En este blog podrán leerse artículos, poemas o cuentos sobre mujeres y hombres que han jugado un rol decisivo en la construcción de nuestro imaginario colectivo; bien sea a través de la literatura, del arte y por ende de la cultura.
viernes, 2 de junio de 2017
Abril rojo, de Santiago Roncagliolo, una obra que pierde vigencia y bastante mediocre
NOTA: Hace unos días Santiago Roncagliolo, bastante orondo, decía que Cien años de soledad ya no tiene vigencia...
Yo le respondo que lo que no tiene vigencia es su obra; sólo he leído Abril rojo, y la verdad sea dicha me parece un libro bastante mediocre; y por supuesto no pienso volver a leer nada de él, comprar otro de sus libros es perder el dinero. (Mayo 2017)
ABRIL ROJO: CUANDO LA IGNORANCIA -O LA INCOMPETENCIA- SE TOMA EL PODER (ensayo escrito en 19, febrero de 2014)
En estos días hemos asistido inermes ante la debacle de Venezuela, de Ucrania, por no hablar de la guerra fratricida que asola a Siria o la terrible incompetencia de varios de los gobernantes africanos que consideran que sus países son sus feudos personales y que el pueblo es sólo su esclavo. Pero tampoco podemos ignorar a personajes como Uribe, y su larga y oscura noche, hoy alargada por ese siniestro personaje salido del bestiario medieval conocido como Ordoñez.
La ignorancia y la incompetencia no tienen color político, ¿cómo habrían de tenerlo si lo único que les interesa es su ambición personal, el enriquecimiento de su propia familia, o de sus allegados más íntimos? ¿aunque para lograrlo recurran a la persecución y asesinato de los opositores, a la manipulación de la justicia, al robo electoral, y muchas veces al genocidio de su propio pueblo? todo esto para escapar a la prisión dónde deberían purgar sus delitos.
Y si me refiero a dicho tema es porque en estos días he estado inmersa en la lectura de Abril Rojo*, el libro sobre el Sendero Luminoso, de Santiago Roncagliolo; aunque para ser honesta más bien debería decir el libro que se sumerge en la corrupción de las fuerzas armadas, de la policía y de la justicia peruana. En realidad una parábola de la fragilidad de nuestras democracias, por lo que no puedo evitar hacer una lectura de la política colombiana, de su más que cuestionada justicia, de su execrable guerra, y de su terrible desigualdad social, económica y educativa. Sin olvidar el nefasto papel que han jugado la Iglesia católica y las sectas que pululan en sus calles polvorientas, con las que tratan de ocultar las huellas de los 220.000 cadáveres que ha dejado este confrontamiento armado en los últimos cincuenta años.
Y es que Maduro, como lo fue Fujimori en su momento, los Kirchner de antes y de ahora, las dictaduras del Cono Sur, el Uribe de antes y de ahora con su implacable twitter; verdadero azote con el que nos recuerda todos los días que durante su paso por el Palacio de Nariño lanzó al país en un lodazal de fanatismo y sectarismo, con el que buscó perpetuarse en el poder y convertirse en un ídolo, olvidando que la mayoría de ellos son sólo de barro y excrementos; tal y como lo prueba el escándalo en el que se ahogan ahora las Fuerzas Militares de este país que pugna por salir de la hecatombe que él propició.
La misma hecatombe que legó Chávez, no solo por su pésima administración, sino por haber dejado en el poder a un hombre sin ninguna preparación intelectual ni académica; por lo que el barco está zozobrando ante la enorme ola que amenaza con tragárselo. Sin olvidar que detrás del timonel están los Castro que manipulan al Maduro, nunca maduro, o a Evo, o a la marioneta que tienen en Nicaragua; sin olvidar los aplausos que le dan a la persecución de la prensa en el Ecuador.
Y es que el fascismo, como lo decía Héctor Abad Faciolince en su columna de El Espectador, publicada el pasado domingo (15 de febrero de 2014) no es sólo de extrema derecha. También lo es cuando la extrema izquierda, y su incapacidad administrativa, derrumba las bases de una democracia y sume a la población en el miedo, en la precariedad, en la violencia y en el hambre que corroe sus entrañas.
Abril Rojo, de Santiago Roncagliolo. Premio Alfaguara de Novela 2006. Punto de Lectura, 2007.
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