martes, 15 de agosto de 2017

SER CRÍTICA LITERARIA EN COLOMBIA

SER CRÍTICA LITERARIA EN COLOMBIA: Soy crítica literaria, esa es una de las más grandes certezas que tengo en cuanto a mi actividad profesional se refiere, aunque sé que muchos autores colombianos consideran que en mi país no hay personas que puedan considerárseles como tal; así a veces nos escriban diciéndonos que desean enviarnos uno de sus libros para que los leamos e incluso nos dicen que esperan un artículo. También hay autores que sin preguntarme nada me envían sus obras y me dicen claramente que esperan mi concepto; a ellos ni siquiera les respondo; simplemente los ignoro, como si no existiesen. Otros me dicen que escriben cuento o poesía y que quieren que yo se los corrija y por supuesto que les haga algún comentario; como si yo fuese su profesora. Y si bien me considero crítica literaria, eso no quiere decir que mi oficio deba ser del agrado de todo el mundo; es igual con la narrativa o la poesía, puede que un autor gane premios y que a mí me parezca muy malo, y viceversa, puede ser que no gane ninguno y a mí me guste mucho. Lo cual no invalida para nada ni mi crítica ni la obra de un autor determinado. Y me pregunto: ¿Cómo alguien puede pedirle a un crítico analizar su libro o hacer una reseña sobre él, sobre todo cuando prácticamente no se conocen? ¿Y si no nos gusta su trabajo? Incluso cuando manifestamos que la obra que conocemos es de calidad, eso no quiere decir que estemos interesados en estudiarla; así que ¿cómo pueden solicitarnos un artículo? ¿acaso no saben cuánto trabajo hay detrás de una lectura? ¿O creen que no tenemos nada más que hacer? En cuanto a mí se refiere envío mi producción literaria a muy pocas personas, y cuando lo hago es porque hemos construido una amistad previa, sin pedirles nunca que me den su concepto. Y esto es importante aclararlo porque el hecho de conocer a la gente no quiere decir que haya una amistad de por medio; de hecho tengo muy pocos amigos. Y lo digo porque soy huraña por naturaleza, muy esquiva, rebelde, independiente, y muy muy solitaria. En otras palabras soy más arisca que toro de lidia, no hay Cordobés que valga; ni siquiera Shakespeare podría domarme. Por mi parte, confieso que soy alérgica a este tipo de peticiones, me molestan mucho; sólo escribo sobre una obra determinada cuando lo deseo, y la mayor parte de las veces, digamos que el 98%, es sobre autores que no saben que yo existo, y me interesa seguir así.

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