, no hubiera podido ejercer el inconmensurable dominio sobre dichos pueblos. Y al mismo tiempo aparecen sus dioses ancestrales, disfrazados de santos o disfrazados bajo el manto de la virgen María. Un sincretismo religioso atraviesa la obra; en realidad es su columna vertebral. Allí vemos, al lado de las misas y de las oraciones, las prácticas comunes de la brujería milenaria, práctica que nunca ha desaparecido, sigue presente en el marabú (brujo) que controla la vida de cada persona, de cada clan, de cada pueblo, y que puede incluso encontrarse en cualquier ciudad francesa. Al lado de la religión, vemos el abuso sexual ejercido por el cura del colegio contra las estudiantes. Nuestra Señora del Nilo, es también una reflexión sobre la condición de la mujer africana, objeto de cambio para los padres y objeto de placer para el esposo. Cada capítulo del libro está concebido como un pequeño cuento, así que podría leerse libremente, me refiero a que se podrían saltar capítulos y luego leerlos sin que se pierda ilación en el relato. La narradora es una adolescente, por lo que la crítica aparece oculta detrás de una mirada bastante ingenua; por supuesto que dicha mirada no es gratuita, por el contrario ha sido pensada. Las historias son evocaciones, de un mundo perdido, de un mundo que gestó una de las más grandes vergüenzas del siglo XX. No hay que olvidar que el genocidio, en este caso me refiero al de 1994, se dio bajo los ojos de los franceses que no hicieron nada para evitarlo, y los otros países, que se dicen civilizados, tampoco movieron un dedo para impedirlo.A mi modo de ver la narración de Nuestra Señora del Nilo es bastante plana, no hay emociones fuertes, no hay críticas, así se cuenten dramas. Es como si se aceptaran de antemano la sumisión, la pesadumbre, la pobreza, y como si cada una de las protagonistas renunciase a unas condiciones mejores para su propio país, y lo que es peor, como si se renunciase a luchar contra las prácticas culturales que ahondan el odio ancestral entre los grupos tutsi y hutus, y como si se aceptase también que el blanco es mejor que el pueblo colonizado. Podría decirse que es así como un adolescente ve el mundo, pero me niego a creer en esta teoría facilista, los adolescentes pueden ser bastantes reflexivos, analíticos y críticos. Y aunque el libro no es malo, no creo que tenga el valor suficiente para haber ganado el Premio Renaudot. A veces el deseo de congraciarse con la historia hace que se hagan movimientos, como si se tratase de los movimientos de ajedrez, que no siempre son los más adecuados. Digo esto, porque si bien soy feminista, y defensora a ultranza de los derechos de la mujer, también soy consciente que los premios deben ser ganados por la calidad de la obra, no por quien la escribe, así la autora sea una víctima y una sobreviviente de un horror que nunca ha debido de existir.

martes, 6 de noviembre de 2012

JULIE OTSUKA - PREMIO FÉMINA EXTRANJERO 2012

Hace 11 días el nombre de Julie Otsuka no me decía nada, nunca la había oído nombrar. Vi su libro Algunas no habían visto nunca el mar en la vitrina de una librería e inmediatamente entré a echarle una mirada a la contracarátula, ya que no solo me interesa leer lo que la gente llama, erróneamente, “literatura de género” sino que además la literatura japonesa, o la de sus descendientes, como es el caso de Otsuka, me atrae poderosamente la atención. Comencé a leerlo con un gran deleite, a pequeños sorbos, como quien toma el elixir de los dioses y no quiere que el placer termine, e incluso lo dejé a un lado cinco días ya que me fui de viaje, ayer lo retomé y lo terminé cuatro horas antes de saber que el libro en cuestión había ganado el Premio Fémina Extranjero 2012. Es de anotar que el Premio Fémina lo ganó Patrick Deville, con su libro Peste&Cólera. Julie Otsuka (USA-1962), nació en California, su padre es japonés y su madre es estadounidense y descendiente directa de japoneses, así que siempre se impregnó de la cultura, de la tradición y de la lengua nipona. Y aunque su formación es artística finalmente la abandonó para dedicarse por entero a la literatura, su primer libro, Cuando el emperador era un dios (2002), fue aclamado por la crítica, desde entonces no publicaba nada. Algunas no habían visto nunca el mar, fue inmediatamente catalogado por la crítica de su país como una obra de arte y obtuvo el Premio PEN/Faulkner Award for fiction. La narradora es una voz colectiva, a la manera de los coros antiguos, que cuenta las vicisitudes del exilio de cientos de mujeres japonesas que emigran a comienzos del siglo XX a California en busca de una mejor vida; pero sobre todo detrás de un matrimonio arreglado con anterioridad. Van tras las huellas de hombres que nunca han visto y que les han enviado fotos, en muchos de los casos que no les pertenecen, o que han sido tomadas años antes cuando aún eran jóvenes y hermosos, hombres que les han enviado cartas en las que les pintan un mundo fantástico, donde el dinero y las casas, llenas de luz, son los protagonistas, para encontrarse finalmente con que el sueño de hadas a la occidental nunca existió, y que han sido traídas no sólo para que ellos tengan con quien acostarse en las noches y poder reproducirse, sino para ponerlas a trabajar como mulas de carga. No en vano Otsuka dice: “Una jovencita debe fundirse en la decoración: debe quedarse allí sin que nadie se dé cuenta de su presencia. Nosotras sabíamos comportarnos como se debe en un sepelio, escribir poemas cortos y melancólicos sobre la llegada del otoño que tuvieran exactamente 17 sílabas”. Algunas de ellas sólo habían recibido como instrucción para la nueva vida una sentencia que habría de marcarlas toda la vida: “Ya verás: las mujeres son débiles, pero las madres son fuertes”. Y en cuanto a la primera noche: “Nos cogieron sorpresivamente, algunas de nosotras no habíamos sido informadas por nuestra madre de los que nos esperaba. Yo tenía trece años y nunca había mirado a un hombre a los ojos”. Es el libro del encuentro de dos culturas, la dominante y la invisible: “No nos querían como vecinos, no nos querían en sus valles, ni como amigos. Nosotros vivíamos en cabañas horribles y ni siquiera hablábamos el inglés básico”. Algunas no habían visto nunca el mar, es el libro del exilio, de la sumisión absoluta y ancestral, es el libro del miedo del presente y de la angustia por el futuro, es el libro de la evocación frente a un mundo nuevo en el que no encuentran ningún punto de referencia a la isla perdida para siempre. Sin embargo, el pasado siempre nos atrapa, nos encarcela detrás de barrotes de olvido y bruma, ya que las trompetas de guerra suenan en los oídos de cada una de ellas, de sus maridos e hijos, y se los llevan al lugar de donde no se regresa nunca. Este libro me hizo pensar una y otra vez en esa pequeña joya del cine colombiano, tal vez la única, así algunos digan que esta película pudo haber sido mejor, que le faltó sensibilidad, dramatismo, que la fotografía le roba protagonismo a los actores que son demasiado estáticos, me refiero a Sueño en el Paraíso (2007) de Carlos Palau; cinta que me hizo pensar en Akira Kurosawa, no en vano Palau vivió varios años en Japón y es un gran admirador de la cultura nipona.

lunes, 5 de noviembre de 2012

LA RUTA DEL ESPEJO ---- Por Olga Lucía Betancourt S

Hablar de Sherezada hoy, cuando lo oídos parecen sordos y las almas adormecidas, cuando la buena literatura parece archivada para siempre en las bellas colecciones de viejas editoriales, y reposa en altas bibliotecas ilustres, es como un desafío a la superficialidad del siglo XXI. Un siglo robótico de ojos cuadrados y almas empastadas en las tabletas informáticas, que pretenden ofrecer libros resumidos para «lectura rápida» y justificar el tiempo perdido en los mil y un pasatiempos banales que ofrece internet. Por eso el refrescante y poético libro de Berta Lucía Estrada E, «La Ruta del Espejo», un recorrido lúcido por el mundo sin retorno de la memoria perdida, que va reconstruyendo minuciosamente el camino del olvido, nos invita a una pausa interiorizada y precisa sobre el tema de la memoria, sabiamente retomado a través de los mitos griegos, sus personajes y sus hermosas metáforas, las cuales siempre serán una clave obligada para entrar al laberíntico mundo de las emociones y los sentimientos humanos. El libro se construye con la música de las palabras y de las imágenes, donde el ritmo poético enfatiza la tragedia de la memoria perdida -«Mi memoria es una linterna de sombras...»-, se cimenta en los personajes mitológicos cuya fuerza realza la tragedia del ser humano, enfrentado siempre a la vejez, al olvido y a la muerte. Realidades a las que nadie puede escapar y son el broche definitivo para cerrar el orgulloso ciclo del recorrido humano. Es un canto construído sobre imágenes femeninas...Terpsícore, musa de la danza, Mnemosine, diosa de la memoria, Leucosea, lectora de los escritos y los cantos, Ariadna, con su hilo luminoso, heroína de Teseo y víctima de la autosuficiencia del héroe, que la pierde por su banal impaciencia de conquistador, Selene, gracia de la noche, Tánatos, reina de la muerte, Narcisa, prisionera de sí misma, Geras, el decrépito símbolo de la vejez. Diosas y Musas que son una y todas las mujeres del mundo en su eterno movimiento de marea solitaria, errando en este libro y desentrañando la gesta de la memoria y de su olvido, en la soledad de la fuga de la juventud y en las olas caprichosas del Tiempo que la devora y nos toma por blanco de sus flechas de humo y arena. La segunda parte del libro, reanuda el lazo ancestral de la palabra con un canto a Sherezada, ninfa del insomnio, que encantó no sólo las noches del Califa Shariar, sino las nuestras, sobre las que atravesó la estrella errante de sus historias, en los maravillosos días del asombro. Y este homenje es el puente entre las eternas mujeres míticas y Sherezada, para contarnos su importancia en el destino de la tradición oral y en la fuente de la imaginación que no ha dejado de verterse a través de los siglos, para sostener el insomnio de los poetas y de los solitarios que han sabido proteger su corazón en el Asombro. Sherezada..., Como lo dice Berta Lucía, «Guerrera del verbo», «compiladora de papiros invisibles», «escribana del aire», seguirá encantando las noches y ofreciéndonos «...su imaginación» como un «banquete para la eternidad» Luxemburgo, Octubre 2012

domingo, 21 de octubre de 2012

SORE SNID

“Ariadna… desteje mi rostro confundido”, es uno de los versos de Diálogo in verso en verso Sore Snid. (Diálogo in-verso en-verso, Hombre Nuevo Editores, Medellín, 2010). Finalista en los concursos de Ediciones Embalaje-Museo Rayo en el 2009 y 2010, participante en los Encuentros de mujeres Poetas de Roldanillo y Medellín donde pude escuchar la lectura de algunos de sus poemas con un gran placer estético, pero sobre todo con perplejidad; ya que no siempre nos es dable encontrarnos con jóvenes figuras que tengan un buen conocimiento del español y que al mismo tiempo posean la capacidad creadora y de análisis que requiere un buen poema. Con esta ópera prima Sore Snid corre el fino velo de la sensibilidad poética, penetra en sus secretos, se impregna de ellos y nos los entrega en la mano, como si se tratase de una manzana a punto de ser disfrutada por nuestros sentidos. Conceptos como búsqueda e innovación son claros en su expresión literaria. Los juegos de palabras son bien elaborados. Riqueza en el lenguaje e imágenes bien concebidas, son algunas de las otras características del universo que está construyendo. Soy consciente que su poesía no es para todo el mundo, a veces es erudita, y desafortunadamente en nuestro medio no todo el mundo tiene la capacidad intelectual y la sensibilidad necesarias para poder entender su rico universo literario. Cabe recordar que Sore Snid además de poeta es también artista plástica, por lo que navega entre los lenguajes visuales y escritos, sin que ninguno se vea perjudicado, más bien se complementan entre sí.

viernes, 19 de octubre de 2012

MARÍA HELENA GIRALDO

“Vengo de la guerra/ Con las manos vacías/ Y el corazón ardiente” Estos versos dan inicio al libro “CIUDAD DE TUS OJOS” de María Helena Giraldo, presentado el pasado 11 de octubre en enviagado (Antioquia). Desde el primer verso la poeta se erige como testigo de la historia, es la memoria que evitará que el horror, el dolor y el desamparo sean cubiertos por el manto del olvido y en ese trayecto bordea precipicios, siente su piel lacerada por el escenario permanente de la muerte. No obstante, se vislumbra un espacio para la esperanza: “… me pregunto/ Por tu cama limpia/ oliendo a jazmines”. Así luego hable de Medellín “agazapada en el miedo”, pero que deja abierta una ojiva: “Exorciza el carnaval de la muerte”. Caminante eterna, tropieza con piedras, pero se levanta y sigue su trasegar con los ojos abiertos, para no perder ni una sola imagen de la desolación del paisaje, así lleve “odios tatuados en la piel de los días”. Y aunque Medellín, o Filadelfia, el pueblo que la vio nacer, estén presentes en su poesía, ésta deja de ser local para ubicarse en un poblado de cualquier continente. Y al mismo tiempo su poesía es atemporal, puede hablarnos del Egipto faraónico o puede remitirnos a la última masacre ocurrida en cualquier villorrio colombiano o africano. O bien Nueva York, donde los autómatas se estrujan los unos a los otros o se fagocitan entre sí, en esa lucha sin tregua que es la supervivencia. Autómatas que se cruzan con las sombras de desplazados de esa otra guerra fratricida que asola los campos de la patria herida. En “La Ciudad de tus Ojos” María Helena García se reconoce como hija de la tierra, de esa Pachamama ancestral tantas veces violada y vilipendiada. Pero también se reconoce como una eterna tejedora, salida de los talleres de Aracné. Y aunque su poesía es atemporal, la poeta se erige en Memoria, en lucha contra el Olvido; es la poeta-testigo que nombra y denuncia, y clama y se desgarra para que la injusticia no quede impune: “Desde que el último cataclismo/…Arrancó las raíces de la selva/… Siempre he estado”. En la tercera parte, “Con las manos abiertas”, la poeta, eterna viajera, regresa a sus orígenes, a su infancia perdida en el tiempo y en la pesadumbre. Con este poema cierra el libro; y con un acertado verso, “Escondiéndonos en la noche”, María Helena Giraldo se erige como la poeta-niña, la poeta-anciana, cuya edad milenaria se pierde en el fondo oscuro de la memoria.

sábado, 13 de octubre de 2012

EDWARD HOPPER VISTO POR PHILIPPE BESSON

Siempre he creído que hay dos artistas que han logrado captar el sentimiento de soledad absoluta y visceral en un lienzo, me refiero a Edgar Degas (1834-1917 ) con su obra El ajenjo y a Edward Hopper (1882-1967) con Halcones de la noche.
En las dos obras se puede observar a una pareja, en una terraza de un restaurante cualquiera de París, en el caso de Degas, y la de Hopper en un bar de Nueva York. Las dos parejas están separadas por siglos de incomunicación y absoluta tristeza, como si a pesar de compartir, probablemente, un lecho y una casa, nunca hubiesen construido nada juntos. Es el espejismo con el que cada uno de nosotros teje su propia apariencia y su propia visión de la relación afectiva. Y es precisamente este cuadro de Hopper la fuente en la que bebió Philippe Besson (1967) para escribir Final del Verano, Habitación de hotel le dio la idea para el libro Decirte adiós, y El faro con dos luces, le dio el tema para su libro Un instante de abandono, donde explora otra forma de soledad. Me refiero a la vida que muchas personas deben afrontar en los pequeños poblados donde la vida obedece a conductas dictadas desde hace cientos de años, y donde la diversidad de pensamiento y la libre orientación sexual son consideradas comportamientos pecaminosos, por lo que son condenados al ostracismo social y a veces a la hoguera, por lo menos desde el punto de vista del repudio social y religioso, que acompañan a la mayoría de las sociedades ancoradas en viejos prejuicios y donde la modernidad nunca ha llegado, aunque a veces cuenten con Internet. Hopper, cuya exposición puede visitarse en el Grand Palais (París), del 10 octubre 2012 al 28 de enero 2013, es uno de los más grandes pintores estadounidenses. Mientras que muchos de sus contemporáneos representaban el humo de las fábricas, él se dedicó a pintar las casas de Nueva Inglaterra; pero sobre todo a pintar el cataclismo humano. Lo que quiero decir es que pocos artistas han logrado hacer una radiografía de la modernidad como él. Sus temas son ante todo metafísicos, léase soledad, abandono, desesperanza, tristeza, incomunicación humana, desconocimiento del otro, pero también desconocimiento de sí mismo. Cada uno de sus personajes está condenado de antemano a su propio abismo, a su propio infierno, como si no hubiese escapatoria posible. Cada pintura de Hopper cuenta una historia; pero la diferencia con otros pintores anteriores a él, es que la historia no está terminada, cada espectador debe buscarle un fin, como en el cuadro de Degas al que hacía referencia anteriormente; creo que este es un logro fundamental en los dos pintores. Es precisamente esta característica la que le permite a Besson construir su propio mundo narrativo. Él mismo afirma que no le gustan las pinturas que cuentan una historia terminada, donde la posibilidad de imaginación se reduce a su más mínima expresión. Besson afirma que un cuadro debe dejar una parte para que cada espectador construya o imagine el final que más le guste, y yo diría lo que más se acomode a su propia vida o al menos a lo que cree que es su vida. Los personajes de Degas, de Hopper y de Besson arrastran sombras dolorosas, pasados tormentosos, secretos que pesan en la vida de cada uno de ellos, están habitados por el hastío, carecen de futuro, están condenados al ostracismo dentro de sí mismos. Los personajes de Degas y de Hooper son anónimos, son NN que ha vomitado la ciudad, carecen de identidad, son eternos exiliados, extranjeros perpetuos en sus propios cuerpos, con los cuales están obligados a convivir así no lo deseen. Por lo que Philippe Besson trata de nombrarlos, de construirles un pasado, en el que puedan verse a sí mismos, así vean toda la miseria humana escondida en el fondo de su ser; en otras palabras cada uno de ellos capta, a su manera, la fugacidad del tiempo y hacen visible lo invisible.
Y si en literatura Hopper ha influenciado a Besson, en cine es Wim Wenders quien ha sucumbido a su magia, entre muchos otros directores de cine. Para terminar quisiera hablar de la luz de Hopper y de su cálido colorido. Mientras que el cuadro El Ajenjo de Degas es una atmósfera gris, los cuadros de Hopper son bañados por una luz mágica, como si el sol que los baña fuese permanentemente veraniego.

martes, 9 de octubre de 2012

JEAN-MICHEL BASQUIAT

A finales del 2010 una amiga me invitó a ver un documental sobre un artista cuyo nombre no me decía nada, Jean-Michel Basquiat (dic. 22 de 1960- agosto 12 de 1980), lo mínimo que puedo decir es que al salir de la sala de cine estaba completamente estupefacta; no entendía como era que nunca había oído hablar de un genio como él. El documental fue entonces el abrebocas para esperar con ansías la visita al Museo de Arte Moderno de París (octubre 2010 - enero 2011), que en ese momento presentaba una exposición sobre su obra; a la cual asistí poco antes de su cierre, así que había muy pocos visitantes, por lo que su obra se presentaba ante mis ojos como si no hubiese sido creada para nadie más. Y si el documental me había sumido en una especie de trance hipnótico, sus obras me sacudieron de tal forma que salí del museo con la certeza que mis escasos conocimientos sobre el arte habían sido barridos por un enorme cataclismo que derrumbó los pocos cimientos que había logrado construir a lo largo de mi vida y de mi pasión por las artes plásticas. Lo que quiero decir es que ese día mi supuesto conocimiento de la historia del arte fue sepultado. Entendí que hay una historia del arte antes y después de Basquiat.
Jean-Michel Basquiat, hijo de una puertorriqueña y de un haitiano. Su madre, amante del arte, lo lleva regularmente a visitar museos; Basquiat crece en un ambiente donde se hablan tres idiomas, inglés, español y francés y donde el arte juega un rol muy importante; incluso sus abuelos maternos son músicos e incluyen a Basquiat en ese mundo privilegiado de la interpretación musical. A la edad de 8 años Basquiat sufre un accidente bastante severo, por lo que deberá quedarse por una larga temporada en un hospital. Para hacer más llevadera su “reclusión”, su madre le lleva el manual de anatomía humana, Gray’s Anatomy, y un libro de dibujos de Leonardo Da Vinci. Indudablemente lo que para otra persona habría sido una etapa negra de su vida, para Basquiat fue la posibilidad de entrar de lleno en el mundo de la creación artística, sin profesores, sin academia, sin exámenes, dando rienda suelta a su imaginación, sin barreras de ninguna clase, la libertad creativa, diría yo. En 1977 el periódico escolar le publica sus primeras obras, unas viñetas que él firma con el seudónimo de Samo. Él mismo contaría que dicho nombre nació el día en que fumó por primera vez marihuana en compañía de su amigo Al Díaz. Pronto su rebeldía, autonomía y deseos de hacer su propia vida, lo llevan a tener conflictos muy serios con su progenitor, por lo que decide abandonar la casa paterna e irse a vivir a las calles de Brooklyn. Rápidamente comienza su carrera como grafitero en SoHo y East Village, la meca de las galerías de los 70, y firma sus obras con el seudónimo de Samo ©. L’enfant terrible, como fue llamado en la Documenta de Kässel de 1982, a la temprana edad de 22 años, siendo el primer artista en ser aceptado a tan temprana edad. Para entonces ya tenía detrás de sí una estela de éxitos y su obra era expuesta en las mejores galerías de arte de Estados Unidos. En 1981 había conocido a Bruno Bischofberger, marchante y coleccionador de arte que representaba a Andy Warhol, y que supo “descubrir” a decenas de artistas que se movían en los circuitos de Nueva York, se los llevaba para su galería y desde allí dictaminaba los nuevos postulados de la estética y daba a conocer los nuevos nombres de los artistas que habrían de marcar toda una época y que habrían de cambiar los rumbos de la creación artística. Es Bischofberger quien decide cuanto pagar y cuanto cobrar por una obra de arte; en otras palabras es él quien pone a circular las obras a precios exorbitantes y los antiguos y nuevos ricos se pelean por comprar las obras que él expone en su galería. Es de anotar que al haber vivido por espacio de dos años en la calle y de no tener nada con que comprar materiales, incluso se prostituía ocasionalmente, comenzó a recuperar todo lo que la gente tiraba en las calles, papeles, cartones, puertas, ventanas, y pintaba, pintaba y pintaba. Una forma de dar paso a un inmenso torrente creativo, pero también de buscar y afirmarse en una identidad que para la sociedad de Nueva York no existía. Me refiero a los latinos y negros, que luchaban por ser aceptados en una sociedad racista, xenófoba y excluyente. Basquiat se asume como pintor negro y hace de su condición étnica y social su bandera y su camino en el universo del arte. Incluso en esta búsqueda en 1986 viaja, en compañía de Bischofberger, a Abidjan, y al mismo tiempo la Kestner-Gesellschaft de Hanover, hace una gran exposición de su obra. Ya en 1984 había conocido a la prestigiosa Mary Boone.
Basquiat, a pesar de su genio, no supo controlar el enorme éxito que le llegó a tan temprana edad. Alcohólico y drogadicto, pronto sucumbió a una profunda depresión, que se vio aumentada en grado sumo a la muerte de Warhol (febrero 22 de 1987), con quien había llegado a tener una verdadera amistad, tanto desde el punto de vista humano como artístico. Es más, yo considero que es a partir del momento en que Basquiat acepta trabajar y exponer con él, que su genio decae. Creo que Warhol no le llegaba ni a los tobillos. De todas formas la crítica no fue condescendiente con esta nueva etapa, por lo que la relación entre los dos artistas se vio seriamente alterada, lo que condujo a una ruptura total; pero el afecto por Warhol no desapareció.
En 1988 expone en París en la Galería Yvon Lambert, en Düsseldorf en la Galería Hans Meyer y en Nueva York; esta vez la crítica está nuevamente de su lado. El 18 de agosto, cuando pensaba viajar nuevamente a Costa de Marfil, muere a causa de una sobredosis, tenía apenas 27 años y estaba en la cumbre de su carrera. El doumental al que hago alusión es el siguiente: *Documental: Jean-Michel Basquiat: The radiant child, de Tamra Davis, 1h 28 Recomiendo ver el sitio: http://www.youtube.com/watch?v=5awMyz6buus&feature=related

martes, 2 de octubre de 2012

LA RUTA DEL ESPEJO - DE LA MEMORIA Y EL OLVIDO O HACIA LA CONFLUENCIA DE LA CONFUSIÓN

De la memoria y el olvido o hacia confluencia de la confusión Por Germán Sarasty* Publicado en Papel Salmón el 30 de septiembre de 2012 Este artículo fue inicialmente leído por su autor, Germán Sarasty, en la presentación del libro La Ruta del Espejo, de Berta Lucía Estrada Estrada, Editions du Cygne – París, el 17 de agosto de 2012 en la sede de la Alianza Francesa de Manizales - Colombia. En La Ruta del Espejo, además de la búsqueda, “Tras las huellas de Helena y de las mujeres abasíes” se entrecruzan el olvido y la memoria, no solo de la manera tan explícita como se menciona en las dedicatorias (A todas las víctimas del Mal de Alzheimer. A todas las tejedoras de historias, cuya palabra las ha salvado del olvido y les ha dado fuerzas en tiempos de infortunio), sino también en los títulos de las partes “Secretos de la tumba de Terpsícore” y “banquete en las estancias secretas de la memoria”. EL OLVIDO En la primera parte, al abordar el Olvido, los poemas nos refieren aquello que se esconde detrás de un velo, que aunque sutil, sirve para cubrir un rostro y sumirlo en esa visión nebulosa que presenta al contemplarlo. Esa fue la crueldad que tuvo que afrontar Ulises en su viaje a Ítaca, el riesgo de perder los recuerdos que constituyen razón de vivir. Definitivamente la pérdida de esa capacidad del ser humano no solo de ir guardando secretos sino también de degustarlos al evocarlos nuevamente cada vez que lo desea, es fatal, ya que todo el conocimiento, las experiencias, las aptitudes y demás contenidos que ha sabido acumular, se van perdiendo como ha ocurrido con las riquezas materiales. Afecta principalmente a quienes nos quieren, y posiblemente ese temor a padecerlo, será como un aliciente para luchar intelectualmente contra su aparición. LA MEMORIA En la segunda parte la Memoria, la vemos como artificio para despistar a la muerte, también como posibilidad para inventar nuevas historias y hacerlas creíbles; es el lenguaje como instrumento del demiurgo, para armar la fantasía con la realidad y recrear mundos. En in el disfrute de la mentalidad plena, que nos proporciona placeres menos efímeros que la realidad, lo cual constituye todo un banquete. Cada arte tiene su propio lenguaje y solo quienes han sabido aprehenderlo y aprenderlo, logran crear, o interpretar, respectivamente, esas obras que el hombre ha producido. Lo vemos en la pintura, la escultura, la danza, la música, la poesía y un innumerable etc. En este caso, ese lenguaje es de una increíble precisión, ya que las palabras usadas deben expresar con exactitud lo que el alma del poeta quiere transmitir, ese sentimiento tan difícil de expresar por el común de los mortales, pero que en manos del poeta nos hace soñar y cuantas veces llorar. ESTADOS DEL HOMBRE En la poesía que nos concita, vemos reflejada la angustia del ser, sus temores, sus sueños, sus aspiraciones sus deseos de trascender y como la Filosofía trata de dilucidar los problemas que agobian al ser humano, podríamos hablar de una poesía filosófica, además atemporal, pues no está circunscrita a ninguna época, y aunque tenga mucho de mitológica, tiene más de contemporánea y ese carácter se conservará para futuros lectores. Pero lo maravilloso, no es solo la presentación de los problemas de la memoria y el olvido, de la vida y la muerte, de la realidad y la fantasía de lo mundano y lo sacro, sino la forma de expresarlo. Un entrecruzamiento de extremos hecho de tal manera que va creando la confusión en que todo ser humano se ha visto o se verá inmerso, estados en los cuales no sabremos distinguir si lo soñamos o lo vivimos, si lo anhelamos o lo logramos, si lo padecemos o nos curamos. Es la magia de la Literatura que nos permite evadirnos o seguir permaneciendo, prolongando placeres. ENTRE EL MITO Y EL LOGOS Apreciamos como los poemas de Berta Lucía Estrada tienen la particularidad de entrelazar el mito con el logos, pues presenta problemas vivenciales apelando a un lenguaje metafórico que alude a las mitologías para dar un aire más patético al problema de la muerte que puede considerarse el del condenado a quien le ha sido aplazada su ejecución o el de aquel que ha perdido sus capacidades mentales y se halla inmerso en la zona gris del olvido, como muerto en vida o vivo sin conocimientos. “Solo tiene la palabra para ver otro amanecer /para engañar otra vez a la Daga/para mirarse en la noche siguiente en los ojos del amante; /sin ella Sherezada sería la amada perpetua de Ia Daga/y el olvido perenne del Califa/sin ella Sherezada sería grano de arena del desierto /espejismo que erra detrás de las caravanas de beduinos /les hace perder el rumbo/los convierte en perpetuos habitantes de Ias dunas”. LA MUERTE Se reflejan los problemas que enfrenta el hombre moderno para sobrevivir en un medio que se constituye en una amenaza, pues debe estar en forma permanente demostrando sus competencias, que son por las que lo valoran y las que le permiten salir adelante, de ahí que deba estar preparándose para nuevos desafíos y cada día que trascurre es un triunfo en ese medio laboral, social y económico tan hostil en el cual afronta su problema existencial. Esa cruda realidad nos muestra cómo los seres humanos morimos para los demás, cuando se olvidan de nosotros, pero esa muerte debe empezar a sentirse, cuando comenzamos a sumirnos en el olvido, en esa terrible pérdida de la memoria, que los demás alcanzan a percibir como algo horroroso, y que quien la padece, seguramente apenas en sus escasos momentos de lucidez, se percata tardíamente de ello. El recorrido intelectual de nuestra escritora, en el cual ha ido dejando claras huellas, nos ha permitido degustar sus incursiones en la investigación literaria, los ensayos, el teatro, la poesía y en general en la Literatura y hemos visto en su trabajo como ha sabido intercalar la realidad con la ficción, lo subjetivo con lo objetivo, lo cotidiano con lo trascendental, el sueño con la vigilia y de su mano hemos atravesado esos laberintos de la mente que ella ha sabido sondear con tanta maestría. *Profesional en Filosofía y Letras. Universidad de Caldas. ***

RENÉ MAGRITTE

Mientras escribo estas líneas veo desde mi ventana la torre de una iglesia del siglo XIII , de estilo “Trovador”, uno de los tantos estilos góticos, y al fondo del parque, la que yo llamo la casa de Magritte; sólo que en vez de ser un cuadro es una casa real, como hay muchas en diversas regiones de Francia. Todos los días la miro y siempre me sorprende, ya que dependiendo de la luz del día su fachada cambia, es como si tuviera la capacidad de quitarse y ponerse pieles dependiendo de su estado de ánimo. Y cuando puedo voy a Bruselas para ver la otra casa, la que Magritte pintó entre 1954 y 1961, llamada El imperio de las luces. En realidad Magritte pintó 17 versiones de este tema emblemático; cuya serie fue realizada gracias a un deseo explícito de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica. Aparentemente, los cuadros representan una realidad cuasi fotográfica, no obstante, si se observa con los ojos de la sensibilidad artística, se nota claramente una atmósfera misteriosa, como si recorriéramos sus estancias en semipenumbra, sin saber muy bien que podemos encontrar allí. El juego de luces y sombras es una alegoría del día y de la noche, esa dualidad que hace parte de nuestras vidas; pero sobre todo de nuestra interioridad, puesto que sus cuadros reflejan lo que somos como seres humanos, siempre navegando entre la luz y la sombra. Las casas están al lado de un árbol tutelar, como la que tengo al frente de mi ventana, incluso las lámparas que iluminan la calle imitan el reverbero de las casas de Magritte. Al respecto él mismo decía: “Esta evocación de la noche y del día tiene el poder de sorprendernos y de encantarnos. Yo llamo a ese poder: poesía. Si yo creo que esta evocación tiene poder poético, es, entre otra razones, porque siempre he tenido el más grande interés por la noche y por el día, sin que jamás sienta una preferencia ni por el uno ni por el otro.”
René François Ghislain Magritte, (Bélgica 1898-1967), pintor y escultor surrealista, a través de sus obras buscó entablar un diálogo con el espectador, puesto que apela a su inteligencia, a su manera de pensar y de ver el mundo; podríamos decir que cada espectador hace su propia lectura, aunque esto no es exclusividad de dicho artista. Siempre he creído que para que una obra de arte sea universal, debe precisamente tener ese ingrediente. Pienso que para que una obra de arte sea universal debe apelar a la sensibilidad; independientemente de la cultura, de la religión, de la sociedad o del tiempo histórico al que se pertenezca. Por eso no quedamos incólumes ante una escultura de Miguel Ángel, o aún nos estremecemos cuando vemos una obra cicládica, o las pinturas de Lascaux o Altamira, por ejemplo. También es el caso de la música, los cantos gregorianos, o Let It Be -así Magritte no haya alcanzado a conocer esta última- pueden estremecer hasta la última fibra de nuestro ser. Y Magritte entendió tan bien este postulado, que alguna vez dijo: “La poesía escrita es invisible, la poesía pintada tiene una apariencia visible”.
A veces sus frases surrealistas compiten en belleza con su pintura; es el caso de “En esta tarde soleada vi a una joven que esperaba el tranvía en compañía de su cuerpo”. O bien son subversivas, “Mis pinturas han sido concebidas para ser signos materiales de la libertad del pensamiento”. O son verdaderos compendios de teoría del arte, “Solo puedo mostrar lo que es visible en pintura. Lo invisible, es decir, lo que la luz no puede iluminar, no tiene apariencia, por lo que la pintura no puede representarla”. O bien son tratados de metafísica: “Escuchamos los latidos del corazón de los árboles antes que los del hombre”.
Magritte es un poeta de lo invisible. Es un poeta del mundo onírico que subyace en todos nosotros, independientemente si estamos despiertos o si estamos dormidos. Pone imágenes y palabras a lo que nosotros evadimos o a lo que nos negamos de evocar. Magritte es un pintor que habita en el inconsciente de cada uno de nosotros, así lo ignoremos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

LAS ARTES DEL ISLAM EN EL MUSEO DEL LOUVRE

El pasado sábado 22 de septiembre el Museo del Louvre abrió al público la nueva sala de arte, consagrada únicamente a las artes del mundo musulmán, y fue inaugurada por el Presidente François Hollande, en un momento que considero emblemático; teniendo en cuenta el período tan sensible y difícil por el cual estamos atravesando. Esta exposición pretende, desde la cultura, recordarnos la necesidad, por no decir claramente la obligación, de la tolerancia religiosa y cultural que todos los pueblos nos debemos los unos a los otros. Pero también es un mensaje a los musulmanes radicales que olvidan, o desconocen, el pasado magnífico que hace parte de su historia. Me refiero, entre otros muchos aspectos, a la literatura erótica de decenas de poetas musulmanes, tanto de la región del Al-Ándalus, como de la literatura persa, para no nombrar sino dos de sus principales exponentes. La nueva sala fue construida en uno de los espacios abiertos del castillo, conocido como La Cour Visconti. Y si la nueva concepción del Louvre nos sorprendió hace ya varios años con la pirámide realizada por el arquitecto estadounidense, de origen chino, Leoh Ming Pei, hoy nos sorprende con un techo, a la manera de una inmensa pantalla que deja pasar la luz, como si fuese un fino tejido de las alas de una libélula, pero dando la impresión de entrar debajo del desierto, ya que el techo simula el movimiento permanente de las dunas; creación de los arquitectos Rudy Ricciotti y Mario Bellini. La obra es una verdadera proeza desde el punto de vista arquitectónico, y un desafío a la fuerza de la gravedad, puesto que la pantalla en cuestión pesa 135 toneladas y sólo está sostenida por 8 pilares inclinados de un diámetro de 30 centímetros cada uno. El concepto museográfico fue concebido por Renaud Piérard y está repartido en dos niveles, en un espacio que abarca 3000 m2 que invita a recorrer, más bien a visitar el mundo musulmán, su gran intelectualidad y su refinamiento. La exposición de más de 3000 obras -cerámica, tejidos, arquitectura, joyas, literatura, mosaicos, escultura- nos invita a hacer un recorrido desde el inicio del Islam, siglo VII dc, hasta el siglo XIX. Y es que a menudo solemos desconocer esta cultura monumental a la que tanto debemos. Occidente no sería el que conocemos hoy en día sin los intelectuales, matemáticos y científicos musulmanes. Una gran parte de la literatura y filosofía clásica fue precisamente dada a conocer por sus eruditos. No en vano la primera universidad del mundo fue creada por ellos en el año 859; me refiero a la Universidad de Al Karaouine, en la ciudad de Fez (Marruecos). En el siglo X la biblioteca de El Cairo tenía medio millón de libros y Córdoba contaba con 700 mezquitas, 60000 palacios y 70 bibliotecas. No en vano allí nació y se crió Ibn Rushd (Córdoba 1126 - Marrakesh 1198), más conocido como Averroes, médico, filósofo, matemático, astrónomo, gran conocedor del Islam, pero también de Aristóteles. Y si el Museo del Louvre es considerado una de las visitas obligadas para los amantes del arte y para aquellos turistas que solo van a ver La Monalisa, como si se tratase de una divinidad, también será una visita obligada para los amantes de las artes y oficios del mundo islámico y de su arquitectura extraordinaria, como son La Alhambra o la Mezquita de Córdoba, entre muchas otras de su enorme legado cultural e histórico.

viernes, 14 de septiembre de 2012

LA LITERATURA ME HA HECHO LIBRE

Hace unos días recibí una desafortunada petición que el Movimiento Poetas del Mundo, en cabeza de su Director-fundador, el chileno Luis Arias Manzo, me hacía para que apoyase la candidatura de Hugo Chávez Frías, a quien yo considero un dictador; por lo que inmediatamente le escribí exigiéndole que mi nombre fuera borrado de dicho movimiento y diciéndole que ya no deseaba formar parte de la antología que está preparando. No apruebo ninguna dictadura, ni de derecha ni de izquierda, por eso no me gustan ni Fidel ni su hermano Raúl. Y así como rechazo participar en un movimiento que no duda en apoyar a un personaje como Chávez, que tanto mal le ha hecho a Venezuela y a América Latina, tampoco acepto invitaciones para participar en encuentros poéticos en Israel, ya que no comparto la terrible política de exterminio y aislamiento que dicho Estado practica en contra del pueblo palestino. La literatura me ha hecho libre y espero seguir siéndolo, soy contestaria, rebelde por antonomasia, no comulgo con ningún partido político, ni creo en ninguno de sus representantes, nunca participo de las elecciones, ni pertenezco a ninguna religión, ni soy seguidora de equipos de futbol, ni de artistas, ni de personajes de la farándula, no soy racista, ni homofóbica ni estoy en contra del aborto. Estoy en contra de toda clase de fanatismo, llámese religioso o ideológico, creo en el libre albedrío del hombre; pero también soy consciente que los Estados totalitarios nos ponen una mordaza enorme y que nos encadenan a su forma de pensar y que nos obligan a tener que convivir con sus excesos. Es por ello que considero que para crear un movimiento literario este debe estar por fuera de los compromisos políticos e individuales. Pueden leer la carta que menciono en el siguiente sitio: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/letra-con-filo/carta-abierta-de-los-poetas-del-mundo-en-apoyo-a-la-reeleccion-del-presidente-hugo-chavez-frias/23061.html

miércoles, 12 de septiembre de 2012

MARUJA VIEIRA, PREMIO VIDA Y OBRA DEL MINISTERIO DE CULTURA

MARUJA VIERA, PREMIO VIDA Y OBRA DEL MINISTERIO DE CULTURA
Es con una inmensa satisfacción que he leído el correo enviado por Guiomar Cuesta Escobar en el que me hace saber del gran y merecido honor que recibió la poeta Maruja Vieira, al ganar el Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura. Su trabajo permanente en pro de la poesía y de la cultura es reconocido con el máximo galardón del Estado colombiano. Su premio nos visibiliza a las escritoras y poetas, ya que muchos de nuestros homólogos masculinos suelen decir que en Colombia no hay mujeres poetas, y se quedan tan campantes; como un columnista de este diario que decía hace algunos meses que la producción de las escritoras sólo es “blablabla”. Maruja Vieira es una senda que nos muestra, a las que apenas comenzamos, que soñar es posible. Nos habla de los sueños y nos dice que éstos se hacen realidad si asumimos con disciplina y rigor el oficio de escribir, y si aceptamos que hay que arriesgarnos; aunque a veces eso signifique pelearse con imágenes y palabras o ir en contra de la corriente, o estar la mayoría de las veces en el otro lado del río, allí donde no tienen cabida los poderosos de este país que piensan que la igualdad y la justicia son sus enemigas. La vida de Maruja Viera es un ejemplo para Colombia, es una luz que nos ilumina y que iluminó la larga y tenebrosa noche en la que estuvimos tanto tiempo sumergidos, Maruja Vieira es una hermosa e inteligente guía que puede ayudarnos a salir del fondo del túnel en que nos encontramos. Nota: Ella ha creado un sitio donde podemos leer e imprimir todas sus obras, puesto que entiende que el conocimiento es un patrimonio que nos pertenece a todos; pueden leer sus poemas en el siguiente sitio: http://www.marujavieira.com/ Por último les transcribo uno de sus hermosos poemas: CARTA A CECILIA En memoria de Cecilia Quijano Caballero Los amigos/ te aguardaban en esta primavera,/ cuando las hojas nuevas / crecen en los castaños de París/ Te aguardaban en este abril / cuando el sol se refleja multiplicado/ en la cúpula de Los Inválidos / y un milagroso escándalo de colores/ invade los jardines del Museo Rodin. / Te aguardaban / para que les hablaras/ de batallas perdidas / y de guerras ganadas, / para que les devolvieras/ -así fuera por un momento-/ la fe que amenaza perderse,/ para que les explicaras / el derrumbamiento de los ídolos./ Alrededor de tu silencio / nos hemos reunido esta noche./ Pensamos en un hombre solitario / en medio de la tempestad/ que ruge y estalla. / Ahora sin tu mano, / sin las flores frescas / todos los días en el escritorio./ Sin tu fuerza, sin tu ternura/ que asomaba de pronto / como agua limpia entre las piedras./ En este abril de mil novecientos noventa / mientras los caballos de cristal / de la primavera / galopan en el aire frío y transparente / y el encaje de piedra de Notre Dame / se esconde entre las últimas neblinas,/ cuando tú ya no estás para siempre / te recordamos, Cecilia.

viernes, 31 de agosto de 2012

LA LECTORA

La Lectora, título inspirado en el hermoso cuadro de Fragonard, pintor francés del siglo XVIII, es la película de Riccardo Gabrielli, protagonizada por Diego Cadavid, Carolina Gómez y Carolina Guerra, es sólo un intento más de hacer buen cine, en un país que le rinde culto a las telenovelas baratas y más recientemente a todo lo que tenga que ver con la violencia, sobre todo si esta tiene origen en el narcotráfico. La Lectora tiene errores tan elementales, como lo es el grito de “Diego” por parte de uno de los hijos del “Patrón” al comienzo de la película; para ser más exacta cuando están siendo perseguidos en el taxi, el cual es conducido por el personaje que Diego Cadavid representa, o la sonrisa de las prostitutas al final de la película, cuando una de ellas no puede evitar mirar de frente a la cámara. Pero también está la sobreactuación de Luis Eduardo Arango en el momento en que su personaje, llamado El Patrón, sabe que sus hijos han sido asesinados. Otro error, al menos para mí, es el acento del personaje llamado El Alemán,ya que como el actor que lo representa es francés, su acento tónico lo delata en todo momento. Es una lástima que en un país asolado por una violencia endémica, los directores de cine y televisión no sean capaces de encontrar temas diferentes que podrían ayudar a cambiar a una parte de la sociedad colombiana, por no llamarla más directamente una sociedad enferma, donde los valores y el trabajo honesto se están convirtiendo en algo obsoleto y ridículo. La película, imagino que Gabrielli quiso que fuese de acción, se sumerge en el asesinato, en la mentira, en el engaño, de principio a fin. No sé cuántos muertos hay en la hora y cincuenta minutos que dura este desafortunado filme, de todas formas salí de la sala de proyección con la sensación de haber perdido mi tiempo y mi dinero en un proyecto cinematográfico que no pudo madurar, como si el director sólo buscase fama y dinero de la noche a la mañana. Tampoco sé si lo que buscaba era hacer El Padrino colombiano, pero si esa era su meta, se quedó sólo en un deseo abortado.

lunes, 20 de agosto de 2012

EL POETA Y EL MÚSICO EN LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Los personajes de la literatura mal llamada infantil y juvenil, corresponden a veces a estereotipos occidentales, que de una u otra forma están tan arraigados en el imaginario de la cultura que en cierta forma nos inducen a aceptar o a rechazar a una persona que, consciente o inconscientemente, relacionamos con un personaje determinado; el caso más concreto es la bruja, y sobre el cual ya escribí un artículo que puede leerse en este blog. Es por ello que hoy haré referencia a dos personajes que a veces pasan desapercibidos en los cuentos de hadas tradicionales, pero que tienen un significado muy importante en nuestra forma de pensar y actuar, por lo cual haré un paralelo entre la literatura china y la occidental. En la literatura infantil china encontramos dos personajes que adquieren características fantásticas: el poeta y el músico; a diferencia de la literatura occidental donde el poeta y el músico son simples mortales, en la China, por el contrario, pueden convertirse en héroes míticos, lo que les confiere el poder de la inmortalidad y de la eterna juventud: “- Los poetas, amigo mío, no envejecemos nunca... ¿No recuerdas que nuestros maestros repetían continuamente que los antiguos poetas siguen eternamente vivos? -Sí, lo recuerdo; pero nunca oí decir que un poeta se haya enriquecido con sus poesías, ni haya llegado a la opulencia. Y sin embargo, yo debo mi riqueza, mi juventud y mi felicidad a una de mis poesías”. (La Reina del Lago Tung-Ting – Cuento popular chino). En este cuento el poeta es honrado y respetado, otorgándosele el lugar que nunca debió haber perdido: “La Reina ordenó que se celebrara un banquete en honor del huésped. Este tuvo que recitar el poema que había escrito en el pañuelo de la princesa...”. Esto nos recuerda la vida de las castellanas occidentales, cuando sus jóvenes admiradores, caballeros que estaban al servicio del rey o del señor del castillo, les componían versos para procurarse, por lo menos, una mirada de sus augustas señoras. Pero estos casos eran aislados, por lo general el poeta en Occidente ha sido considerado como un paria de la sociedad, como un mendigo que vaga de pueblo en pueblo en busca de su subsistencia. Al menos esa era la visión que se tenía en la antigua Grecia, como nos lo cuenta Hermann Fränkel: “... el cantor iba de lugar en lugar. Acudía a muchas puertas extrañas sin saber si se le abrirían. Si era admitido, probablemente permanecería en el umbral, en el lugar de los mendigos, esperando la invitación para sentarse en el salón. Así vemos largo tiempo la mesa de sesiones del palacio real de Itaca por los ojos de Ulises y desde la perspectiva del umbral. En gratitud por la hospitalidad, el cantor debía plegarse a cualquier indicación del amo y sus huéspedes para divertir a los comensales” (Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica, de Hermann Fränkel ). Sin embargo, el poeta o cantor, como es lógico suponerlo, debía sentirse bastante humillado, puesto que estaba consciente de su superioridad intelectual frente al rey que lo acogía en su palacio. Al igual que Ulises, los poetas eran viajeros que habían recorrido el mundo conocido hasta entonces, habiendo aprendido otras formas de pensar y de ver la realidad. Para asegurar su sustento, al menos durante unos días, era necesario que el interés de la audiencia por el tema que estaba siendo cantado no decayera, de lo contrario el poeta debía alejarse del lugar y buscar otro sitio para ser acogido. De ahí la enorme extensión de los cantos épicos y la libertad que se tenía para alterar el texto, sobre todo en la épica no escrita: interpolaciones, olvidos aparentes o recreaciones del texto anterior. Hermann Fränkel hace alusión a un investigador bosnio de nombre Murko, quien realizó un trabajo de campo, en los albores del siglo XX, con los cantores de su tierra, habiendo descubierto que estos hombres dominaban en promedio 30 o 40 cantos, en algunos casos hasta 140. Y cada canto podía tener una duración de tres horas, llegando incluso a las 7 y 8 horas, dependiendo hasta que punto el cantor hubiera logrado captar la atención del público, podía alargar o acortar una recitación. Por lo tanto, el material siempre era reinterpretado, nunca era narrado mecánicamente. Según Fränkel los cantores homéricos actuaban de la misma forma. En la Europa Medieval son los juglares que recorrían los feudos, cantando y contando los últimos sucesos acaecidos en remotas tierras, los que reemplazaron a los antiguos cantores helenos. Al igual que los antiguos griegos, la sociedad medieval miraba con menosprecio la actividad del juglar. No obstante, en Occitania el trovador gozó de todos los honores, ya que la reina Leonor, fiel a la memoria de su abuelo Guillermo IX, el trovador, instauró las cortes de amor, lo que muy pronto dio lugar a un género literario conocido como el amor cortés; siendo María de Francia, con sus Lais, una de sus principales representantes. Pero este caso no deja de ser la excepción que confirma la regla. Puesto que el poeta ha sido siempre visto como un paria, un pobre loco o un soñador. Más recientemente, en el siglo XIX, los poetas fueron considerados “malditos”, como fue el caso de los poetas simbolistas: Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, o encarcelados como Verlaine. Los poetas, por salirse de todos los convencionalismos de la época victoriana, eran condenados al ostracismo social y a la vejación. La cárcel también fue el castigo social que se le impuso al novelista Oscar Wilde, cuyo único delito fue haber amado con locura a un hombre más joven que él. Tanto los cantores griegos, como los juglares, siempre acompañaban sus narraciones épicas con música. Es el caso de “El señor de los Anillos”, donde la narración épica, hecha canción, tiene una importancia primordial. A todo lo largo de la obra se narran acciones por medio de este género literario, y las canciones más hermosas son cantadas en la lengua de los elfos, de quienes se dice que son los creadores de las palabras antiguas. Este aspecto también lo encontramos en otro cuento chino “Los Crisantemos Verdes”. En este cuento el músico también es poeta y como los juglares europeos cumplía una doble función: entretener con hermosas canciones (poesía y música), e informar sobre los últimos acontecimientos que se habían desarrollado en algún lugar del inmenso territorio: “- Ese músico es merecedor de gran consideración”. Este aspecto de la literatura infantil china es importante, puesto que generalmente en la literatura occidental quienes logran ser reconocidos por la sociedad, son los mercaderes, banqueros o hijos de príncipes; pero rara vez personajes de origen humilde. En cuanto a los personajes que deciden no ejercer un oficio que les procure dinero y poder, como son el ejercicio de la poesía y de la música, son prácticamente inexistentes, aunque no hay que olvidar e hermoso cuento de "El flautista de hamelín"; pero recordemos que al final, y después de haber ahogado a todas las ratas que asolaban el pueblo, el flautista terminó por llevarse a los niños, como represalia por no haber sido pagado por su trabajo. Es decir, se le desconoció el trabajo realizado, ya que los personajes del pueblo no reconocieron su oficio de músico, más bien lo equipararon a un vago, léase un paria de la sociedad; contrario al imaginario chino, donde el poeta y el músico gozan de prestigio y respeto. ________________________________________