LA LITERATURA ME HA HECHO LIBRE
El oficio de leer y de escribir es la razón primordial de mi existencia como ser humano. Debo decir que si bien no me considero ni poeta ni escritora en el sentido literal de la palabra si me considero una muy buena lectora; y si hubiese que decir algo más sobre mi oficio diría que soy crítica literaria.
Hace más de cincuenta años que escribo y básicamente lo he hecho en la modalidad de ensayo. He escrito más de 300 artículos, reseñas de libros y ensayos; algunos de ellos regulares y otros que considero que son buenos.
Tengo el privilegio de ser publicada en revistas nacionales e internacionales e incluso algunos de mis ensayos literarios han sido publicados en libros de UNIOESTE (Universidade Estadual Do Oeste Do Paraná – Cascavel, Brasil); y eso en varias oportunidades. Y nunca me han exigido absolutamente nada. Sólo me piden un ensayo y luego lo publican. No recibo dinero a cambio; nunca me han pagado por un ensayo publicado.
Y si escribo ésto es porque en el día de hoy recibí una carta de una revista en la que se me solicitaba una reseña para un libro determinado y la petición venía acompañada de un documento de 4 páginas y de 1774 palabras; mientras que la reseña requerida exigía un mínimo de 1000 palabras y un máximo de 1500.
Entiendo que las líneas editoriales existen; sólo que en este caso son demasiado restrictivas y con directrices claras que exigen ser acatadas. Dicho documento es, en realidad, un manual sobre cómo escribir una reseña para que la revista la publique. Posiblemente ese minicurso pueda servirle a alguien que nunca ha escrito una reseña literaria y mucho menos un ensayo; aunque yo no hubiese querido que en la universidad me exigieran trabajos bajo las premisas de la revista a la que hago alusión.
Yo leo por placer estético, intelectual y límbico; es una necesidad igual a respirar, comer o caminar. No lo hago por condicionamientos exteriores; sólo lo hago porque yo misma necesito de los libros para poder vivir. Y si luego escribo una breve reseña -o un ensayo largo sobre un libro determinado- es porque me surge la necesidad de dialogar con el libro; así penetro en su esencia y al hacerlo ejerzo el oficio de cirujana. La pluma me sirve de escalpelo para cortar el texto en infinitas capas y luego armarlas como un rompecabezas en el texto que yo construyo a partir de la lectura -o lecturas- para poder entenderla y asimilarla lectura.
Por último, les dejo dos reflexiones que publiqué hace varios años sobre el oficio de escribir y sobre la libertad que me ha otorgado la literatura:
https://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/el-oficio-de-escritor
https://blogs.elespectador.com/cultura/el-hilo-de-ariadna/la-literatura-me-ha-hecho-libre
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