viernes, 24 de octubre de 2014

RESPUESTA A LA COLUMNA "EL MAL LLAMADO ARTE CONCEPTUAL" DE JUAN CARLOS BOTERO

Imagen de www.rockombia.com La columna a al que hago referencia ha sido publicada en el día de hoy, 24.10.14, en el diario El Espectador, pueden leerla en el siguiente vínculo: http://www.elespectador.com/opinion/el-arte-de-antes-y-el-de-ahora-columna-523857 //Juan Carlos Botero tiene razón en muchas cosas que dice con respecto al arte conceptual, expresión artística que visiblemente lo incomoda y le desagrada; algo que no invalida para nada el trabajo de miles de artistas contemporáneos, ni hace de Juan Carlos Botero un ignorante. // La maravilla del arte, al menos su apreciación, es subjetiva, eso lo sabe muy bien el columnista que se va lanza en ristre contra artBO; también sabe que lo que puede ser malo hoy puede no serlo el día de mañana. Vermeer, Goya y Los Impresionistas son sólo un ejemplo. // A mí no me gusta lo que hace Fernando Botero, considero que su obra, después de la década del 50, es sólo comercial, lo que ha construido es una marca que vende muy bien. Y sin embargo, sus cuadros y esculturas -posiblemente efímeras, en cuanto a la verdadera calidad estética se refiere- se venden a precios exorbitantes. Habría que recordar que es Marta Traba quien hizo que Botero creciera como la espuma, en detrimento de artistas extraordinarios, como es el caso de Deborah Arango, a quien Traba, como la sociedad pacata y rezandera de su tiempo, no entendió. Botero conoce la técnica, el oficio. Podría decir que es un experto en el trabajo artesanal de la pintura y de la escultura; pero le falta ese ingrediente llamado “genialidad”, ingrediente que le sobraba a Picasso y por supuesto a Deborah Arango.// En cuanto a Marcel Duchamp se refiere, uno puede estar o no de acuerdo con su famoso orinal, pero lo que es indiscutible es su inmenso aporte a la comprensión del arte del siglo XX; no hay que olvidar que es gracias a él y a Peggy Guggenheim que figuras como Jackson Pollock fueron reconocidas; aunque imagino que a Botero poco o nada le gusta el pintor norteamericano.// Por último quisiera recordar que en el arte, como en la literatura, existen tantas verdades como espectadores o lectores tengan una obra de arte o un libro determinado; no hay verdades reveladas ni únicas ni inmutables ni eternas, esa es la magia del arte y de la literatura, cada persona puede ser un crítico sin que su concepto pueda ser considerado como el único a seguir. Las doctrinas van en contra de los movimientos artísticos; el verdadero rol del arte es controvertir todo aquello que se considere sagrado, hasta las gordas de Botero cabrían -al menos para mí, ya que no pretendo sentar cátedra- en esta apreciación.

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