lunes, 5 de noviembre de 2012

LA RUTA DEL ESPEJO ---- Por Olga Lucía Betancourt S

Hablar de Sherezada hoy, cuando lo oídos parecen sordos y las almas adormecidas, cuando la buena literatura parece archivada para siempre en las bellas colecciones de viejas editoriales, y reposa en altas bibliotecas ilustres, es como un desafío a la superficialidad del siglo XXI. Un siglo robótico de ojos cuadrados y almas empastadas en las tabletas informáticas, que pretenden ofrecer libros resumidos para «lectura rápida» y justificar el tiempo perdido en los mil y un pasatiempos banales que ofrece internet. Por eso el refrescante y poético libro de Berta Lucía Estrada E, «La Ruta del Espejo», un recorrido lúcido por el mundo sin retorno de la memoria perdida, que va reconstruyendo minuciosamente el camino del olvido, nos invita a una pausa interiorizada y precisa sobre el tema de la memoria, sabiamente retomado a través de los mitos griegos, sus personajes y sus hermosas metáforas, las cuales siempre serán una clave obligada para entrar al laberíntico mundo de las emociones y los sentimientos humanos. El libro se construye con la música de las palabras y de las imágenes, donde el ritmo poético enfatiza la tragedia de la memoria perdida -«Mi memoria es una linterna de sombras...»-, se cimenta en los personajes mitológicos cuya fuerza realza la tragedia del ser humano, enfrentado siempre a la vejez, al olvido y a la muerte. Realidades a las que nadie puede escapar y son el broche definitivo para cerrar el orgulloso ciclo del recorrido humano. Es un canto construído sobre imágenes femeninas...Terpsícore, musa de la danza, Mnemosine, diosa de la memoria, Leucosea, lectora de los escritos y los cantos, Ariadna, con su hilo luminoso, heroína de Teseo y víctima de la autosuficiencia del héroe, que la pierde por su banal impaciencia de conquistador, Selene, gracia de la noche, Tánatos, reina de la muerte, Narcisa, prisionera de sí misma, Geras, el decrépito símbolo de la vejez. Diosas y Musas que son una y todas las mujeres del mundo en su eterno movimiento de marea solitaria, errando en este libro y desentrañando la gesta de la memoria y de su olvido, en la soledad de la fuga de la juventud y en las olas caprichosas del Tiempo que la devora y nos toma por blanco de sus flechas de humo y arena. La segunda parte del libro, reanuda el lazo ancestral de la palabra con un canto a Sherezada, ninfa del insomnio, que encantó no sólo las noches del Califa Shariar, sino las nuestras, sobre las que atravesó la estrella errante de sus historias, en los maravillosos días del asombro. Y este homenje es el puente entre las eternas mujeres míticas y Sherezada, para contarnos su importancia en el destino de la tradición oral y en la fuente de la imaginación que no ha dejado de verterse a través de los siglos, para sostener el insomnio de los poetas y de los solitarios que han sabido proteger su corazón en el Asombro. Sherezada..., Como lo dice Berta Lucía, «Guerrera del verbo», «compiladora de papiros invisibles», «escribana del aire», seguirá encantando las noches y ofreciéndonos «...su imaginación» como un «banquete para la eternidad» Luxemburgo, Octubre 2012

No hay comentarios: