miércoles, 15 de noviembre de 2017

UN CAFÉ EN BUENOS AIRES, ENTREVISTADOR PABLO HERNÁN DI MARCO A BERTA LUCÍA ESTRADA

Un café en Buenos Aires con Berta Lucía Estrada
by Libros y Letras - 5 HRS HACE - 6 MINUTE READ
Berta Lucía Estrada
Por: Pablo Di Marco / Argentina / Especial para Libros y Letras.
“Gracias a la escritura y a la lectura soy un ser humano libre, independiente, autónomo”: Berta Lucía Estrada
Ernesto Sabato solía decir que el buen escritor debiera ser revolucionario en tiempos conservadores y conservador en tiempos de revoluciones. En suma, el buen escritor debiera cuestionar e incomodar, nadar a contracorriente de los tiempos imperantes. Tal vez no sea casual que Berta Lucía Estrada admire al escritor argentino. La obra de nuestra entrevistada de hoy — una obra inquieta e insumisa, luminosa y oscura en partes iguales—, está impregnada de esa rebeldía que Sabato tanto reclamaba. Pueden sentarse a nuestra mesa, el café está servido.
—La obra de un escritor suele girar en torno a una o dos obsesiones. ¿Cuáles son las suyas?
La fragilidad humana —léase miseria humana— y la condición femenina.
—Por estos días se ha creado una polémica en torno a la decisión del Ministerio de Cultura de Colombia de no incluir a escritoras en un evento literario a realizarse en noviembre en París. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Este lamentable suceso demuestra una vez más hasta qué punto Colombia es un país machista y misógino desde las entrañas mismas del poder. La verdad no me extrañó, he vivido en carne propia la exclusión en el ámbito profesional y literario, y eso incluye la discriminación del Estado colombiano. Incluso me manifesté en mi blog “El hilo de Ariadna”, del diario El Espectador, con una denuncia que hice con respecto a las “listas” que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia “maneja” para tener en cuenta a los escritores que invita a certámenes internacionales. Esta es mi denuncia al respecto:
http://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/la-discriminacion-las-escritoras- parte-del-estado- colombiano
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También muestra que si bien las mujeres aparentemente leemos más que los hombres —lo digo porque hay diferentes sondeos que confirmarían esa premisa—-, y que nos educamos más que nuestros homólogos masculinos —las universidades colombianas tienen más estudiantes mujeres que hombres—, seguimos relegadas a cargos de menor importancia y a salarios más bajos. Incluso hasta hace dos o tres años cuando una mujer era seleccionada para un puesto de trabajo debía hacerse una prueba de embarazo, y si daba positivo perdía la posibilidad de ser empleada. Y hay que tener en cuenta otro aspecto que raramente se menciona, el mundo editorial, que en definitiva es el encargado de formar lectores, no apoya ni edita a las mujeres en la medida en que lo hace con los hombres. Una prueba de lo que digo es que para el director de Visor “no hay mujeres poetas”; imagino que nunca ha leído la maravillosa entrevista que le hiciera Matthieu Galey a Marguerite Yourcenar y que puede leerse en Con los ojos abiertos (1981): “Un hombre que lee, o que piensa, o que calcula, pertenece a la especie y no al sexo; en sus mejores momentos escapa incluso a lo humano”.
—Su actividad literaria excede el ámbito de la poesía, ya que también suele incursionar en la crítica literaria. ¿Qué cree usted que le ha sucedido a la crítica que ha dejado de lado toda exigencia y objetividad para reducirse a un gueto de pseudoescritores que no hacen más que felicitarse entre ellos?
Gracias por formular esa pregunta. Antes que “poeta”, lo digo entre comillas porque siento un inmenso respeto por la poesía, o cuentista, me considero ante todo crítica literaria, esa es la única certeza que tengo en el oficio que ejerzo; independientemente que a la gente le guste o no mi trabajo. Ahora bien, hago crítica literaria por una sola razón, por egoísmo. Me explico: Cuando leo una obra siento la necesidad de interactuar con ella, de establecer un diálogo, de cuestionarla, de formularle millones de preguntas, la relaciono con otros libros, con autores disímiles; en otras palabras, trato de entender, de desvelar sus arcanos, de buscar en sus profundidades; y por supuesto no siempre me sucede esa “epifanía”. Ahora bien, paso a responder la pregunta: Yo fui formada como crítica literaria, quería estudiar literatura y escribir; sin embargo, el pensum de la carrera en los años setenta del siglo pasado y su vocación estaban enfocados en la crítica literaria, al menos en la universidad donde hice mis estudios; algo que agradezco porque gracias a ese pensum yo soy la que soy hoy en día. Lo que pienso es que no por ser escritor se es crítico literario, algo que la mayoría de la gente no entiende.
—Y no solo no lo entienden los lectores, tampoco parecieran entenderlo muchos autores. Es sorprendente la frecuencia, liviandad y poco espíritu crítico con la que tantos escritores reseñan a sus amigos escritores.
Es posible que muchos escritores paguen “favores” con elogios mutuos o bien traten de ponerle zancadillas a los que no están dentro de su círculo de afectos literarios o personales; creo que en todas partes existen ese tipo de “celos” o de “autoelogios” que yo no comparto. Yo diría que el 98% de mis ensayos o reseñas como crítica literaria son sobre autores que no saben ni siquiera que yo existo, y la verdad es que me interesa seguir así. De hecho hay algunas personas que se han ofendido porque he rechazado escribir sobre alguno de sus libros o porque me he negado a un breve comentario sobre uno de sus poemas. Y esta postura nace de mi deseo de ser libre, de no encadenarme, de no deber “favores”. Además soy el ser más huraño que alguien pueda encontrar en su senda, y algo que sorprende a mucha gente, soy muy tímida.

"Antes que “poeta”, lo digo entre comillas porque siento un inmenso respeto por la poesía, o cuentista, me considero ante todo crítica literaria, esa es la única certeza que tengo en el oficio que ejerzo. "

—Usted ha tenido la valentía y honestidad intelectual de escribir reseñas negativas de novelas ganadoras de premios de peso.
Gracias, aunque nunca lo había visto como un acto de valentía.
—Lo es. Se lo aseguro.

Eso sí, la honestidad intelectual ha sido una premisa en mi vida, y no renuncio a ella por nada del mundo, así se me cierren puertas. Hay obras que me aburren, o que considero muy malas, sobre todo las que se llevan premios de editoriales, como el Goncourt que me parece que se equivoca bastante; es el caso de Canción dulce de Leïla Slimani, incluso escribí una nota sobre dicho libro:

http://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/chanson-douce-leila-slimani- premio-goncourt- 2016#

O el Premio Alfaguara 2015 que premió el libro de Carla Guelfenbein, Contigo en la distancia. http://www.panoramacultural.com.co/index.php?option=com_content&view=article&id=4154&catid=23&I
temid=135

Lamentablemente las editoriales se rigen por las políticas de mercado, no están muy interesadas en formar espíritus críticos y analíticos; así que la literatura light está de moda, se vende y se reemplaza muy fácilmente. Los autores, como los cantantes juveniles, a veces son simplemente flores de un día.

—¿Qué ha ganado y que ha perdido desde sus comienzos en la escritura a hoy?
¿Perder? Nada, absolutamente nada. ¿Cómo podría decir que la escritura me ha hecho perder algo? Por el contrario, gracias a la escritura y a la lectura soy un ser humano libre, independiente, autónomo. Gracias a ella trato todos los días de sacudirme de viejos prejuicios, ideas erróneas, de estigmas sociales, religiosos y culturales. Hace algún tiempo escribí lo siguiente al respecto: La literatura me ha hecho libre y espero seguir siéndolo, soy contestaria, rebelde por antonomasia, no comulgo con ningún partido político, ni creo en ninguno de sus representantes, participo poco en las elecciones, ni pertenezco a ninguna religión, no soy seguidora de equipos de
fútbol, ni de artistas, ni de personajes de la farándula, no soy racista, ni homofóbica, ni estoy en contra del aborto. Estoy en contra de toda clase de fanatismo, llámese religioso o ideológico, creo en el libre albedrío del hombre; y también soy consciente que los estados totalitarios nos ponen una mordaza enorme, que nos encadenan a su forma de pensar y que nos obligan a tener que convivir con sus excesos.
—Vamos con la última y clásica pregunta de Un café en Buenos Aires, Berta Lucía: le regalo la posibilidad de invitar a tomar un café a cualquier artista de cualquier época. Cuénteme quién sería, a qué bar lo llevaría y qué pregunta le haría.
¡Ah! Esperaba esta pregunta con muchas ansías...
—Adelante, entonces.
Respondo sin titubeos, a Alejandra Vidal y a Bruno. ¿Cómo?, se preguntarán muchos lectores de Libros y Letras. Sencillamente yo no estaría aquí hablando de todo esto si no hubiese sido porque Sobre héroes y tumbas se me atravesó en el camino, hasta el punto que mi tesis de grado fue sobre esa obra y El túnel. Sabato me cambió la vida para siempre, él nunca lo supo, pero yo soy en cierta forma su hija, y me siento muy orgullosa de esa afiliación.
—¿Y qué le diría a Alejandra?
Más que decirle algo le pediría que me condujera de la mano por los corredores de su casa. La imagino húmeda, con olor a casa encerrada, en las tinieblas permanentes, poblada de soledad, de una soledad atávica y sempiterna.
—¿Y a Bruno?
¡Ah! Le pediría que me cuente una vez más su teoría de la literatura universal. Recuerdo que en un parque él le dice a Martín que no entiende por qué los europeos esperan de los argentinos una literatura sobre temas gauchos, cuando hablar de una pareja besándose en un parque es un asunto universal. Eso le diría entre otras cosas.
—No me ha respondido a qué bar los llevaría. No me lo diga ahora. Dejemos esa respuesta como una excusa para un próximo café en Buenos Aires.

* Pablo Hernán Di Marco.
Desde Buenos Aires trabaja vía internet en la corrección de estilo de cuentos y novelas. Autor de las novelas Las horas derramadas, Tríptico deldesamparo y Espiral. Colaborador de la editorial Ojo de Poeta y columnista de la revista cultural Libros &
Letras. Leer más AQUÍ Sígalo en Facebook: pablohernan.dimarco

martes, 14 de noviembre de 2017

Una aclaración con respecto a una desafortunada columna de Catalina Ruiz Navarro:

No voy a referirme a su “análisis” de la obra de Gabriel García Márquez, ya Juan David Torres Duarte lo hizo en un lúcido artículo así que voy a tratar de dilucidar un dato que la columnista en cuestión da sobre Pablo Neruda y la violación que él mismo contó en Confieso que he vivido, un libro que recomiendo. Paso a hablar sobre este aspecto: Sé que desde hace unos dos años se ha venido contando en FB la historia de la violación de P Neruda; historia que él mismo narró en Confieso que he vivido. No obstante, la gente la repite sin haber leído el libro. Catalina Ruiz Navarro sostiene que la mujer a la que Neruda violó era su mucama, o sea, que arreglaba su cuarto; ese es un dato que no corresponde a la narración de Neruda; ¡cuánta falta nos hace leer antes de repetir datos que hemos leído en las redes! La historia es esta: En 1929 Neruda había sido nombrado cónsul en Colombo (Ceylán), vivía solo y se daba cuenta que la letrina amanecía cada día limpia sin que nunca viera a la persona que hacía el aseo; así que un buen día decidió espiar su llegada; al alba vio llegar a una mujer de una inconmensurable belleza, era una “intocable”, al día siguiente la violó. Dos o tres días después, no recuerdo muy bien ese dato, despertó asustado, a su lado estaba la mujer con un cuchillo apuntándole directamente al pecho. Neruda entendió muy bien el mensaje, muchos años después narró esta lamentable historia. También hay otro dato con respecto a Pablo Neruda; y es la historia de Maya, la hija hidrocefálica a la que abandonó siendo un bebé; un dato que conozco desde los años 70 y ahora la gente ha comenzado a hablar sobre ese turbio asunto porque recientemente una periodista holandesa la sacó nuevamente a la luz. Y ahora que hablo de hijos abandonados habría que recordar que Rousseau -que daba lecciones de educación- abandonó a sus siete hijos en un hospicio, imagino que para evitar que lo distrajeran de su actividad como escritor; entonces ¿habría que dejar de leer su Emilio o de la educación? ¿Tampoco podríamos leer a François Villon ? Recuerden que era un asaltante de caminos e incluso fue un asesino. ¿Ni a los poetas Simbolistas, más conocidos como Malditos? ¿Habría que prohibir a Philippe Roth? ¿Tampoco podríamos apreciar la obra de Frida Kahlo? Lo digo porque sus costumbres, desde el punto de vista religioso, son bastante ¿disolutas? ¿Y Bajo el Volcán de Malcolm Lowry? ¿Y la literatura negra? Lo digo porque de pronto incita al asesinato; igual habría que proscribir El Sur, ese magnífico cuento de Borges puesto que de pronto la gente sale a buscar peleas en los bares de mala muerte y termina dándole una cuchillada a alguien; y ni qué decir de Crimen y Castigo de Dostoïevsky. Y para los que son muy religiosos habría que decirles que no lean ni a Madame Bovary ni a Ana Karenina; lo digo porque son libros que hablan de mujeres adúlteras. Con esa perspectiva moralista de Catalina Navarro Ruiz habría que descolgar los cuadros de Vassily Kandisnky, ya que por años vivió gracias al dinero que tenía su compañera, la gran fotógrafa y pintora surrealista Gabrielle Münter, a la que luego abandonó después de años de convivencia. Y podría seguir y este breve artículo daría para una enciclopedia, digamos ¿de la infamia? Lo que pasa es que se olvida que los escritores son seres humanos, y como todos los seres humanos están llenos de luces y sombras; y con esto no quiero justificar la actuación de Neruda. Por ejemplo, Virginia Woolf era antisemita, y eso que V. Woolf se casó con un judío. Y podría contar muchas otras facetas de escritores o artistas (hombres y mujeres) que han tenido aspectos turbios en sus vidas privadas. Por último quisiera agregar que el rol de la literatura no es dar lecciones de moral, eso es mejor dejárselo a las Paulinas, lo digo sobre todo por el “análisis” que hizo la columnista Ruiz sobre Cien años de soledad. La gran literatura es la que hurga en el inconsciente humano, es la que muestra esa linea frágil e invisible en la que los seres humanos caminamos cada día como eternos funámbulos, a veces caemos al vacío insondable, o seguimos nuestro rumbo dando golpes a uno y otro lado; a veces perdemos la razón, a veces nos suicidamos, o a veces logramos levantarnos y seguir adelante, esa es la vida, esa es la condición humana, léase miseria humana. A un autor hay que leerlo por su obra, su vida personal puede criticarse, no digo lo contrario, pero una cosa es la literatura y otra su vida, a veces se encuentran y se hacen imprescindibles la una a la otra, o a veces el creador logra hacer una obra en la que su vida quedé en su ámbito privado. Para terminar quiero dejar en claro que un escritor o un artista, como todas las personas, si transgrede la ley debe ser condenado si se prueba su culpabilidad. En el caso de Roman Polanski creo que además del crimen que cometió al violar a una adolescente es un verdadero cobarde, se ha pasado la vida huyendo de la justicia, puede ser un genio pero el crimen que cometió no se borra nunca, lo mismo aplicaría para Woody Allen y tantos otros depredadores sexuales que van por ahí destruyendo la vida de las personas sobre las que ejercen poder.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA DISCRIMINACIÓN A LAS ESCRITORAS POR PARTE DEL ESTADO COLOMBIANO

Hace más o menos un año recibí una invitación a una Feria del Libro Internacional, para poder asistir el comité organizador le solicitó a una de las Embajadas colombianas que incluyeran mi nombre, la respuesta clara y contundente fue que yo no estaba en la lista de escritores y artistas que maneja el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia ; hasta ese momento yo no conocía la existencia de dicho listado. El resultado fue que perdí la invitación y el Ministerio envió a dos escritores que imagino escogió en esa base de datos. Posteriormente quise « inscribirme », así que llamé por teléfono a la Embajada de Colombia en París y ellos me dijeron que debía comunicarme directamente con el Ministerio de Relaciones Exteriores, así, sin más detalles, no me dieron el nombre de la persona con la que debía comunicarme ni el teléfono al que debía llamar. Comenzó enotonces una extraña odisea, llamé al Ministerio al que hago referencia y allí me dieron un teléfono al que debía llamar, lo hice varias veces y jamás contestaron. Posteriormente alguien que sabía que estaba en esa búsqueda me dio el nombre de la persona encargada de dicho trámite y su correo electrónico, le escribí explicándole quien era y solicitando ser incluída en la lista para así poder ser invitada a certámenes literarios internacionales. La respuesta fue clara y contundente, debía pasar un proyecto para el 2018, y ellos estudiarían la posibilidad de adjudicarme una ayuda; les expliqué que no estaba pidiendo dinero y que no me dedicaba a pasar proyectos, nuevamente respondieron que iban a tener en cuenta mi carta. Nunca más se comunicaron conmigo ni me hicieron saber si efectivamente mi nombre había sido incluído en la lista que manejan para escoger los escritores que envían a las Ferias del Libro que se realizan periódicamente en diferentes partes del mundo. En otras palabras entendí que mi solicitud había sido simple y llanamente archivada en ese castillo kafkiano. Y si ahora publico este lamentable episodio que muestra como se maneja la escogencia de los autores que deben representar a Colombia en certámenes internacionales, o sea que el Estado los escoge a dedo, es por el lamentable episodio de los escritores que han sido escogidos para asistir en los próximos días a la Biblioteca del Arsenal (París), donde las mujeres brillan por su ausencia, una de ellas está muerta, la otra no puede asistir y las otras dos serán las encargadas de representar a cientos de escritoras y poetas colombianas que el Gobierno de Juan Manuel Santos, como todos los anteriores, se niega a ver. http://www.revistaarcadia.com/noticias/articulo/discriminacion-y-sexismo-desde-el-ministerio-de-cultura-a-las-mujeres/66571 Y no hablo solo de los políticos o de la Ministra de Cultura Mariana Garcés, sino de muchos escritores e intelectuales colombianos que se niegan a reconocer la actividad literaria e intelectual realizada por sus homólogas. En otras palabras las escritoras, poetas y críticas literarias somos invisibles en este país que sigue siendo machista y misógino desde las entrañas mismas del poder. La discriminación intelectual y literaria por parte del Estado colombiano es enorme; para los Ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores solo cuentan cuatro o cinco escritores que son los mismos que invitan a todas partes, una gran vergüenza y un gran desatino. En cuanto a las escritoras es indudable que somos invisibles, no existimos; al menos esa es la lectura que se hace de esta enorme injusticia que se ha hecho en contra de nosotras.

viernes, 20 de octubre de 2017

MONÓLOGO EN UNA TARDE DE LLUVIA (POEMARIO)

MONÓLOGO EN UNA TARDE DE LLUVIA (POEMARIO): Es con una enorme satisfacción personal y profesional que comparto la publicación del libro CONCURSO BONAVENTURIANO DE CUENTO Y POESÍA, Premio y Menciones de la décimo tercera edición 2017; puesto que mi poemario, Monólogo en una tarde de lluvia, fue ganador de una mención de honor. Es de anotar que se presentaron 1021 trabajos, así que el haber sido seleccionada es un honor que en su momento me dejó perpleja. http://www.editorialbonaventuriana.usb.edu.co/realidad/pdfs/cuento_poesia2017.pdf

martes, 17 de octubre de 2017

ROMPO EL SILENCIO JE LIBÈRE MA PAROLE: JE ROMPS L'OMERTA: En el 2015 Yineth Bedoya, periodista de El Tiempo y víctima de una violación por parte de cinco paramilitares, lanzó la campaña No es hora de callar, y si bien yo envié un video contándole mi propia tragedia, ella nunca me respondió ni tampoco publicó mi testimonio; así que sencillamente seguí callando como lo he hecho durante mas de cuarenta años. Sin embargo, ahora, que más de treinta actrices de Hollywood han decidido hablar sobre la tragedia de la que fueron víctimas de la parte del gran depredador sexual Harvey Weinstein, he decidido que debo contar lo que me sucedió; no con el ánimo de generar compasión, ni mucho menos con el ánimo de crear un morbo nocivo sino de liberar la palabra, de no seguir callando, ya que al hacerlo me convierto en cierta forma en cómplice de mi victimario; seguir callando ayuda a que otros violadores sigan en completa impunidad puesto que son conscientes que la mayoría de las mujeres somos incapaces de denunciarlos, y que incluso muchas veces, aunque no es mi caso, creemos que somos culpables; y lo que es peor, nos sentimos sucias. Los que deben sentirse sucios son los violadores; en otras palabras verdaderos criminales que con sus actos atroces muchas veces conducen a sus víctimas al suicidio o las convierten en enfermas mentales. Este es mi testimonio, tal y cual se lo envié a Yineth Bedoya, y que ahora publico puesto que soy consciente que debo ROMPER EL SILENCIO y así ayudar a otras mujeres a denunciar a los depredadores que les destruyen sus vidas. Video 1: https://youtu.be/yPeygRCk2oI Video 2: https://youtu.be/DGAAVRE5wOY Estos videos han sido publicados en Youtube.

domingo, 3 de septiembre de 2017

POEMAS SOBRE LA GUERRA:

POEMAS SOBRE LA GUERRA:// Autora: Berta Lucía Estrada (Estos poemas forman parte de un libro inédito) 1 Una horda de cuervos/ sembró el fandango mortuorio/ cruces plantadas hasta el infinito/ desierto blanco/ amarillo sin verdes/ último paisaje de su delirante vuelo/ Silenciados los ladridos de los perros/ Silenciados los cantos de las lechuzas// 2 Un cuervo me sirve de sombrero,/ me recuerda a cada instante/ la fragilidad de la existencia/ Sus patas, garfios afilados,/ desgarran mi frente/ Su pico, dispuesto a darse un permanente festín,/ espera devorar mi tercer ojo,/ los otros dos se los engulló hace tiempo/ Su aleteo, oda a la muerte,/ letanía de responsos, / réquiem que atraviesa centurias,/ música de un desafinado órgano,/ sus notas caen lentamente/ en el jaraíz del tiempo// Su graznido, antesala del penúltimo sueño,/ mensajero que vuela de la estación de la aurora/ a la estación donde se oculta la luna/ -a veces hace una larga escala en la aurora boreal-//

viernes, 25 de agosto de 2017

LA MIGALA DE JJ ARREOLA E IRENE DE JORGE ELIÉCER PARDO, CUANDO LA FICCIÓN SE CONTEMPLA EN EL MISMO ESPEJO

Irene, una nouvelle de Jorge Eliécer Pardo: Irene*, publicado por la famosa editorial Plaza & Janés en el año de 1986, es el segundo libro del escritor colombiano Jorge Eliécer Pardo, después vendrían muchos otros; sin embargo, su impronta, su voz, su estilo, ya estaban firmemente desarrollados. En vez de titubeos el autor comenzó su carrera literaria con pie firme, seguro del terreno que pisaba; algo que no suele ocurrir a menudo. Irene, que bien podría titularse La Migala, como el cuento de Juan José Arreola, es una breve sinfonía, perfecta como el mecanismo de un reloj o como una operación matemática; y por ello mismo compleja y enigmática. En La Migala de Juan José Arreola leemos : La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye. Es la frase que abre el minicuento, en ella está el logos, casi que se podría decir que el resto de la narración sobra, que es una explicación no pedida; y lo mismo se podría decir de la nouvelle Irene de Pardo. Octavio Sarria jamás arrancó de su existencia la oscura guarida de un sueño viscoso. (Irene, Jorge Eliécer Pardo, prueba de autor, pág. 5) Se refiere a la visita a un zoológico de Brasil donde observó por primera vez a una migala atrapar con sus patas e inocular su veneno letal a un ratón. Las migalas de JJ Arreola y de JE Pardo representan la pesadilla en la que viven sus personajes a partir del momento en que encuentran en su camino al enorme arácnido. Arreola nos describe muy bien el ambiente de delirio que va a apoderarse de su personaje : comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis de terror que mi espíritu podía soportar Arreola cierra su cuento cuando su personaje se da cuenta que Beatriz, la mujer que lleva el mismo nombre de la amada de Dante, y a la que creyó amar, posiblemente es sólo un sueño, un espejismo, una imagen creada por su subconsciente, por la zozobra y la angustia que produce el estar atrapado en el mismo habitáculo que la migala, como el condenado a muerte que es encerrado en la misma celda que su verdugo, por lo cual es imposible escapar a su destino: recuerdo que en otro tiempo yo soñaba en Beatriz y en su compañía imposible. Y que por eso cambió el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada por la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino En realidad cambia la mirada de Beatriz -mirada de conmiseración y desprecio- por la migala, buscando, más bien anhelando, una muerte segura; por eso la libera en el apartamento y espera día a día a que le inyecte su veneno. Otra forma de jugar a la ruleta rusa. Otra forma de suicidarse lenta e inexorablemente. Mientras cada noche espera la picadura mortal, al mismo tiempo siente como el miedo a la caricia de la migala lo paraliza y le impide conciliar el sueño. Octavio Sarria, el personaje central de Irene, la nouvelle de Pardo, es también otro suicida en potencia. Él no tiene una migala escondida en algún rincón de su apartamento; su insecto asesino es el alcohol con el que día a día se sumerge en la pesadilla de su propia existencia y con el cual trata de olvidar a las mujeres de su vida: a su abuela, a la madre adúltera que lo abandonó cuando era niño, a Nereida y a Irene. La Migala e Irene son el relato descomunal de la soledad del hombre contemporáneo; el mismo que habita en grandes urbes y en edificios de apartamentos donde diariamente se cruza con los vecinos, pero a duras penas conoce sus nombres o lo que hacen o han hecho. Es la soledad atávica, la que pesa más que la muerte misma. Sus protagonistas son seres derrotados por la vida, pesimistas, escépticos, nihilistas, y sobre todo son conscientes que no hay redención alguna. El personaje de Arreola, que se confiesa a sí mismo sentirse estremecido en (su) soledad, acorralado por el pequeño monstruo, espera la muerte ineluctable que ha de darle la migala, como quien ofrece una ofrenda sagrada : Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal. Muchas veces despierto con el cuerpo helado, tenso, inmóvil, porque el sueño ha creado para mí, con precisión, el paso cosquilleante de la araña sobre mi piel, su peso indefinible, su consistencia de entraña. Sin embargo, siempre amanece. Y luego sigue la frase que da la clave del cuento de Arreola Estoy vivo y mi alma inútilmente se apresta y se perfecciona Por lo que ineludiblemente entra en escena Gregorio Samsa, el personaje de La Metamorfosis de Franz Kafka, transformado en la intimidad de su alcoba en un miserable y enorme insecto que se esconde debajo de la que otrora fuese su cama. El insecto en el que se ha convertido Gregorio Samsa tiene muchas patas, ¿una araña quizás? Mientras que en la nouvelle de Pardo las palabras claves están dadas por La soledad vigilaba… con el índice invisible, esparcía el silencio… La muerte lo acechaba. (Idem, pág. 6) Para entender mejor las palabras claves hay que leer el párrafo en las que están insertas : La soledad vigilaba desde todos los puntos del apartamento y como una mujer enamorada y celosa, con el índice invisible, esparcía el silencio. La muerte lo acechaba en los regresos nocturnos; regresar sin aventura, los sueños desquebrajados, el cuerpo abandonado a la inexistente felicidad, profanando los abismos, una y mil veces, sucumbiendo sin llegar al fondo, agonizando noche tras noche en el filo de las sábanas, constituía el diario desangrar. (Idem, pág. 6) Veamos uno a uno los aspectos para tratar de descifrar los códigos ocultos de la nouvelle de Pardo : La soledad es vista -sentida sería la palabra adecuada- como un personaje omnipotente que ve y oye todo, que controla los movimientos y hasta los pensamientos de Sarria; por lo que nada de lo que haga o diga podrá cambiar el destino ineluctable que le espera en las cuatro paredes de su habitación. Y por supuesto el destino ineluctable es la muerte que lo acecha en las noches cuando borracho recorre las callejuelas de una ciudad sin nombre, en la que anidan los maleantes y los bares de mala muerte; ante todo es la ciudad que le ha arrebatado, robado, expoliado, los sueños; por eso la felicidad es una utopía ; y por eso se deja atrapar por los abismos eludiendo una y otra vez el fondo, como si fuese una especie de Sisifo condenado a cargar con una enorme piedra, léase soledad, eternamente. Por eso sus pies desnudos recorren el filo que bordea el abismo y por eso se desangran en cada pisada; sólo que el desangre, como la piedra de Sísifo, vuelve una y otra vez al principio, por eso no sucumbe a las infinitas cortadas que el filo le hace en la piel; así cada noche sienta que agoniza. Sarria y el personaje de Arreola, son una representación de Sisifo, son condenados eternos, por ello su sufrimiento no puede tener fin. En cierta forma son la párabola del hombre contemporáneo. Del hombre que se siente perdido, extraviado, que no tiene norte ni sur ni este ni oeste, puesto que la característica de los laberintos es que carecen de puntos cardinales ; a lo sumo se da vueltas en redondo sin que nunca se encuentre la salida; a no ser que Dédalo le regale alas para salir volando, y que ese hombre siga sus consejos de no acercarse demasiado al sol; de otra forma la cera, con que Dédalo ha pegado las plumas, se derretiría como le pasó a Ícaro, su amado hijo. Aunque viéndolo bien, a lo mejor Ícaro prefirió fundirse en los rayos del sol, otra forma de llevar a cabo un suicidio poético y único. También es verdad que Sarria y el personaje de Arreola hubiesen podido pensar en que el hilo de la Migala, en cierta forma una Ariadna desaviada, aparecería para indicarles el camino de regreso y evitar el funesto encuentro con el Minotauro. Lo que olvidaron es que tanto Beatriz como Nereida e Irene, las amadas de Sarria, les darían la espalda y que preferirían la libertad a una condena segura de haber permanecido a su lado. Tal vez por éso, y ante la imposibilidad de ser Ícaro, Octavio Sarria rememora un verso de Walth Withman : la cópula tiene el mismo rango de la muerte (Idem, pág. 6) Lo que lo lleva a pensar por supuesto en la mantis religiosa, ese otro insecto que devora al macho una vez que la cópula ha tenido lugar : pensaba en esa muerte, en lo agradable de morir poco a poco en el placer, en la entrega para la conservación de la especie y el triunfo. ¿Cómo suicidarse de esa forma? ¿Dónde encontrar una mujer como la mantis religiosa? … Se aventuró a encontrar a la mujer que cumpliría, como la mantis religiosa, la labor de la muerte. (idem, pág. 6) Mientras que el personaje de Arreola piensa : recuerdo que en otro tiempo yo soñaba en Beatriz. Beatriz, Nereida e Irene, al igual que la madre de Sarria, son mujeres fugaces, étereas, inasibles; así siembren infortunios y soledades en los hombres que osan cruzar su senda. Son como el vaho que sale de la boca en las frías noches de invierno y que nadie puede volver a atrapar. Es por ello que Sarria, consciente de su limitación, Se enfermó de años y de vida, invadido por los momentos en la celda, esa otra guarida negra y profunda donde lo interrogaron entre el sonambulismo y la tortura. (Ídem, pág. 6)… Viajó por varios años como alimaña entre bufandas y pasaportes falsos. (Ídem, pág. 7). El día que Nereida lo buscó por primera vez, pensó : nos has atrapado en tu red, tú decides a quién devorar. (Ídem, pág. 7) En otras palabras ha visto en Nereida a la mantis religiosa que esperaba en las largas noches de insomnio. Mientras que el personaje de Arreola sabe que al llevar a la migala a su casa, es trasladarse a vivir en el averno: Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierno de los hombres. En cuanto a Sarria si bien busca y anhela a la mantis religiosa que habrá de devorarlo, también queda paralizado ante la posibilidad que algún día pueda volver a aparecer: Lo había perseguido desde tan lejos y disfrazada se metía en su apartamento sin poder evitarlo. De nuevo el vómito lo atacó y tuvieron que llevarlo al hospital; cuando el líquido espeso que arrojaba le permitía respirar, gritaba desesperado y tosiendo como en la celda miserable, ¡déjenme solo!, llévense a esa mujer! (Ídem, pág. 8) Sarria, emulando a León de Greiff, podría decir: Yo me enveneno con un recuerdo; al mismo tiempo que siente como se le va la vida, como se le esfuma. Tal vez por eso decide consultar a un psicoanalista, le confía los recuerdos de su abuela, tal vez la única mujer sin mácula que él encontró en su vida; muy diferente a la madre que rememora escapándose en un automóvil negro, con un hombre, sombrero de fieltro, zapatos combinados (Ídem, pág. 9) y por supuesto le habla del padre asesinado. También recuerda la celda oscura y maloliente donde las fuerzas del Estado lo arrojaron durante algún tiempo en los que fue declarado enemigo político; mientras que Nereida, militante política como él, es torturada y asesinada por las fuerzas del orden de ese Estado que ellos dos combatían. Luego, una vez libre, Sarria optara por el exilio. Y como todos los exilios, al menos la gran mayoría, es temporal. Pero sobre todo Octavio Sarria tiene el coraje de contarle que escribe versos, que prepara un libro; un secreto recóndito que lo habita desde que tiene memoria. Eso si, no le dice nada de las alimañas que lo acechan y lo torturan desde esa lejana visita al zoológico de Brasil. Y mientras el personaje de Arreola piensa (me) he consagrado a la migala con la certeza de mi muerte aplazada, Sarria sabe que La soledad lo acorraló (Ídem, pág. 11) y que el terror lo cubría como una tela de araña tan fuerte que inmovilizado aguardaba el zarpazo por la espalda. (Ídem, pág. 12) Y es cuando hace irrupción la segunda mujer que Sarria va a amar, Irene. La conoce en una exposición de un antiguo amigo, un pintor que vive y trabaja en París. Los cuadros representan a una mujer insondable, Irene. Valga decir que el pintor no la conoce, que no la ha visto nunca; tal vez, como dice Sarria, la soñó. Ahora bien, ¿cómo no relacionar este episodio con el encuentro enigmático entre Juan Pablo Castel y María Iribarne? Me refiero, por supuesto, a los personajes centrales de El Túnel de Ernesto Sábato. Aún después de haberla encontrado, él, que la había buscado desde siempre, piensa : hay que huir al refugio de la soledad (Ídem, pág. 26); una estrategia, como muchas otras, de escapar a la telaraña de su mano (Ídem, pág. 21) Como si intuyera que detrás de Irene avanzara, sigilosa y traicionera, la muerte (Ídem, pág. 27). Tal vez por ello ve a la abuela transparente, oculta detrás de la neblina, cubierta con la mortaja, que le pide atravesar la malla tejida con sus amores y que se reencontraran. (Ídem, pág. 28) Y por supuesto llegó el día en que Irene se marchó dejándolo en la zozobra de la desgracia. (Ídem, pág. 32) Mientras que el personaje de Arreola se siente estremecido en (su) soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerd(a) que en otro tiempo () soñaba en Beatriz y en su compañía imposible. Sarria, por su parte, sintió como el aire tranquilo de Irene cubrió las paredes (Ídem, pág. 36). En realidad miles de gusanos lo seguían devorando irremediablemente; … estaba angustiado porque la bóveda de la oscuridad, como una gigantesca migala, lo acechaba. (Ídem, pág. 52) Y más adelante sueña y siente El olor a ratón gris, en el zoológico del Brasil, mientras la migala lo succionaba, se introdujo en su boca haciéndolo vomitar, entonces supo que las malditas arañas lo atormentarían hasta la muerte. (Ídem, pág. 54). Es por eso que cuando Irene le anuncia su regreso tiene la impresión de ser un condenado a muerte; y al mismo tiempo se sabe redimido : No estoy solo : Irene pasará el camino bifurcado (Ídem, pág. 61) Sarria la espera en el único camino que los dos anhelan, el lecho; allí donde Irene puede transformarse en la mantis religiosa que Sarria añora para poder ver de nuevo a su abuela e irse con ella definitivamente. Desnuda y bella como si fuera la conjunción de las mujeres inasibles, avanzó hasta donde Octavio, estupefacto, daba gracias a la vida por permitirle ese momento. … Cuando se sumergieron en las cobijas, entre el filo de los cuchillos de las sábanas, los dos empezaron a llamarse. … Después de varias horas de juego, de esos que ella inventó en otros tiempos, y de los que Octavio en su soledad fabuló para esa noche, Irene cubrió con su cuerpo … Levantó entonces la mirada para poder enfrentarse con sus ojos verdes, esos ojos que fueron los suyos hasta el final. Después ella empezó a danzar sobre su pasión …No le quitó la boca de su boca porque él se desvanecía en el risco angosto. …En la semioscuridad pudo ver por última vez a Irene, la mujer que lo seguía besando por sobre las sombras del pasado, por sobre la hilera de luz, de esa escasa luz del presente, por sobre el futuro enrollado en su pubis, que lo atrapaba en el orgasmo prolongado como su vida tenebrosa. (Ídem, pág. 70) Irene -mantis religiosa- succiona al hombre y le roba su último aliento. Sarria se desvanece en el sentido literal de la palabra; desaparece en el momento mismo en que su abuela le tiende la mano detrás de la bruma. Sarria Cerró los ojos para volver a encontrar al ratón gris asustado que veía cómo la migala maldita se aproximaba para siempre. (Ídem, pág. 70) El final de Irene, la nouvelle de Jorge Eliécer Pardo, se mira una vez más en el espejo de La Migala de Juan José Arreola: estremecido en mi soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que en otro tiempo yo soñaba en Beatriz y en su compañía imposible. A MODO DE EPÍLOGO : La muerte de Sarria me hace pensar ineludiblemente en la película japonesa de Nagisa Oshima, El imperio de los sentidos (1976). Esta película, en realidad un clásico y una verdadera joya cinematográfica, está basada en un caso real acaecido en el Tokio de 1930. El imperio de los sentidos narra la relación de una pareja que utiliza el sexo como una herramienta en la senda del conocimiento que los dos amantes han emprendido: la búsqueda del absoluto. Kichizo Ishida, interpretado por el actor Tatsuya Fuji, leyó en algún libro que el orgasmo perfecto ocurría en el momento preciso que la amante anudaba un lazo en la garganta de su pareja hasta procurarle la muerte. Ishida convence a Sada Abe, interpretada, por la actriz Eiko Matsuda, de llevar a cabo este ritual y lo preparan cuidando cada detalle para que llegado el momento el orgasmo sea perfecto. Cuando sienten que ya están listos para sentir el único orgasmo que aún desconocen, Sada Abe anuda un lazo de seda en la garganta de Ishida y cuando constata que efectivamente él ha muerto saca de su kimono una pequeña daga que tenía oculta, luego, sin levantarse siquiera, procede a cortar el pene del hombre amado. La leyenda cuenta que tres días después la encontraron errando por las calles de Tokio y aún llevaba el pene de Ishida dentro de su cuerpo. Podría decirse que Sada Abe se convirtió así en una mantis religiosa, luego de la cópula terminó por devorar a su pareja masculina. Como siempre la realidad supera la ficción. *Nota : La nouvelle Irene fue reeditada por el Grupo Editorial Sial Pigmalión (España), en su Colección Pijao, en junio 2017 y presentada en la pasada Feria Internacional del Libro de Madrid. En esta hermosa edición su autor, Jorge Eliécer Pardo, incluyó un prólogo con varios de los análisis y comentarios que diversos escritores e intelectuales han hecho sobre Irene. ------------------ Pueden leer los análisis en el siguiente vínculo : ** La migala, de Juan José Arreola :

martes, 15 de agosto de 2017

SER CRÍTICA LITERARIA EN COLOMBIA

SER CRÍTICA LITERARIA EN COLOMBIA: Soy crítica literaria, esa es una de las más grandes certezas que tengo en cuanto a mi actividad profesional se refiere, aunque sé que muchos autores colombianos consideran que en mi país no hay personas que puedan considerárseles como tal; así a veces nos escriban diciéndonos que desean enviarnos uno de sus libros para que los leamos e incluso nos dicen que esperan un artículo. También hay autores que sin preguntarme nada me envían sus obras y me dicen claramente que esperan mi concepto; a ellos ni siquiera les respondo; simplemente los ignoro, como si no existiesen. Otros me dicen que escriben cuento o poesía y que quieren que yo se los corrija y por supuesto que les haga algún comentario; como si yo fuese su profesora. Y si bien me considero crítica literaria, eso no quiere decir que mi oficio deba ser del agrado de todo el mundo; es igual con la narrativa o la poesía, puede que un autor gane premios y que a mí me parezca muy malo, y viceversa, puede ser que no gane ninguno y a mí me guste mucho. Lo cual no invalida para nada ni mi crítica ni la obra de un autor determinado. Y me pregunto: ¿Cómo alguien puede pedirle a un crítico analizar su libro o hacer una reseña sobre él, sobre todo cuando prácticamente no se conocen? ¿Y si no nos gusta su trabajo? Incluso cuando manifestamos que la obra que conocemos es de calidad, eso no quiere decir que estemos interesados en estudiarla; así que ¿cómo pueden solicitarnos un artículo? ¿acaso no saben cuánto trabajo hay detrás de una lectura? ¿O creen que no tenemos nada más que hacer? En cuanto a mí se refiere envío mi producción literaria a muy pocas personas, y cuando lo hago es porque hemos construido una amistad previa, sin pedirles nunca que me den su concepto. Y esto es importante aclararlo porque el hecho de conocer a la gente no quiere decir que haya una amistad de por medio; de hecho tengo muy pocos amigos. Y lo digo porque soy huraña por naturaleza, muy esquiva, rebelde, independiente, y muy muy solitaria. En otras palabras soy más arisca que toro de lidia, no hay Cordobés que valga; ni siquiera Shakespeare podría domarme. Por mi parte, confieso que soy alérgica a este tipo de peticiones, me molestan mucho; sólo escribo sobre una obra determinada cuando lo deseo, y la mayor parte de las veces, digamos que el 98%, es sobre autores que no saben que yo existo, y me interesa seguir así.

CÁSCARA DE NUEZ, DE IAN MCEWAN

Soy una lectora asidua de la literatura anglófona, regularmente me sumerjo en las páginas de algunos de sus autores ; aunque no tanto como yo desearía, así que no puedo decir que sea una gran conocedora de dicho universo literarario; mucho menos una especialista, solo soy una lectora atenta y entusiasta. Y entusiasmo es lo que sentí con el libro Cáscara de Nuez, de Ian McEwan (Reino Unido 1948), uno de los escritores con más renombre de la literatura contemporánea; al que le han sido otorgados numerosos premios literarios; entre ellos el Premio Fémina 1993. Muchos colombianos lo conocimos en el Hay Festival de Cartagena en el 2009. La lectura de esta novela me hizo pensar en el cuento El universo humano, de Elmo Valencia (Colombia-1933), poeta, cuentista y ensayista. Valencia es un contemporáneo de Gonzalo Arango, Jotamario Arbelaez y Eduardo Arango, y fue uno de los fundadores del Movimiento Nadaísta. Pueden leer el cuento al que hago referencia en el siguiente vínculo : https://redyaccion.wordpress.com/2012/07/08/13-cuentos-nadaistas-nuevo-libro-de-elmo-valencia/ Cáscara de Nuez es narrada en primera persona por un feto al que le faltan pocos días para nacer, y el tema principal gira en torno a la historia de su familia; historia que lo involucra, así los otros personajes ni piensen en ello. El feto, aunque aún no tiene nombre, es un auténtico diletante que se interesa por diversos temas; especialmente la poesía y la enología. Es un filósofo que escucha atentamente todo lo que se dice a su alrededor, lo que le permite desarrollar un gran sentido de observación y análisis. El feto y Trudy, su madre, escuchan regularmente noticias o música, y por supuesto él las analiza y construye su propia vision del mundo al que inevitablemente va a llegar. De esa misma forma aprende a apreciar el licor ; al que describe con un lenguaje que denota al sibarita que ya es incluso antes de nacer y con un vocabulario propio de los enólogos profesionales cuando hablan de su aroma, del sabor a frutas o a otros componentes naturales, o de las cepas, o las caraterísticas del viñedo de donde proviene un vino determinado. Sobra decir que posee un exquisito paladar ; y por supuesto que esa habilidad le permite desarrollar al mismo tiempo un refinado gusto por el farniente. Y es precisamente su predisposición a escuchar lo que dicen los demás que poco a poco descubre un terrible plan que contempla el asesinato de su propio padre (Jhon); un poeta enamorado hasta la médula de su madre, o al menos es lo que el feto cree, y que ha sido despojado de su propia vivienda por Trudy que alega desear estar sola por unos meses. La realidad es que ella tiene un amante, y el feto descubrirá luego que se trata de su tío paterno (Claude), el único hermano de su padre. A partir de ese momento se convierte en detective y trata de evitar el vil asesinato que hará de él un huérfano sin haber nacido todavía y que lo privará de ese padre al que ama y admira profundamente; y por supuesto siente que los dos amantes toman desiciones radicales que le conciernen directamente y que lo van a afectar tanto en su infancia como en su vida de adulto. Dentro de las medidas que imagina está una carta que redacta para su padre, y que por razones obvias no puede enviar. El ambiente se lleva a cabo en un huis-clos húmedo; con el característico olor a casa cerrada, sucia y llena de desperdicios de toda índole, donde los roedores se pasean a su antojo. En otras palabras, es una casa que refleja la miseria humana de los adultos que la habitan; una especie de condenados de la tierra, sin escapatoria posible; no creen en el paraíso y se niegan a cualquier tipo de redención; como si el descenso a los infiernos fuera la solución a la vida gris y sombría que llevan. Otra de las caracterísitcas de este libro es un fino humor, un elaborado divertimento; hubo pasajes en los que me reí a carcajada batiente, como el momento en que el feto decide nacer sabiendo que aún le faltan dos semanas de gestación. Cáscara de Nuez, es un parodia de la novela detectivesca ; puesto que desde el inicio sabemos quienes son los futuros asesinos. Es un libro verdaderamente sorprendente desde todo punto de vista, muy original, con gran sentido del humor, un relato genial. Ojalá lo lean. Es una joya literaria.

martes, 8 de agosto de 2017

LA LITERATURA NO TIENE PORQUÉ DAR LECCIONES DE MORAL

Nunca he creído que la literatura deba dar lecciones de moral. En lo que concierne a las fábulas,muchas de ellas escritas en verso, son un género que no tienen nada que ver ni con la poesía ni con la novela. Las moralejas por lo tanto son características de dicha expresión literaria, y a mi modo de ver no deben extrapolarse ni a la poesía ni al cuento ni a la novela ni al ensayo. Hacerlo es demeritar el trabajo del poeta o escritor. Sacar moralejas o dar lecciones de moral es lo que hacen seudoescritores como Paulo Coelho; o sea, eso es propio de los libros de autoayuda o de superación como la gente los llama comúnmente. Por ejemplo, no creo que a A Pizarnik le hubiera gustado que alguien criticara su decisión personal, autónoma y libre con respecto a su suicidio. Y con esto no quiero decir que no se pueda debatir sobre el suicidio u otro tema sensible, o que las personas o alumnos de literatura no puedan dar su opinión; lo que trato de decir es que para ello hay otros espacios, y por supuesto que la literatura ayuda a reflexionar sobre temas tan espinosos en una sociedad tan creyente como la colombiana, donde el suicidio está al mismo nivel que el pecado; algo que yo por supuesto no comparto.

viernes, 4 de agosto de 2017

Aspectos míticos en Cien Años de Soledad:

Un artículo mío publicado en un medio portugués: Un honor haber sido seleccionada para para participar en la Revista TriploV de Artes, Religioes e Ciencias (Portugal), cuya directora es Estela Guedes; gracias a ella por esta publicación y por los poemas que ya me ha publicado con anterioridad. http://www.triplov.com/novaserie.revista/numero_66/index.html

jueves, 27 de julio de 2017

Lectura de mi poema UN HOMBRE CONDENADO A MUERTE

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE CURTEA DE ARGES (RUMANIA) DEL 12 al 18 de julio de 2017: Lectura de mi poema UN HOMBRE CONDENADO A MUERTE (Homenaje a Juan Gelman)// Ya no tengo preguntas/ sé que no hay respuestas/ le pregunté al cancerbero/ le pregunté a los muros/ le pregunté a los túneles7 le pregunté a los grilletes7 le pregunté a la penumbra/ a la hoja que entró por el ventanuco/ a la gota de agua que perfora el techo/ a los ríos de sangre/ que corren por mis túneles secretos/ Sólo recibí silencio tras silencio/ intuí que no hay respuestas/ -sólo soy uno más de los condenados de la tierra-/ Como única compañía/ la sombra larga que crece/ cada noche en el húmedo muro de la celda/ En las noches de insomnio/ -en realidad todas-/ el olvidado de la tierra/ roba el sudario de la luna,/ se arropa con él/ una voz gélida/ le canta una antigua nana//

viernes, 21 de julio de 2017

RITUALES DEL AZAR, DE CAROLINA ZAMUDIO

Me gustaría decir que conozco a Carolina Zamudio (Argentina, 1973) desde hace algunos años, ¿quién no conoce su nombre en Colombia ?; me refiero, por supuesto, a los lectores de la poesía. Sin embargo, sólo hasta hace poco tiempo comencé a leer su trabajo, sin que ninguno de sus versos me haya decepcionado. Debo decir también que el trabajo poético de Carolina Zamudio es denso, a veces impenetrable, es un trabajo muy elaborado, donde cada palabra tiene exactamente el sitio que le corresponde; su poesía no es anecdótica ni facilista; por el contrario, se sumerge en mares insondables, tortuosos, y aún así leerla es una experiencia que se transforma en un gran goce estético e intelectual. Al menos es lo que he sentido con la lectura de su último libro Rituales del azar (Éditions Villa-Cisneros, Toulon, 2017), en una hermosa y cuidada edición del traductor y editor Rémy Durand, una publicación bilingüe que le permite al lector navegar entre las dos lenguas, pasar de una a otra como quien se contempla en un espejo de agua; no como lo hiciera Narcizo, sino para solazarse con la belleza de sus imágenes, así duelan como una espina invisible que es lanzada al centro mismo del cosmos. Rituales del azar invita a muchas lecturas, a muchas interpretaciones, a muchos viajes. Y cuando hablo de viajes lo hago pensando en la Poesía Simbolista, un viaje al interior de sí mismo, en una especie de travesía del río Aqueronte, sólo que no hay barca ni Caronte nos pide óbolos para llevarnos a la otra orilla. Es un viaje que debemos hacer por nuestros propios medios, aún a sabiendas que será imposible salir indemne de dicha travesía. Podemos ahogarnos o bien podemos respirar nuevamente. Sin embargo, si logramos tener la cabeza afuera, y evitar que los remolinos jueguen con nosotros como si fuéramos marionetas en manos de los dioses que no ríen, de esos que se hacen llamar agelastes, habremos de alcanzar la otra orilla, aunque ya no seremos los mismos. Ahora bien, entremos en el libro, y para hacerlo debemos comenzar por su título : Rituales del azar. Y si hablo del título es porque considero que en él está la clave de los poemas que contiene el libro. Un título debe ser, en la medida de lo posible, por no decir siempre, bitácora y aguja naútica, y aunque se navegue por mares ignotos, y la nao sea sacudida por tormentas, la bitácora y la brújula sabrán finalmente llevarnos a una playa segura, así la mayoría de las veces sea desconocida. Rituales del azar es de por sí todo un reto. Recordemos que los rituales se basan en repeticiones ad infinitum en el que los gestos y las palabras poco o nada cambian con el transcurrir del tiempo. En cambio el azar es algo imprevisto, desconocido, no sabemos que va a pasar en el minuto siguiente, ni siquiera sabemos si aún estaremos con vida. Y es ahí precisamente donde esos dos conceptos se entrelazan y se hacen necesarios el uno al otro. Recordemos que la bitácora también es vista como un cuaderno de a bordo donde se registran todas las maniobras del piloto que conduce el bajel; como el estado del tiempo o las visicitudes vividas durante la navegación. Y aún así, por más que todos los contratiempos y aciertos, vividos a bordo, estén debidamente anotados, nada asegura que en el minuto siguiente la marea no cambie y que un temporal sacuda la carcaza desde la proa hasta la popa ; poniendo en peligro a la nave y a sus tripulantes . Ésto es en cierta forma el azar. Ahora desmenucemos esa hermosa palabra : AZAR María Moliner, en su Diccionario de uso del español (Editorial Gredos, España, 3a edición, 2007), nos explica que la palabra azar viene del árabe andalucí azzáhr y del árabe clásico zhar, palabras que quieren decir dado. O sea, cuando los eventos no obedecen a desiciones divinas ni a fenómenos naturales, sino a lo que pueda surgir de un momento a otro, algo inesperado, dejando así las desiciones al azar ; como en un juego de dados en los que se juega la vida misma. Rituales del azar es entonces el compendio del pathos que Carolina Zamudio va a desarrollar a todo lo largo de su discurso poético. Para explicar un poco esta premisa habría que recordar que pathos se refiere al discurso con el que un autor espera cautivar y capturar al lector. La bitácora llamada Rituales del azar se convierte a su vez en una línea muy delgada en la que el lector -leáse funámbulo- va a caminar tratando de no caer en el abismo que sortea la existencia humana. Es por ello que el título es un gran acierto que abre el umbral de una poiesis muy elaborada, en la que ningún verso sobra. Recuérdese que la poiesis tiene el poder de transformación de la realidad; podría decirse que es la fuente que da origen a la vida, de ahí su carácter ontológico y metafísico incontestable. Y por supuesto, hay que recordar a Heidegger cuando habla de la poeisis como una iluminación; característica incontestable del trabajo poético de Carolina Zamudio. Para entender el aspecto ontológico y metáfisico de Zamudio leamos uno de sus poemas: Sin red En tierra de mariposas/ a la caza de sofismas./ Sin red./ La noche tiene un balcón/ con la vista hacia dentro./ A veces ingreso.// Amo el silencio que duerme/ la casa. Y yo/ todo agita/ yo muchos, ninguno,/ desde afuera hacia un bullicio único/ que todo ancla/ vierte./ Noche : tus pasillos me develan/ el infinito/ y ese yo./ Los otros claudican.// Veamos ce cerca algunos de sus versos : Sin red./La noche tiene un balcón/con la vista hacia dentro./A veces ingreso. ¿Cómo no pensar en un eterno funámbulo y en la eterna caída –la chute-, esa a la que hace alusión Camus ? Porque esa es la existencia humana, un eterno salto al abismo, a la nada –léase néant-. Es por ello que el poema Codicia nos revela la palabra clave de su poesía : Hueco. hueco de luz amanecido ancla Un vacío sin fondo, sin redes que mitiguen la caída o que la interrumpan. De ahí el miedo atávico a lo desconocido, el pavor de las tinieblas que rodean la chute inherente a la existencia misma. El ancla es invisible, mitiga la caída y aún así no la impide. Recuerda que la condena de los dioses es ineludible, y que el Hades es el único puerto posible. El Hades -o Haides- morada de los muertos, es visto en la tradición cristiana como pozo de suciedad o tumba; este último es un concepto que viene del hebreo Sheol o Scheʼóhl, el cual también puede ser traducido como hoyo, infierno o sepulcro. O sea, la caída y el hueco, a los que hace alusión Carolina Zamudio, son el eterno viaje hacia la muerte que todo ser humano emprende desde el momento mismo de la concepción; y por supuesto debe ser leído como condena, castigo a los que ningún ser humano puede escapar. Es por ello que la poeta dice: La misma noche suspendida en el tiempo … la misma noche, el mismo olor (Poema : Y dejó de ser silencio) Una hermosa forma de hablar de la muerte, de la finitud, de la mortalidad vista, por supuesto, como el secreto de la condición humana y de su inconmensurable fragilidad y soledad. Y luego : como alguien que leyó el destino y se dejó ser silencio (Idem) No hay concesiones, ni perdones, solo hueco (vacío), noche (tinieblas) y silencio (muerte). Ese silencio sideral que ensordece y sume en el delirio a este especie que desea ser inmortal aún a sabiendas que sólo es una ínfima partícula que navega en el aire y que está destinada inexorablemente a desaparecer de la faz de la tierra. Y luego la muerte surge con toda la intensidad de un ritual perenne, inmortal; no todo podía ser azar, así el juego de dados también sea eterno. Veamos : Otoño Si muero en otoño/ seré redimida por mi falta de fé./ Si muero en otoño/ mi cuerpo vuelto polvo/ volará al fin libre/ -cadencia hoja-/ ocre, amarillo.// Si muero en otoño, joven/ viva quizá con tezón/ en las mujeres de mi descendencia./ Pues si muero en otoño este canto/ será un presagio dulce lanzado de madrugada/ al arrullo de los espasmos de mi madre/ que duerme la casa de la infancia.// Si no es otoño, acaso, que alguien sepa/ que la dulzura de castañas/ la íntima penumbra de un atardecer cualquiera/ hubiera sido el escenario certero/ para deshojar de una vez, ese, el día. La poeta, elegida para narrar la historia -su historia-, sabe que es una hoja barrida por el viento, una pequeña hoja que navega por centurias, tanto pasadas como futuras. Como hoja sacudida, balanceada, por el viento -como si se tratase de un cuerpo en una hamaca sempiterna- sabe que es sólo una extensión de un antiguo árbol, en este caso de un castaño, pero también podría ser de una sequoia; no en vano es un árbol que vive entre dos mil y tres mil años, alcanza una altura de 115.61 metros, sin contar, por supuesto, la inmensa longitud de sus raíces, y la circunferencia de la base del tronco puede medir 7.9 m.; en otras palabras un árbol milenario e indestructible. Y así los vientos sean huracanes y las lluvias tempestades, no hay fuerza de la naturaleza que los abata ; están ahí como testigos inmortales, como individuos que ven pasar los siglos y los milenios, mientras desgranan una a una las semillas que vendrán a acompañarlos en esa fiesta que se llama eternidad. Por eso la poeta hace alusión a las : mujeres de mi descendencia …. al arrullo de los espasmos de mi madre que duerme la casa de la infancia (Poema Otoño) Y luego, en otro poema de igual calidad poética, dice : Los zapatos de la muerta en la hamaca. …Era el patio de la casa de mi madre. Mi casa. Era la hamaca de mis hijas. Esos zapatos eran de la muerta. ¿ De quién? Sólo supe que había muerto.// Más no así su memoria./ Mi conciencia en reposo se resiste a morir./ Despierta y vive muertes./ Cierta memoria aún vive en mí./ O vivo para revivirla./ Al alba, junto a mí. (Poema Los zapatos de la hamaca) La poeta, testigo de su tiempo, testigo de los tiempos, sabe que su ascendencia y su progenie es indestructible, inmortal ; así a veces la muerte pase el umbral de su casa. Y en el poema Mis muertos dice : Llevo mis muertos en mí. Vienen de mañana a extasiarse en mi mano (como si fuesen pájaros que vienen a coger la semilla que perpetuará la descendencia, o sea un ritual; y al diseminarla la dejan caer en diversos lugares, algunos cercanos y otros lejanos, o sea el azar). cuando acarician luminosos las frentes de mis hijas. Uno mira al espejo en mis ojos de un pardo más ocre que verdoso asomando enigmático por los párpados caídos de otro muerto que vive en mí hasta que la muerte nos separe. Los rituales finalmente le ganan la partida a ese juego de dados llamado azar. Para terminar quisiera hacer alusión nuevamente al poema Codicia: un hueco de luz amanecido ancla y en Luz : Sola./ No madre, no hija, no amante./ Artesana, camina entre las dudas./ Las certezas son del sol./ Con lágrimas, es de porcelana./ Cuidado con tocarla./ Se quiebra.// Agnóstica y maltrecha./ El vientre curtido de desgarros/ cuchilladas. Con estos dos poemas Carolina Zamudio nos pone frente a un doble espejo: El de la izquierda: es el espejo de la frágil condición humana, el que se quiebra en millones de partículas. 1. El de la derecha: es el insondable misterio de ser mujer en un universo que también se quiebra en cada respiración, en cada segundo; testigo mudo de la caída al vacío en que está suspendida esta especie que escribe poesía y que trata de sobrevivir agónicamente entre la belleza y el desamparo. ¿Cómo salir indemne después de esta lectura? Por otra parte, quisiera resaltar la traducción hecha por Rémy Durand; una traducción que he disfrutado tanto desde el punto de vista estético como intelectual; puesto que la voz de Carolina Zamudio encuentra su voz gemela en esta hermosa y emotiva traducción. Un gran honor leer a esta poeta tan cara a los colombianos. Recomiendo los siguientes documentos : Rituales del azar: h Presentación de Rituales del azar en Francia (2017): Pueden leer algunos de los poemas del libro Rituales del azar en la revista de poesía La raíz invertida: También recomiendo la entrevista que le hizo el escritor argentino Pablo Di Marco en la revista Libros y Letras:

miércoles, 19 de julio de 2017

FESTIVAL DE POESÍA DE CURTEA DE ARGES (RUMANIA) Julio 2017

FESTIVAL DE POESÍA DE CURTEA DE ARGES (RUMANIA) del 12 al 18 de julio 2017 Gracias al poeta y traductor rumano CRISTIAN SABAU por el trabajo de traducción que hizo de varios de mis poemas; dos de los cuales aparecen publicados en el diario de Curtea de Arges.

viernes, 7 de julio de 2017

PARA NOMBRAR LA MADRUGADA, DE FLAVIA FALQUEZ

Acabo de leer Para nombrar la madrugada (2017-EDR Editor Independiente) de la poeta colombo-española Flavia Falquez; lo hice dos veces, deteniéndome en sus imágenes, releyendo algunos versos, bebiendo el néctar dulce de sus palabras y escuchando el eco lejano de una cítara perdida en el confín de los tiempos. Este poemario se debate entre el olvido y la memoria. El olvido a veces se viste con la mortaja de Penélope, pero la misma Penélope le da vida nuevamente a través del tejido que hace con las palabras que invitan a una evocación permanente. Para nombrar la madrugada, es un libro que indaga en la ausencia; es una forma de conjurar el dolor inherente a la pérdida. De ahí que la evocación sea tan importante, a través de ella regresan los momentos y las personas que la poeta ha amado. A través de la evocación la poeta impide que las personas amadas desaparezcan de sus ojos, así algunas veces las busque “en cada baldosa/ de nuestra casa vacía”. Para nombrar la madrugada es también una forma de nombrar lo inasible; y lo hace a través de la sensualidad, de un erotismo que conoce la suavidad que da el tiempo y la sabiduría, la sapiencia del amor. Esa sapiencia que no nació ayer, ni en esta madrugada, sino que viene de lejos: “Los hombres nacemos con destino de estrella/condenados a ser el amor y su imagen./Sin embargo sabes que mi voz es la tuya y conservo tu cuerpo,/tan mío y tan ajeno,/único camino/ en el que siempre me pierdo/y al que regreso constante”. Y así a veces se sienta desterrada, sabe que el exilio no es por siempre ni definitivo; sabe que en algún recodo habrá de reencontrarse consigo misma y que será a través del poema que encontrará refugio: “Sin rumbo,/abandonada de los dioses y la luna,/caí sin mástiles ni amarras/en tu vieja trampa de sirena./Borracha de crepúsculos/y derrotada en la ternura, te volví poema/y me senté/en la línea de algún verso/sola/conmigo/a quererte”. El saudade, lejos de sumirla en el delirio, le ofrece el ancla que necesitaba para no seguir en el naufragio de los recuerdos y de las sombras. Los versos son leños encontrados en la infinitud del océano, gracias a ellos no sucumbe, no se ahoga; en cierta forma encuentra una especie de Edén, al menos el que ella anhela.

viernes, 30 de junio de 2017

HA MUERTO SIMONE VEIL, LA MUJER QUE DESPENALIZÓ EL ABORTO EN FRANCIA

Simone Veil (Francia, 1927-2017) El uso de la píldora y la legislación en pro del aborto en Francia se hizo de la mano de una gran defensora de los Derechos de la Mujer y gran defensora de los Derechos Humanos. Me refiero a Simone Veil (1927). De origen judío, Veil fue deportada a Auschwitz en marzo de 1944 y liberada en 1945; lo que tuvo que haberla marcado indeleblemente, tanto como ser humano en general, como mujer en particular. Por lo que no es raro que el tema de los Derechos Humanos, específicamente los de la mujer, hayan sido el baluarte de la lucha política que emprendió al terminar sus estudios de derecho y ciencias políticas. Bajo el gobierno de Giscard d’Estaing (1974-1981), ejerció el Ministerio de Salud, de la Seguridad Social y de la Familia, y en calidad de Ministra aprobó la distribución de la píldora anticonceptiva. Un año más tarde legisló a favor del aborto, lo que se conocería como la Ley Veil; lo cual generó una fuerte polémica entre la sociedad laica y la Iglesia católica. En 1979, fue nombrada Presidenta del Parlamento Europeo, siendo la primera mujer en acceder a dicho cargo; máxime que su elección se hizo por medio del sufragio universal. En 1993 regresó nuevamente al Ministerio de Salud y firmó un documento elaborado por médicos forenses y observadores de la Comunidad Europea, en el cual se denunciaba la violación de mujeres y niñas bosnias durante el conflicto de Bosnia-Herzegovina. En 1998 fue nombrada Miembro del Consejo Constitucional de Francia, título que ostentó hasta el 2007. En el 2005 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional, por el combate en pro de los derechos y de la dignidad del hombre y de la lucha de la mujer; presea que venía a sumarse a muchas otras que ya había ganado con anterioridad. Además, catorce universidades le han otorgado el Doctorado Honoris Causa. En el 2008 recibió el Premio Yuste, otorgado por la Fundación Academia Europea, por su defensa de los derechos de la mujer. Actualmente, es la presidenta honoraria de la Fundación para el Recuerdo del Holocausto, o de la Shoah, y desde el 2003 colabora con el Tribunal Penal Internacional. El 20 de noviembre de 2008 obtuvo el más grande galardón al que un ciudadano francés, o francófono, puede aspirar: fue elegida miembro de la Academia Francesa. Su último libro lleva un título bastante sugestivo: “Los hombres también se acuerdan”. Sin embargo, para que la Ley Veil fuese una realidad, primero tuvo que darse una lucha sin cuartel por parte de las mujeres, para que se les reconociese su derecho inalienable a decidir sobre su propio cuerpo. Por lo que es importante nombrar a Giselle Halimi (1927), de origen tunecino, hija de madre judía y de padre bereber. Autora de “La Kahina, Reina de los Bereberes”, gran conocedora del mundo, de la cultura y de la historia de este grupo étnico. Feminista, jurista, escritora. Amiga personal de François Mitterand (1916-1996). Representante de Francia ante la Unesco y fundadora de “Choisir la cause des femmes” (Escoger la causa de las mujeres), movimiento feminista que trabajó arduamente en pro de la legislación que hizo posible el reconocimiento del derecho al aborto en Francia. Desde sus inicios ha denunciado, igualmente, la violación de los Derechos Humanos en el Norte de África. El Movimiento buscaba básicamente lo siguiente: – “abrogación de la ley represiva de 1920 que condena el aborto. – defensa gratuita de las mujeres acusadas de aborto. – contracepción libre y gratuita. A partir de 1974, los objetivos del movimiento Choisir se amplían y abarcan el estatuto general de la mujer en la sociedad: -lucha contra la violación, las violencias físicas y morales y los esquemas culturales sexistas. -lucha por la igualdad profesional. -lucha por una mejor representación de la mujer en la vida pública (entre otras peticiones)”. [1] Simone de Beauvoir (1908-1986) era una de sus colaboradoras. Por lo que no es de extrañar que hubiera sido una de las trescientas cuarenta y tres mujeres que firmaron el manifiesto publicado en la prensa y que llevaba el nombre de “343 salopes”; lo que en español puede traducirse como puta, pero también como desalmada o sinvergüenza. Adjetivo que venía siendo utilizado por la sociedad francesa para designar a las mujeres sospechosas de haber abortado. “El 15 abril de 1971, en Francia, el Movimiento de Liberación Femenino (MLF) inauguraba una manera de hacer campaña por la conquista del derecho del aborto mediante una modalidad sumamente novedosa y superadora de las prácticas tradicionales, recreando lógicas de acción. Apareció entonces a doble página, en el periódico Le Monde, un manifiesto firmado por 343 mujeres que reconocían públicamente haber abortado. El mismo fue conocido bajo el nombre de las 343 Sinvergüenzas; en el cual periodistas, artistas, obreras, intelectuales, amas de casa, activistas, escritoras, entre otras tantas, salían de la esfera privada a partir de su pública reivindicación política. Hubo firmas de talla por su trayectoria que provocaron un fuerte impacto a esta estrategia de visibilidad: Simone de Beauvoir, Catherine Deneuve, Giselle Halimi, Jeanne Moreau, Marguerite Duras”. El texto era breve, pero contundente: “Un millón de mujeres abortan cada año en Francia. Ellas lo hacen en condiciones peligrosas a causa de la clandestinidad a la cual están condenadas, cuando esta operación, practicada bajo el control médico, es de las más simples. Se hace el silencio sobre este millón de mujeres. -Yo declaro ser una de ellas. -Yo declaro haber abortado. -De la misma manera que nosotras reclamamos el libre acceso a los medios anticonceptivos, reclamamos el aborto libre”.[2] La lucha por la legalización del aborto tuvo como abanderada a otra gran feminista: Betty Friedan (1921-2006). Nacida en Estados Unidos, en el seno de una familia judía, bastante convencional. Asistió a la universidad y obtuvo el título de psicóloga. Trabajó luego como reportera en diferentes diarios y revistas; y en 1952, embarazada de su segundo hijo, es despedida del trabajo. Este acto, que debió sentir como un gran atropello, fue el detonante de la labor que emprendería por el resto de su vida: la lucha por las reivindicaciones de la mujer. En 1963 publicó su primer libro: La mística de la feminidad (Premio Pulitzer 1964), habiendo vendido tres millones de ejemplares; lo que lo convirtió en uno de los bestsellers más exitosos de todos los tiempos. Este libro representaba para la mujer de clase media de los Estados Unidos lo que El Segundo Sexo (1949) de Simone de Beauvoir había representado años antes en la sociedad francesa. Betty Friedan, abogó por los derechos laborales de las mujeres, entre ellos el obligar a las aerolíneas a aceptar como azafatas a mujeres mayores de 32 años, sin importar su condición civil. El 26 de agosto de 1970 presidió una marcha, que no sólo conmemoraba los cincuenta años del sufragio femenino, sino que tenía como objetivo principal la exigencia del “aborto gratis e inmediato”, la cual congregó a cerca de 50.000 mujeres. [1] “Choisir la cause des femmes”. [2] Las 343 sinverguenzas. Bellucci, Mabel. ———————————- Acerca de este artículo: La reseña “El aborto y el manifiesto de 343 salopes francesas” hace parte del libro “¡Cuidado! Escritoras a la vista…“ (Be Ediciones, Manizales, 2009) de la escritora Berta Lucía Estrada. Este libro ha sido recientemente incluido por la Universidad Nacional de Colombia en su Biblioteca virtual; pueden leer en el siguiente vínculo:

miércoles, 28 de junio de 2017

El cumpleaños de Aracne y otros cuentos

El cumpleaños de Aracne y otros cuentos, de Sial Pigmalión (Madrid 2017) es un hermoso proyecto de cuentos infantiles escritos al alimón, no a dos manos sino a siete; veamos: José Revelo Revelo, Socorro Soco Mármol Brís, Carlos Orlando Pardo, Fermín Fernández Belloso, Ondina Zea, Laura Hernández Muñoz y Ángeles Cantalapiedra. En él encontramos siete cuentos en los que cada autor tiene su parte de autoría; y lo que es importante de anotar es que las historias nunca pierden ilación ni el tono ni el estilo decaen. Son narraciones que si bien están escritas pensando en un público infantil denotan un gran respeto por los lectores a los que van destinadas; y si digo ésto es precisamente pensando que no todos los autores que escriben libros mal llamado "infantiles" tienen en cuenta a la hora de construir el discurso narrativo, puesto que a veces suelen creer que escribir para niños es algo fácil y que pueden salir con cualquier historia. Es el caso de Los gnomos de Gnu, de Umberto Eco, un autor que respeto y admiro, pero este libro denota su desconocimiento de la literatura infantil. Eco quizo escribir un cuento que tratase de fomentar el respeto por el planeta tierra, y aunque la idea es buena la narración es bastante floja y obvia. Felicidades a los autores, espero que sigan con este proyecto polifónico.

martes, 27 de junio de 2017

“Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres”

Iglesia de San Sebaldo (Nuremberg-Alemania) “Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres” (frase leída en la iglesia de San Sebaldo) El 7 de agosto de 2013 tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Nuremberg (Alemania), y la visita a su iglesia de San Sebaldo me sumió en una reflexión profunda sobre la guerra y la paz. Pero no sólo por lo que la iglesia en cuestión representa, surgir como ave fénix de las cenizas, sino por el proceso de paz que Colombia, en cabeza de Juan Manuel Santos, ha construido en estos años y que hoy, martes 27 de junio de 2017 culmina con la entrega de las armas de las FARC. En esa visita pensé inevitablemente en sus detractores, en sus enemigos, en esas fuerzas ocultas que no quieren que nada cambie, porque eso va en contra de sus intereses de clase, en contra de sus intereses políticos, en contra de sus propios intereses de tenencia de tierra, intereses cuasi feudales. Y por supuesto pensé en esa sombra siniestra que es Uribe, pensé en sus gritos y en su llamado al odio, en la apología que hace día a día de la violencia, en la caricatura en la que se convierte cada vez que vocifera como un energúmeno; seguido por el eco de sus fanáticos seguidores, que a veces son sólo secuaces de intenciones oscuras que tratan a todo precio de ensombrecer el horizonte que los colombianos de bien tratamos de construir a lo largo de nuestra vida. Uribe no me representa. Nunca me ha representado. Nunca voté por él, ni nunca lo haría. Me niego a aceptar que su cólera nos conduzca al cadalso, a la muerte, a la guerra perpetua a la que pretendió jugar cuando quiso reelegirse para un tercer mandato, con el secreto a voces de declararle la guerra a Chávez; sólo por su deseo de jugar con soldaditos de plomo, queriendo olvidar que ni son soldaditos ni son de plomo, queriendo ignorar que ya no tiene la edad para jugar a bravuconadas, queriendo ignorar que el hacerlo solo lo empequeñece ante los ojos de la historia. Y si hablo de todo ésto, es porque la iglesia de San Sebaldo, a la que hago mención, supo convertirse en un lugar de reflexión y de denuncia de lo que es la guerra y del llamado horroroso de personajes como Hitler y sus secuaces, algunos de los cuales estaban escondidos en las entrañas mismas de la Iglesia; tal y como ha sucedido muchas veces en Colombia en estos cincuenta años de crímenes abyectos de la extrema derecha, y de los oscuros personajes que se han lucrado de la guerra, entre ellos las cabezas de las FARC o del ELN, pero también de los paramilitares y de algunos militares que creen que la guerra es la única forma de ejercer su trabajo. La iglesia de San Sebaldo (1215), un monumento para la paz (Nuremberg) * 20 de abril de 1945 Las armas guardan silencio. Nuremberg caída y sumida en el horror de una guerra que nadie había imaginado… Despedazadas, horadadas y vacías, las torres de San Sebaldo se elevan hacia el cielo. Iglesia y Estado bajo el manto de una paz engañosa. La semilla de la violencia fue sembrada y germinó en los espíritus y corazones de mucha gente. El desierto de ruinas de la ciudad se extiende casi hasta el infinito. Pero uno de los tejados ya ha sido reconstruido; no hay duda, los demás lo imitarán. Paz… Pero ¿Qué significa? Acaso que se puede deambular por las ruinas sin tener miedo a las bombas? ¿Acaso significa que el sol calienta a los hombres y a las piedras como si nada hubiera pasado? ¿Acaso significa que el horror ya comienza a ser pasado? La casa de dios se convirtió en su propio sepulcro. He aquí los altares destruidos y la cultura de varios siglos pisoteada. Las campanas han sido destruidas, fundidas. Como mucha gente, San Sebaldo se ha quedado sin voz. En el verano de 1945, cuando se conocieron los crímenes horribles de los Nazis, las palabras se atoraron en el fondo de su garganta. ¿Acaso las guerras son al mismo tiempo una forma de pagar deudas? Los habitantes de la ciudad vieja se niegan a abandonar la casa de dios, limpian los escombros, despejan las calles adyacentes. Una tímida esperanza cubre el cielo, mientras que la primera barraca aparece en la nave lateral norte, destruida en el bombardeo. ¿Acaso no sería mejor demolerla por completo? Las heridas… ¿Acaso el portal de los novios será de nuevo testigo de la felicidad de un nuevo matrimonio? Esfuerzos increíbles para que la reconstrucción de la iglesia de San Sebaldo no se detenga, el andamio no deja de crecer. La iglesia de San Sebaldo es una construcción viva. Al fin, en 1954, nueve años después de la guerra, la armazón del techo de la iglesia de San Sebaldo ha sido terminada; todavía faltan tres años para la nueva consagración, pero ¡qué felicidad! La primera misa es una sensación de cobijo. En la nave central, amurallada, está la gente turbada por la guerra, marcada por el sufrimiento; no sólo busca lo que representó, sino lo que queda de ella. Los primeros trabajos de reconstrucción fueron más bien ineficaces. Los muertos no resucitan, ni siquiera cuando se lavan los cadáveres. *Estas frases acompañan una serie de fotos que van desde la multitud que aclama a Hitler, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, hasta la foto del 17 de diciembre de 1992 que muestra a otra multitud, 100.000 personas con velas encendidas, que clama porque el horror no vuelva a repetirse nunca. Las frases son una traducción libre que he hecho del francés al español.

viernes, 23 de junio de 2017

VIRGO POTENS, DE MA. SOCORRO MÁRMOL; UNA REESCRITURA DE LA PICARESCA ESPAÑOLA

Conocí personalmente a Ma. Socorro Mármol Brís (España) en la pasada Feria del Libro de Madrid; se me acercó entusiasmada después de haberme oído hablar sobre el tema Mujer y Literatura a la que había sido invitada por Basilio Rodríguez Cañada, Presidente de Sial Pigmalion, y por Carlos Orlando Pardo, presidente de Pijao Editores; me la presentó Carlos Pardo Viña, y ella me preguntó si podía obsequiarme su libro Virgo Potens (Grupo Editorial Sial Pigmalión-Madrid 2016, 247 páginas). Pues bien, acabo de leerlo y me ha dejado una muy grata impresión. No sólo es una obra muy bien escrita sino que me hizo remontarme en el tiempo y creer que estaba leyendo una obra de la picaresca; ese género que surgió en el Siglo de Oro Español. El lenguaje de Ma. Socorro Mármol Brís hace gala de una gran riqueza; pocas veces emulada por los autores contemporáneos. También refleja el lenguaje local de su tierra natal, Sierra Mágina, a tal punto que a veces creía que el castellano que leía era de otros tiempos, como el del Lazarillo de Tormes, o el mundo de un Guzmán de Alfarache. Precisamente uno de sus personajes, Torcuatillo el Cojo, me hizo rememorar al Lazarillo; así como la sociedad en la que se mueve, los contrastes socioeconómicos, la vida de los renegados, de los desarrapados, de los olvidados por esa otra clase que se cree superior y que en vez de mejorar el modus vivendi del pueblo, que supuestamente protege, profundiza aun más en las infinitas argucias que pone sobre la mesa para que las diferencias sociales existan, puesto que sin ellas muchos de sus privilegios de clase –léase casta- desaparecerían irremediablemente. Para ello necesita apoyarse en los pilares de la sociedad patriarcal, veamos: El cura, en representación de la Iglesia, el juez, en representación de un supuesto Estado de Derecho, y el abogado, que aunque pertenece a una clase privilegiada trata infructuosamente de proteger a los desvalidos. El mundo turbio en el que se cruzan los ricos del pueblo con la clase mal llamada popular y con los que están en lo más bajo de la pirámide social -me refiero a las prostitutas y a los renegados por sus orígenes non sanctos, tal y como sucede en la picaresca- está contado en primera persona, otra de las características del género en cuestión. El relato es más bien el retrato de la vida de un pequeño villorrio devenido en infierno grande. Allí vemos desfilar retazos de la historia española, ya no del siglo XVI sino del XX; me refiero a la Guerra Civil Española y a los temibles años que siguieron a la más larga dictadura europea, la de Franco; y todo ésto a través de los ojos impertérritos de una niña, Ginesa, a la que aún no la ha visitado la menarquia; aunque a veces su relato se mezcla con los recuerdos que tiene en su etapa adulta y en la que trata de exorcizar los demonios que la acosan desde esa infancia en que debía esconderse cada vez que escuchaba las peleas descomunales de sus padres o cuando escapaba de los castigos inclementes de una madre para la que sólo contaban sus muertos; mientras que su padre, abogado de profesión, se mece en la desazón de un amor prohibido; me refiero a la relación abierta que sostiene con la hetaira más hermosa e hidalga del pueblo. Otra de las narradoras es Violante, la mujer, ya hecha adulta, desea a toda costa ser escritora, pero para ello necesita de la ayuda de la otra amiga, Salomoncica, narradora oral por excelencia. Al final cada una de ellas necesitará de la presencia de Torcuatillo el Cojo, al menos de lo que queda de su presencia, para armar el rompecabezas de sus vidas y de la vida del pueblo. Y si hablo de hidalga, en el sentido que le da la RAE, o sea, una persona “generosa, noble, valiente”, es porque en suma Virgo Potens es ante todo una novela que ensalza a la mujer. Es una novela feminista en el sentido más contemporáneo del término. Las mujeres no son sólo las protagonistas del relato sino que son los personajes que verdaderamente salen avante de todos los contratiempos que los hombres -supuestamente “probos”, y a los que ya se había hecho alusión, como son el cura y el juez- les habían sembrado en el camino arduo y difícil que tendrán que recorrer; no para que triunfen sino para destruirlas. Con la diferencia que ellas sobreviven así crean que han fracasado en el intento. Sólo al final se dan cuenta que no, que sus vidas no son un fracaso y que están allí no sólo como testigos de un oprobio sin nombre sino para contarlo; y así, de una forma o de otra, lograr recuperar la decencia que creían sepultada en el pasado. Pero sobre todo evitan que el olvido reine y que la memoria se imponga por encima del dolor, del sufrimiento y de la bajeza humana. En otras palabras recuperan la memoria que todo pueblo debe tener para poder comprender el presente y poder proyectarse a un futuro; puesto que ellas finalmente entienden que es la memoria histórica la que logra redimir a los pueblos y por ende a los hombres y mujeres que lo conforman. Virgo Potens también es una novela que me hizo pensar todo el tiempo en La amiga estupenda de Elena Ferrante; con la diferencia que en la novela de Mármol Brís no son dos amigas sino tres y además hay una presencia masculina, Torcuatillo el Cojo, con el que conforman un extraño cuarteto donde no es la música la que va a hacer bailar sus vidas sino el desamparo y la tragedia. Ese cuarto integrante, por muy disparatado que parezca, es una de las figuras principales -léase columna vertebral- de esa amistad que nada ni nadie podrá destruir, ni siquiera la muerte. Por último quisiera hacer un breve análisis comparativo entre Virgo Potens, de Ma. Sócorro Mármol Brís, con La amiga estupenda, de Elena Ferrante, teniendo en cuenta que las dos obras hurgan en el mundo secreto de las mujeres. Me refiero a la menstruación, al abuso sexual, al machismo o la misoginia; pero sobre todo la diferencia en la educación impartida a hombres y mujeres. Estas dos obras bucean en la intimidad de la mujer; en ese universo femenino que ningún hombre podrá vislumbrar por razones evidentes. Así que si les interesa conocer un poco más sobre nuestra psiquis y sobre nuestra forma de ver y sentir el mundo, la familia, los vecinos, el primer amor o las primeras caricias –entre muchos otros aspectos- deberían leer estas dos obras. Otra de las características que vale la pena resaltar es que los dos libros son un registro de los cambios que sufrieron España e Italia después de la 2a Guerra Mundial. La amiga estupenda, de Elena Ferrante, es el libro que Daniel Pennac le obsequia a todos sus amigos y debo confesar que no lo leí con el mismo entusiasmo que lo anima. Es más, no me produjo ni frío ni calor, una especie de aletargamiento más bien. Y aunque La amiga estupenda es una obra muy bien escrita, la verdad es que no me sedujo para nada, incluso me aburrió, no veía la hora de terminar su lectura. Me parece una obra más decimonónica que del siglo XXI. En cambio Virgo Potens es una novela que me sedujo, que me interpeló, que mueve montañas, y cuya lectura no me dejó indemne. No dudo en afirmar que Virgo Potens es una lectura que debería ser hacerse en los cursos de literatura de colegios y universidades; sin olvidar el excelente curso de español que su autora nos brinda; por lo que no dudo en afirmar que considero a Ma. Socorro Mármol Brís una narradora no sólo excelente sino muy superior a Elena Ferrante. Por último quisiera resaltar que Virgo Potens es un soberbio homenaje a esa gran mujer que fue Minerva Mirabal (República Dominicana 1926-1960); otra razón más para recomendar su lectura. ____________________ Adenda 1: Y no, definitivamente La amiga estupenda no es un libro que pueda ser catalogado como realismo mágico; lo digo porque algunos críticos literarios han hecho ese comentario, algo que a mi modo de ver es completamente disparatado. Y por supuesto que en el caso de Virgo Potens tampoco podría hablarse de realismo mágico, sino como una reescritura de la novela picaresca española; tal y como lo había explicado al inicio de esta reseña. Adenda 2: Para que se hagan una idea del lenguaje de Ma. Socorro Mármol Brís aquí les dejo este enlace; espero que lo disfruten: http://www.publicatuslibros.com/autor/info/maria-socorro-marmol-bris/