En este blog podrán leerse artículos, poemas o cuentos sobre mujeres y hombres que han jugado un rol decisivo en la construcción de nuestro imaginario colectivo; bien sea a través de la literatura, del arte y por ende de la cultura.
martes, 11 de abril de 2017
LA VÍSPERA DE CASI TODO, de Víctor del Árbol
LA VÍSPERA DE CASI TODO, de Víctor del Árbol, Premio Nadal 2016 (Editorial Planeta 2017), 411 páginas.
Víctor del Árbol ha recibido los siguientes premios:
Premio Tiflos, 2006
Finalista del Premio Fernando Lara, 2008
Premio Polar Europeo de novela negra, 2012
Premio Query Noir, 2013
Premio Tormo Negro de novela policiaca, 2013.
Gran premio de literatura policial extranjera en Francia, 2015.
Premio Nadal, 2016.
Y a pesar de todas estas preseas literarias nunca había leído uno de sus libros; La víspera de casi todo es la primera obra que leo de este autor.
Debo decir que es una novela bien estructurada, con un lenguaje muy poético, sobre todo en las primeras doscientos páginas.
En esta obra se narran varias historias en tiempos y lugares diferentes que terminan entroncándose la una con la otra.
Todos, y cada uno de los personajes, vivos o muertos, tienen su propio infierno; saben que no hay escapatoria posible y que están irremediablemente condenados a la peor de las torturas. Saben que deben expiar sus culpas, o las culpas de sus padres, por el resto de sus vidas. Son conscientes que no hay redención posible; conocen el infierno, habitan en él y saben que el purgatorio es sólo una quimera y que el hogar a veces puede ser un abismo en el que se cae sin fin. Los personajes de La víspera de casi todo también son conscientes que son unos perdedores y que ganar es sólo una utopía. Están atrapados en la tela de una araña de la cual es imposible salir. Viven en una trampa mortal, por algo habitan en el fin del mundo; allí donde el horizonte es solo una quimera.
Debo decir que si bien leí la primera mitad del libro con mucho entusiasmo desde el punto de vista literario y con bastante desazón desde el punto de vista psicológico, esas impresiones y sentimientos fueron cayendo, desmoronándose, difuminándose. Al final sentía que leía sólo una novela del montón; poco a poco iba adivinando lo que iba a ser narrado a posteriori; así que la tensión cada vez era menor y el suspenso parecía diluirse dando paso a imágenes que me detallaban lo que el autor quería ocultar hasta el final.
No la considero una obra extraordinaria, aunque vale la pena leerla.
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